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Cultura

La campaña de Loewe recupera el debate sobre publiclitar o polemizar

No es la primera vez que vemos a una marca de moda poniendo patas arriba los mentideros publicitarios y, de paso, dando de qué hablar al resto del gallinero. Hace escasos cuatro meses, Benetton volvía a levantar ampollas con una serie de fotomontajes en las que líderes políticos y religiosos aparecían besándose en enormes pancartas publicitarias.

Era la enésima vez que la marca italiana despertaba las pasiones más bajas -para bien o para mal- y ponía la palabra Benetton en tertulias políticas, publicaciones especializadas y en los corrillos de la calle. Pero, ¿en cuánto aumentaron las ventas de Benetton después de esa campaña? Seguramente esa cifra no varió. De hecho, ninguno de esos carteles mostraba una sola prenda de la colección de Benetton.

Aunque ambos casos presentan considerables diferencias, la semana pasada Loewe lanzaba su última campaña con similar impacto. La mítica marca española ha usado como imagen a un grupo de jóvenes que vendrían a representar algo así como la “juventud vanguardista madrileña”, la semilla de los protagonistas de La Movida.

La razón -en principio- es un cambio de público objetivo de la marca, que quiere enfocar su concepto corporativo hacia un target más joven. Que Loewe haya escogido el momento en la historia con más paro juvenil en España para redirigir su marca hacia ese público ha despertado la ira de muchos, que han encontrado la campaña como una provocación y una falta de respeto absoluto.

Pero ¿no ha conseguido Loewe finalmente estar en boca de todos durante una semana? La respuesta, sin ningún tipo de duda, es afirmativa. Sobre todo, en boca de aquellos a los que les va a costar mucho tiempo ahorrar para comprar cualquiera de los productos que fabrica la marca madrileña. Veremos cómo afecta esta polémica paradoja las ventas de la marca en los próximos meses.

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