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Cultura

El Teatro Español abre sus puertas para mostrar todos sus secretos

El Teatro Español, que cumplirá 430 años desde su primera representación en septiembre de 2013, organizará visitas guiadas para mostrar "las tripas y las costillas de este templo del teatro", según ha anunciado Fernando Villalonga, delegado madrileño de las artes, este martes.

Las visitas comenzarán el 15 de septiembre, dos días después de la presentación de la nueva temporada. Estas actividades forman parte de la apertura que la nueva dirección de las Artes Escénicas madrileñas, en manos de Natalio Grueso, quiere imprimir al que define como "el espacio teatral más importante del mundo".

Viaje por la historia del teatro

Villalonga, Grueso y Justo Benito, arquitecto conservador del edificio, han adelantado a los medios de comunicación el itinerario que seguirán aquellos que se animen a conocer los entresijos del Teatro Español. Tras atravesar las puertas principales, que permanecerán abiertas el mayor tiempo posible para informar de toda la programación teatral madrileña, los visitantes accederán al escenario para iniciar el recorrido.

Pisarán un escenario que se alza en el mismo lugar donde se realizó la primera representación, el 21 de septiembre de 1583, a la que siguieron a lo largo de los siglos obras de Cervantes, Quevedo y Lope de Vega, entre otros. Sin bajar de la tarima, verán cómo se levanta el telón y aparece la magnífica sala, iluminada por una gran lámpara de cristal, copia de la que se destruyó en el incendio de 1975.

Durante la visita, se explicará a los asistentes la historia del Español, que los primeros 160 años fue un corral de comedias, que se cubrió en 1745 como "Coliseo del Príncipe", que un primer incendio lo destruyó en 1802 y que, tras su reconstrucción, durante el siglo XIX y hasta 1895, fue adquiriendo su actual configuración. Sabrán, aunque quizás no comprenderán, que tras el incendio de 1975, que destruyó el escenario y la cubierta, estuvo dos años abandonado y a la intemperie y fue incluso saqueado.

Del escenario subirán a los telares, donde trabajan los tramoyistas para mover los "cortes" y los "trastos" durante las representaciones, la mayor parte a pulso, ya que los mecanismos de este teatro son manuales y contrapesados. Pasarán a continuación por la galería de arriba, actualmente sin butacas y usada sólo por los técnicos, y llegarán hasta el "paraíso", ocupado en parte por una cabina de proyección de los años 1980, justo encima de la cual estaba el "palco de censores" o "sala de los curillas", hoy clausurada, desde la que los sacerdotes vigilaban la corrección de las obras.

Allí, desde el fondo y lo alto de la sala, podrán observar las cuatro plantas de palcos italianos que, junto a la proporción "sutil" de todo el teatro, según el arquitecto conservador del edificio, son responsables de la "perfecta" acústica de la que se puede disfrutar desde cualquiera de las 740 localidades. Sobre el escenario, a la derecha, encontrarán más tarde el Palco del Rey, del que Alfonso XIII hizo un uso "intensivo", según el arquitecto, y una sala y un ascensor privados para entrar y salir discretamente.

Enfrente, después de recorrer los vestíbulos y el llamado Salón de Té, que conserva un curioso reloj-montaplatos, conectado con el ambigú de la planta inferior, llegarán al Palco del Alcalde, que dispone de una sala contigua más grande aunque menos reservada. Será entonces el momento de visitar el "Parnasillo", una antigua sala de ensayos, en la que trabajaron Valle Inclán o García Lorca, recuperada ahora para recibir a los invitados, amueblada con enseres de la primera mitad del siglo XX y una alfombra de la Real Fábrica de Tapices, tras décadas destinada a almacén.

Camino de la salida, por el edificio nuevo, los visitantes verán los camerinos y la "Sala Pequeña", que se puede configurar de diferentes maneras con hasta 120 butacas desmontables.

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