Quantcast

Cultura

Stanley Payne: "La historia de España es la más distorsionada de Occidente"

El hispanista Stanley Payne en una imagen de archivo.

Muchos lo tildan de conservador, incluso de estar escorado hacia la derecha. Él, insiste, se dedica a estudiar la historia. Es la materia prima. Así comienza esta conversación con el hispanista Stanley G. Payne, catedrático emérito de Historia en la Universidad de Wisconsin-Madison y autor de una veintena de libros sobre la historia de España y Europa contemporánea, el más reciente En defensa de España: desmontando mitos y leyendas negras, que obtuvo el pasado 15 de septiembre el premio Espasa 2017. En sus páginas, Payne asegura que "España es el único país occidental, y probablemente del mundo, en el que una parte considerable de sus escritores, políticos y activistas niegan la existencia misma del país, declarando que la nación española sencillamente no existe".

A lo largo de estas páginas, Stanley G. Payne explica la evolución de España y, con ella, la de los mitos, estereotipos y leyendas que se han formado a través del tiempo. Son muchos y muy variados, aunque si alguno de ellos ha contribuido a deformar la imagen de España en el exterior y en el interior ha sido la "leyenda negra" del siglo XVI. Las imágenes negativas sobre España, que se prolongan desde el siglo XVI hasta el XX, tienen en común "el cliché, la simplificación, el reduccionismo y el maniqueísmo, con un escaso interés por la diversidad del país, no solo en lo tocante a su estructura territorial, sino también a sus diversos valores", plantea el historiador.

"España es el único país occidental en el que una parte considerable de sus escritores y políticos niegan la existencia misma del país"

"Este libro no es una historia, sino una interpretación sobre ella", asegura Payne, quien asegura además que "la historia de España es la más distorsionada de Occidente". Payne se ha dedicado a estudiar la de España desde los años cincuenta, trayectoria en la que se inscriben sus libros La Guerra Civil EspañolaEl colapso de la República¿Por qué la República perdió la guerra?Franco. Biografía personal y política (con Jesús Palacios) o El camino al 18 de julio. Es miembro de la American Academy of Arts and Sciences y correspondiente de las RR. AA. de Historia y Ciencias Morales y Políticas de España. 

La Historia de España "se ha descrito y definido a partir de conceptos inusitadamente controvertidos: reino bárbaro decadente, conquista oriental, paraíso multicultural, guerra divina, Reconquista, Inquisición, primer imperio mundial, decadencia profunda, leyenda negra", asegura.  Algunas de estas descripciones "son tópicos esencialmente falsos", pero la mayor parte se refiere a procesos o logros históricos enormemente complejos que suscitan polémicas y requieren mucha matización e interpretación.

Algunas de estas descripciones "son tópicos esencialmente falsos", pero la mayor parte se refiere a procesos complejos que suscitan polémicas

Para arrojar luz sobre muchos de estos episodios, el ensayo de Payne comienza en hechos fundacionales, su existencia previa al Imperio Romano o el llamado el Al-Ándalus y proceso de Reconquista -uno de los más prolíficos en lo que a mitos supone-, pasando por el imperio de Ultramar y la llamada Edad de Oro a mediados del siglo XVII hasta su decadencia a partir del siglo XVIII con las tres guerras que marcaron el ocaso histórico.  La revisión se extiende a lo largo del siglo XX y llega hasta el XXI, uno de los periodos donde Payne identifica mayor dificultad para relacionarse con su historia reciente. 

En los últimos 200 años, España no para de 'contraer' mitos. ¿Por qué España tiene tantos problemas para obtener una imagen objetiva de sí misma?

Los problemas de los españoles para conseguir una imagen propia es más reciente, proviene del siglo XIX. El proceso histórico de creación de esos llamados mitos que menciona viene desde muy lejos. Tiene que ver con las dificultades y frustraciones de la modernización. España no ha podido enfrentarse con los problemas modernos que surgen a raíz de la desaparición del viejo imperio. Ha influido el proceso de cambio universal,  en el que predomina una aprehensión a la historia. Se trata de una visión victimista, que culpa a la historia. Un discurso que crea malvados y victimarios. Eso ha hecho más estragos en España que en otros países. 

¿Por qué? ¿Quiénes han puesto en marcha ese discurso?

Ha sido un arma política de la izquierda y la extrema izquierda. Eso ha creado unos efectos directa en la forma que tienen los españoles de concebirse, aunque insisto en que forma parte de un fenómeno global. 

¿De dónde proviene la dificultad de concebir España como unidad? ¿Cuándo se expresa históricamente de forma más clara?

En el caso de España hay que buscar en las dificultades para afrontar la modernización del siglo XIX, uno de ellos, el tema de la unidad. Hay que decir otra cosa: influyen las consecuencias de la dictadura de Franco, que afectó la propia noción de lo regional.

En el caso de los nacionalismos, ¿cuánto tuvo que ver el franquismo y cuánto el proceso de autnomías?

El franquismo se identificó con el nacionalismo español. Eso, por una parte genera consecuencias en la expresión de lo regional. A eso se suma el desmoronamiento de un discurso nacional por otro europeísta, que coincide dentro con la aparición de la UE. En ese proceso, expresiones como Escocia, Gran Bretaña, el Norte de Italia o Flandes, Bélgica, es una tendencia general. No es una peculariadidad española. Forma parte de una tendencia general.

¿El secesionismo catalán se debe leer en esa clave? ¿O se trata de un tema anterior?

La idea política catalana viene de lejos, del siglo XIX pero el primer movimiento importante catalanista no era anti-español. Se concebían como un ente autónomo dentro de España. 

¿Por qué la versión más virulenta del independentismo estalla ahora? ¿Esa épica del agravio de dónde nace?

De la clase política en Cataluña, que busca ganar más poder con eso. Eso se ha alentado incluso por parte del gobierno español, concretamente el de José Luis Rodríguez Zapatero. Eso sirvió de acicate para estimular. 

Dice usted que España es de los pocos países de Occidente donde sus intelectuales y líderes niega su existencia. ¿Por qué da usted un paso al frente con este libro?

Es importante explicar bien qué me propongo. No planteo un libro polémico, aunque el título lo parezca. Lo que intento es iluminar los sucesos más importantes que se han utilizado para interpretar la historia de España. En estas páginas hablo muy poco de Cataluña, no es el tema principal, pero al final hemos terminado por creer algunos mal entendidos. Hay títulos muy anodinos en el tratamiento de la historia de España y una interpretación seria de la historia de España, que es lo que pretende revisar este libro. 

¿Qué paradoja plantea el papel del hispanista? ¡España necesita la mirada de otro para explicarse?

Hay un cierto complejo en la élite cultural. Es verdad que el siglo XX es muy complejo y el papel de los hispanistas colaboró con el esclarecimiento del franquismo como periodo. Sin embargo, desde hace 40 años, a partir de la Transición, España se ha asumido. No ha necesitado la mirada extranjera salvo en su talón de Aquiles. La reconstrucción tras el franquismo utilizó algunas concesiones que resultaron excesivas y me refiero a la cesión de derechos y atribuciones regionales. Eso es la consecuencia de una historia política muy complicada. Durante la Transición, el gobierno de Adolfo Suárez se comportó de una manera entreguista a la Izquierda. Fue un logro, claro, pero también su talón de Aquiles.

Atribuye como talón de Aquiles qué exactamente. Señala a la izquierda, ¿por qué?

El Partido Socialista, especialmente el de Zapatero, cometió errores y fue excesivo en esas concesiones. 

¿Está de acuerdo con la tesis que sostiene Elvira Roca-Barea en Imperiofobia acerca de la baja autoestima española?

Es una consecuencia y la sufren los países dominantes en ciertas época. Eso es cierto. Pero también hay que decir que durante mucho tiempo en España se rechazaron esas ideas. Sin embargo, comenzaron a permear y reproducirse esas ideas, y eso ocurre en buena medida durante el siglo XIX, e insisto, por los problemas de España para resolver los problemas que debió afrontar con los procesos de modernización. 

Ya no se pueden votar ni publicar comentarios en este artículo.