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Cultura

Sónar Barcelona, el festival más 'cool' de España nos hace llorar

Sónar de día el viernes por la tarde en la Fira de Montjuïc

- La cerveza son cuatro euros.

- Ah, pero cuatro euros el medio litro, ¿no?

- Cuatro euros lo que ves. Ese vaso de plástico.

Y los pagas. ¿Qué vas a hacer? Ya estás dentro, ahora no puedes echarte atrás, aunque rápido vas a ver que los precios de Sónar no están pensados para la juventud española, atacada por el empobrecimiento. Son precios para extranjeros, el target al que se dirige casi todo en Barcelona. Una vez superado el segundo shock de la noche tras la humillación futbolística que Holanda infringió a España, caes en la cuenta de que te vas a hinchar a agua del grifo de L'Hospitalet, y también de que te lo vas a pasar genial. Porque el Sónar es un lugar de sueños realizables. Aquí se puede, en apenas dos jornadas, ver a un conjunto de artistas que no suelen prodigarse por España, desde luego no por la meseta. Para muchos, Barcelona es su única parada en nuestro país, por lo que era ahora o nunca el momento de verlos.

Se habla de más de 100.000 personas que han acudido este año a los distintos recintos del festival. El poder de atracción de la marca Sónar Barcelona es incomparable

Convertido en una potentísima marca reconocida en todo el mundo (21 años lo contemplan) Sónar se permite cobrar 80 euros a los asistentes de la noche y 55 a los que vayan por la tarde. Quien ha decidido a última hora que va a acudir cierra los ojos, traga saliva y paga. Pero luego todo el mundo conviene: la organización es inmejorable, la experiencia merece la pena. En primer lugar, por la variedad. Además de un lugar de fiesta sin freno, también es un espacio que da cabida a propuestas menos ruidosas y amparadas por la tranquilidad que da la luz del día. Como el delicioso pop de los de los daneses Who Made Who el sábado por la tarde en el recinto de Montjuïc. O el espectáculo visual de Plastikman (alter ego del DJ canadiense Richie Hawtin) que siempre guarda lo mejor de sí mismo para darlo en Barcelona, y fue la gran atracción del jueves con un show similar al que ya presentó en noviembre en el museo Guggenheim de Nueva York. Hawtin-Plastikman se ha hecho un hombre aquí, y ha acudido a 20 de las 21 ediciones del evento. En la que no actuaba, se perdió entre la gente para saltar y disfrutar como un raver más.

Por cierto, el debut español en el mundial fue según Efe el momento elegido por el presidente de la Generalitat, Artur Mas, para acudir al recinto Gran Via 2 y presenciar la actuación de los noruegos Royksopp y la sueca Robyn, una de las más esperadas por este periodista y aficionado a la música, pero que tuvo mala suerte con los horarios.

Massive Attack y la política

Para el sábado, sobre todos los demás sobresalía el nombre de Massive Attack. El conjunto de Bristol irrumpió en la escena musical en un lejanísimo 1991 con su album 'Blue lines', considerado el inicio de un estilo acuñado como 'trip hop' que los ingleses han cultivado con más o menos éxito durante 20 años. Durante varios momentos del espectáculo, el grupo escogió una serie de mensajes de carácter político que habían sido seleccionados especialmente para la ocasión, como demostraba el hecho de que estuvieran escritos en catalán. Titulares de prensa, ideas cuya interpretación quedaba al albur de quien las leyera. Algunas de ellos, tal vez subliminalmente hablaban del 'proceso soberanista': "Confia en la gent, estem anant pel bon camí".

Sin embargo, nada fue tan glorioso como escuchar los dos temas más sobrecogedores del conjunto británico, aquellos que dos décadas después siguen estremeciendo a la gente cuando suenan: 'Teardrop' y 'Unfinished simpathy'. Cantados en versión oscura, para nada alegre y festiva, una revisión de estos clásicos que añadió más dramatismo, más épica a su actuación hasta casi hacernos llorar de emoción.

La gran confirmación fueron los británicos Rudimental, banda casi desconocida hace un año que ahora es una referencia en el sonido UK exportable al mundo

Tras un descanso para comer algo y descansar la espalda agarrotada por el baile, llego uno de los grandes momentos de la noche de la mano de otro conjunto inglés llamado Rudimental. Aunque su nombre no decía nada hace 12 meses, el ascenso de este grupo ha sido meteórico, al alcanzar en 2013 el número 1 de los discos más vendidos en Reino Unido, lo que siempre anticipa un éxito en todo el mundo dado el poderío de la industria musical británica. Realmente lo merecen estos chicos, que acompañados de dos bellas vocalistas que derrocharon energía a raudales, hicieron un repaso a los muchos hits que de momento han dejado en su corta pero intensa carrera musical: 'Baby''Right here' o 'Waiting all night' por decir sólo algunos. Saxofón, trompeta y mucho soul, pasado eso sí por el tamiz del drum and bass tan característico del sonido UK.

Más de 100.000 personas en el evento

Por supuesto que hubo mucho más: los belgas 2 Many DJs y su consabido remix de electrónica fresca (parecen haber dejado de lado las remezclas rockeras de las que abusaron con gran éxito unos años atrás), el francés Gesaffelstein con la elegancia de su techno depurado al más puro estilo germánico. Otro noruego, Todd Terje, que demostró su virtuosismo con el piano e insufló el buen rollo en todos aquellos que disfrutaban del aire libre en el escenario abierto Sónar Pub. Un escenario abierto, por cierto, que se convirtió en un épico videoclip cuando el sábado, pasadas las 5 de la mañana, la lluvia decidió descargar sobre Barcelona con la inclemencia de un monzón sudasiático. El quebequés Tiga lo sufrió en sus carnes, siendo como era la persona elegida para echar el cierre al fin de semana donde menos se ha dormido en la capital catalana.

Al final, 109.000 visitantes procedentes de 99 países han disfrutado de estos tres días de música avanzada. Entre todos han visto a 155 artistas que se han repartido entre el jueves, el viernes y el sábado. Para el año que viene, Sónar se celebrará, además de en BCN, en 8 ciudades del mundo: se incorporan Santiago de Chile y Bogotá, además de Copenhague, como nuevas sedes para 2015, que se suman a las de Ciudad del Cabo, Reykjavík, Estocolmo, Tokio y la propia capital catalana. Una historia de éxito que a buen seguro continuará un año más, contribuyendo a que España siga siendo una de las grandes referencias mundiales en la escena de música electrónica, que mueve millones de euros y cientos de miles de turistas cada año.

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