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Cultura

Los entusiastas del libro en papel encuentran refugio en La Central de Callao

Contra todo pronóstico, desafiando a la crisis y a los que pronostican la corta vida del libro en papel, ha abierto esta semana sus puertas la librería La Central de Callao, en el centro de Madrid. Más de 1.200 metros cuadrados con 70.000 libros, más restaurante y coctelería, apadrinados por Mario Vargas Llosa.

Una librería que ha nacido bajo la alianza de dos partes, los dueños de la Central de Barcelona, fundada en 1996 por Antonio Ramírez, Marta Ramoneda y María Isabel Guirao, y la mítica librería italiana Feltrinelli, abierta en 1955, y perteneciente a la casa editorial socia de Anagrama.

En  la inauguración de este nuevo proyecto cultural en Madrid, además de decenas y decenas de personas, muchas de ellas jóvenes que hacían cola por entrar, y del director, Antonio Ramírez, han estado la viuda del editor Giangiacomo Feltrinelli, Inge Feltrinelli, de 81 años, su hijo e impulsor del proyecto, Carlo Feltrinelli, el premio Nobel Mario Vargas Llosa, el escritor italiano Alessandro Baricco y numerosos editores, libreros y escritores.

Antonio Ramírez ha recordado que este es un espacio donde las cosas se pueden tocar y ver, "un sitio no digital sin prisa, donde los seres humanos se pueden encontrar; un lugar cuya guía será la ética y la cultura y donde no habrá pelotazos", ha dicho con humor.

Vargas Llosa, que además es vecino de la zona, ha elogiado la creación de este nuevo espacio. "Por un lado -ha precisado- es un acto demencial, contracorriente, suicida en un mundo en el que, según las informaciones diarias, las pantallas están derrotando a los libros en papel, pero, por otro, parece un acto de sensatez, porque la historia no está escrita y esto es una batalla por lo que el libro representa".

"El libro es el trasmisor de la cultura, y la cultura es la civilización, esa forma de luchar contra la barbarie y la violencia. Este es un espacio comercial y ojalá tenga éxito, pero el libro es más que eso, es un baluarte de la civilización", ha reiterado.

Un discurso en el que Vargas Llosa ha reivindicado la lectura y la idea de que la lectura de libro en papel no puede sustituirse por las pantallas, y ha comentado que ojalá viniesen muchos jóvenes, como los que hoy desbordaban las escaleras y se agolpaban al pie de las estanterías.

El acto de inauguración ha sido un acto de resistencia y de reivindicación del libro en papel, en un lugar como el que cualquier persona hubiera imaginado que serían las librerías del siglo XXI.

La Central de Callao ocupa un palacete convertido en el sueño de todo lector, restaurado por el arquitecto Ricardo Marco, que cuenta con un espacio para actos, presentaciones y talleres, un café restaurante (El bistró) y una coctelería (El garito). Todo ello envolviendo una inmensa librería que ofrece cerca de 50.000 referencias de todo género y 70.000 volúmenes.

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