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Cultura

María Casado: “La televisión ha perdido valentía, imaginación y la esencia de la calle”

Entrevista a María Casado

Son las doce y media de un viernes. María Casado acaba de terminar el magacín matutino que presenta en La 1 de Televisión Española. En menos de veinte minutos, lo que tarda el taxi desde los estudios, llega a la cita acordada. La periodista ha escrito un libro, así que esta entrevista forma parte de la promoción. ¡Tranquilidad! Casado no ha escrito una novela –por aquello de la afición de las presentadoras de televisión a la ficción-. No, no. Se trata de una Historias de la tele (Aguilar), un recorrido sentimental y emocional a largo de seis décadas de este medio en España y en cuyas páginas Casado cuenta desde la primera transmisión, el 28 de octubre de 1956, hasta anécdotas tan surrealistas como esa, según la cual, fue gracias a Olga Viza que se pudo levantar la copa del Mundial España 82. ¿Por qué? Fue Viza quien llevó el trofeo al estadio, por un despiste de la organización.

Dividido en secciones temáticas, el volumen incluye desde programas como La Bola de Cristal con Espinete hasta el discurso del Rey el 23F, así como los detalles de aquella emisión –por ejemplo, apagaron el aire acondicionado o atrasaron el reloj para que no sonaran las campanadas en la grabación-. Hay muchas más cosas: el papel de los primeros  corresponsales de guerra; José Luis Balbín y el programa La clave, aquellos tiempos en los que los tertulianos no gritaban e incluso los primeros concursos. El libro ejecuta un recorrido amable, sin sobresaltos ni demasiadas acritudes. Podríamos decir que es una lectura para todos los públicos. Sobre ese punto, María Casado insiste: ella fue a buscar en estas páginas la televisión que echa de menos. Una con más imaginación. Más valiente. Ante la pregunta … ¿y una menos politizada? María Casado responde con tanta diplomacia como cintura. Costará arrancarle un titular al respecto y en eso, también, el oficio se nota.

Ante la pregunta … ¿y una televisión pública menos politizada? María Casado responde con tanta diplomacia como cintura

María Casado trabaja como periodista desde el año 1999. Comenzó con apenas 21 años pero ya a los doce tenía muy claro que éste era su oficio, aunque no supiera muy bien de qué se trataba. "Con diez o doce años, quería dedicarme a la radio, la escuchaba muchísimo. Recuerdo haberle preguntado a mi madre: yo para hacer esto, ¿qué tengo que estudiar?". Esa fue la primera vez que escuchó la palabra periodismo, dice ella. "En mi casa no había tradición. Nadie había estudiado. Soy la primera universitaria de mi familia, es decir: no tenía padrinos, ni los he tenido nunca. Vengo de una familia muy humilde y lo que he conseguido ha sido con trabajo, como todo el mundo, pero a veces hace falta también ese punto de fortuna, de estar en el sitio adecuado en el momento adecuado", dice.  De sus años en Radio Nacional en Cataluña saltó a los Servicios Informativos de Televisión Española. Ha sido presentadora del Telediario, 59 segundos y los Desayunos de TVE. Actualmente está al frente del programa La mañana de la 1.

¿Por qué una historia sentimental de la televisión? Eso, ¿por qué sentimental? ¿Y por qué ahora?

Tenía la sensación de que no existía un libro de la televisión de los años que yo viví, cuando existía una sola cadena. Emprendí un viaje buscando la esencia de mi oficio. La tele que yo estoy viviendo ahora no tiene nada que ver con la que cuento en este libro. Fui a buscar esa magia que tenía el periodismo y que me hizo sentir que quería dedicarme a ese oficio.

¿Qué ha perdido la televisión?

Creo que ha perdido valentía, imaginación y la esencia de la calle. Ahora estamos acostumbrados al periodismo dentro de la redacción, frente a la pantalla de un ordenador y con muchos monitores pero se  patea poco la calle. Hablar con la gente, acercarse, salir a la calle. Eso se ha perdido.

"Creo que la televisión  ha perdido valentía, imaginación y la esencia de la calle. Ahora estamos acostumbrados al periodismo dentro de la redacción"

¿Por inercia o falta de interés?

No creo que sea falta de interés pero, por ejemplo, antes la parrilla estaba llena de programas musicales. En mi época existía Espinete y la Bola de Cristal. Y no creo que sea falta de interés de la gente, sino porque falta una idea de qué televisión queremos hacer.

O la que le dejan hacer.

Exacto, o la que te dejan hacer.

Usted no está en una casa fácil.

En todas las cadenas hay presiones. Evidentemente, la televisión pública puede que tenga más puesto el foco. No hablo solo de Televisión Española, hablo en general: las radios y televisiones públicas de este país habría que despolitizarlas.

"Es la única televisión pública de toda Europa que nació en una dictadura. Ese inicio marca"

¿Está politizada TVE?

Todas las radios y televisiones públicas lo están. Confío en esa ley, que ya se puso en marcha, y que intentaba evitar eso. Por ejemplo, que los mandatos de los presidentes no coincidan con los cambios de gobiernos cada cuatro años, sino cada cinco. Eso ayudaría a los profesionales. Y ayudaría a ganar en credibilidad.

¿Cómo ha cambiado, en el entramado político, la televisión?

Hemos ganado muchas cosas. El caso de la televisión en España, que es la televisión pública, la única que había, es muy curioso. Es la única televisión pública de toda Europa que nació en una dictadura. Ese inicio marca. Desde el año 1956 hasta la muerte de Franco son muchos años con esa imagen, gente que trabajó ahí intentando sortear la censura. Eso tiene mucho mérito. Con el paso de los años se ha ganado mucho. Hay que mirar atrás y ver cómo en ese momento, con todas las dificultades, se hizo una tele digna. Eso para mirar hacia adelante y preguntarnos qué tele queremos.

El libro propone una mirada de conjunto, pero hay cosas que llaman la atención. Por ejemplo, hay pocas menciones a ETA.

No cabía del todo por la temática, aunque está aludida. Yo nací en el año 78. Sé lo que ha sido convivir con eso. Levantarte y ver en la prensa que ETA ha matado a alguien. Tengo grabado en la mente el atentado de Irene Villa. Yo en Barcelona, donde hubo muchos atentados, muy cerca de un cuartel de la Guardia Civil, con amigos guardias civiles. No está mencionado más veces en el libro porque no ha surgido, pero sí que está presente. Sin duda, eso ha formado parte de la historia de este país.

Siendo una historia sentimental de la televisión, ¿por qué tampoco habla de la abdicación del Rey o el 15M? Fueron momentos significativos para las personas.

Me apetecía hacer un recorrido por aquellos años en los que todos veían lo mismo. Ese recorrido entre 1956 y 1990. Es cierto que hay algún asunto posterior como el programa Operación Triunfo, pero buscaba ese momento en el que sólo existía una cadena. Las historias de la tele darían para mucho. La abdicación, el 15M y tantas cosas más... pero quería acotar ese momento en el que la tele sentaba en el sofá a las personas y unía generaciones: a la abuela, a la madre, a los niños. Ese concepto se ha perdido.

Por cierto… ¿Por qué cuando habla de corresponsales de guerra no incluye a Arturo Pérez- Reverte?

Lo menciono. Pero sí es cierto que  me he centrado más en la figura de Miguel de la Quadra-Salcedo. Este libro se ha hecho como un trabajo de hormiguita, tirando del ovillo, a partir de anécdotas y relatos. Aun así soy consciente de que no están todos los están.

En el libro hay personajes significativos que después de 20 o 30 años siguen en TVE. ¿Falta relevo generacional?

Creo que el relevo generacional existe. Es habitual poner la tele y ver mucha gente joven, hay mucha savia nueva. A pesar de que hay algunos que están muy consolidados, en los últimos años, al ampliar la oferta de canales, han entrado personas más jóvenes. Me gusta porque le da mucha frescura, pero echo de menos el aprendizaje con los mayores.

"Es habitual poner la tele y ver mucha gente joven, hay mucha savia nueva. A pesar de que hay algunos que están muy consolidados"

Dedica un apartado a la Ficción, La casa de los Martínez o Verano Azul . ¿Debe la televisión pública dedicarse a eso? ¿Cuál es su papel: entretener , educar, buscar audiencia?

En los últimos años se han hecho series de calidad que buscan ir a un público amplio. Águila Roja, Cuéntame, El Ministerio del Tiempo. Están muy bien hechas, con buenos guionistas.  Se puede educar y entretener abarcando todos los públicos.

Una televisión pública se parece a una orden religiosa, por aquello de la obediencia. ¿Cómo lleva usted los cambios? ¿Que la pasaran de Los Desayunos a La Mañana de la 1, por ejemplo?

El periodismo no es algo fijo, hay informativos, programas, radio, televisión... Lo bueno es la posibilidad de ir probando. La vida son etapas. A veces eliges, a veces no. Como en cualquier empresa.

Por cierto… ¿El hormiguero realmente merece un Premio Nacional?

Creo que es un programa puramente de entretenimiento. ¿Por qué no se puede premiar un programa de entretenimiento? Sería desmerecer ese trabajo dentro del periodismo. El Hormiguero ha conseguido un formato y lo hace muy bien. Es un programa atrevido: esas entrevistas, poner los invitados a hacer cosas. No es un programa sesudo, su tarea es entretener y darle valor a una charla con un personaje, a través de humor y unos muñecos. Creo que sí tiene mérito. Al final nunca nos ponemos de acuerdo con los premios.

"Hoy enciendes la tele y piensas: ¿y este quién es? ¿a qué se dedica? Se ha abierto tanto la oferta que ha generado esa entrada de ese tipo de personajes"

En el libro, dentro del epígrafe ‘Eventos Sociales’ vemos a El Cordobés, Lola Flores, Paquirri … Seres de un mundo que parece extinto. ¿Quiénes son los personajes públicos de hoy?

En la tele, antes salía gente anónima, pero el tipo de personaje público que aparecía tenía algo que contar: una profesión, un oficio. Hoy enciendes la tele y piensas: ¿y este quién es? ¿a qué se dedica? Se ha abierto tanto la oferta que ha generado esa entrada de ese tipo de personajes. Ese tipo de tele no me gusta, pero entiendo que hay gente que la ve, y eso también hay que respetarlo. Pero echo de menos a la gente con cosas que contar.

Se trabaja más precariamente hoy. ¿Cómo lo lleva?

Ha pasado en todas las redacciones. Es la realidad que nos toca a los periodistas de ahora: hacer de hombres y mujeres orquesta. Llevar la cámara, el micrófono, el teléfono... Saber de todo y hacerlo bien.

Victoria Prego es un personaje fundamental que usted señala en el libro. ¿Cómo han cambiado los retos de su generación con respecto a esa?

Cada generación ha tenido su muro que derribar. Ellas enfrentaron toda la época de la dictadura, la censura. En mi generación, por ejemplo,  las mujeres lo hemos tenido más sencillo. Que sea normal ver mujeres en las redacciones. Al principio era extraño. Hoy somos más. En una época como la de Victoria Prego tuvieron que derribar muchos prejuicios en un momento difícil. Nuestro tiempo tiene otras cosas. Tienes que hacer de todo. Se te exige más.  El momento 'competición' es muy complicado.

"Cada vez que estaba en los informativos  era consciente de que yo era responsable de lo que preguntaba y de lo que no preguntaba"

¿Cuál ha sido la presión política más fuerte que ha sentido en TVE?

Yo a ese punto no he llegado. Por supuesto que hay presiones políticas, como en todos lados. Pero yo no he vivido ninguna fuerte. Soy de las que piensa que, al final, la responsabilidad la llevo de casa. Las presiones me las pongo yo. Cada vez que estaba en los informativos  era consciente de que yo era responsable de lo que preguntaba y de lo que no preguntaba. Esa ha sido mi máxima. Si venía alguien de determinado partido, tenía muy claro que no podía dejar de preguntar por corrupción. Podía intuir que algún entrevistado no quisiera contestar o se molestara, pero siempre he pensado que con educación no hay pregunta incomoda.

¿Han sido las dos legislaturas del PP más duras en la censura dentro de TVE?

Yo, personalmente, no lo he vivido. No he estado tanto en la parte de Informativos. Cuando estaba en Desayunos, llevamos invitados de todos los colores y te digo: yo no me he dejado ninguna pregunta por hacer. Me hubiese  sentido mal.

¿Quiénes están más afectadas por la politización? ¿Las teles autonómicas o TVE?

Lo que yo siento, como ciudadana y como persona que paga sus impuestos, es que tenemos que pelear y luchar para que las radios y televisiones públicas estén despolitizadas. Ya no lo digo como trabajadora de una de ellas, sino como ciudadana. Nos merecemos una televisión y una radio plural, potente y diversa.

"Soy catalana, soy de Barcelona y a mí lo que más me preocupa en este momento es la fractura social, de amigos, de familia, porque lo tengo cerca"

Hábleme de Cataluña, ¿qué opina?

Soy catalana, soy de Barcelona y a mí lo que más me preocupa en este momento es la fractura social, de amigos, de familia, porque lo tengo cerca. La política tendrá que llevar su ritmo, su tiempo.

¿Cómo evalúa el tratamiento del tema Cataluña en medios? ¿No le resulta excesiva la cobertura de algunas cadenas?

Yo creo que es y debe ser así. La televisión también está para eso. Si no se hiciera, lo reclamaríamos. Fíjate en las audiencias, no en una en concreto sino de todas las cadenas. La gente está preocupada. Quiere saber y quiere respuestas. Eso es muy de servicio público, incluyendo el que hacen las televisiones privadas.

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