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Cultura

Cervantes no se moverá de Las Trinitarias: en dos semanas se podrá visitar su tumba

Convento de las Trinitarias Descalzas (Madrid)

Hay quienes piensan, como Andrés Trapiello, que el hallazgo de los huesos de Cervantes evidencian una sola cosa: el desinterés y la desidia con la que España ha tratado a sus mayores genios. La opinión del escritor es, sin duda, un pertinente arcabuzazo en la fanfarria cervantina. No hay que olvidar que este año se celebra el cuarto centenario de la publicación de la segunda parte de El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha y el año que viene se conmemorarán los 400 años del fallecimiento del escritor.

Pero bueno, después de tanto aspaviento, los restos de Miguel de Cervantes serán colocados en un plazo de 15 días en un lugar destacado en la Iglesia de las Trinitarias Descalzas, el templo del centro de Madrid donde estaban enterrados según confirmó el equipo de forenses.

El autor del Quijote descansará así por ahora en un monumento funerario que ocupará el inicio del muro izquierdo de la iglesia, a unos pasos de la puerta principal, recordado por una placa con un texto redactado por la Real Academia Española con el visto bueno del Arzobispado.

El hecho de que los huesos de Miguel de Cervantes llevaran tantos años en paradero desconocido no deja de ser sorprendente. Nacido en 1547, este soldado, poeta, dramaturgo, novelista, y autor de la que se considera la obra cumbre de la literatura española -El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha-, murió en su casa de Madrid el 22 de abril de 1616 y fue enterrado al día siguiente en el convento de las monjas Trinitarias Descalzas de San Ildefonso.

El historiador Francisco Marín Perelló, miembro del equipo de Investigación que realizó los trabajos de búsqueda de los retos de Cervantes, ha asegurado que la identificación de lugar donde estaba enterrado Cervantes "está atado al cien por cien" porque, ahora sí, existen "certezas históricas, documentales, arqueológicas y de arqueología forense" -¿eso quiere decir que hace unas semanas no?-.

El hecho de que los huesos de Miguel de Cervantes llevaran tantos años en paradero desconocido no deja de ser sorprendente. Nacido en 1547, este soldado, poeta, dramaturgo, novelista, y autor de la que se considera la obra cumbre de la literatura española -El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha-, murió en su casa de Madrid el 22 de abril de 1616 y fue enterrado al día siguiente en el convento de las monjas Trinitarias Descalzas de San Ildefonso.

A causa de las sucesivas reformas que obligaron a mover su tumba, sus restos se extraviaron dentro del propio convento, donde el escritor fue enterrado por petición del escritor a quien, en principio, debía tocar la iglesia de San Sebastián como lugar de sepultura. La razón es que Cervantes sentía devoción por los Trinitarios porque a esta orden fundada a finales del siglo XII para liberar a los cautivos le debía la vida: le habían salvado, junto a su hermano, de la prisión en la Berbería. Por eso quiso enterrarse en esa modesta iglesia recién fundada que no tenía relevancia alguna en el Madrid del siglo XVII.

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