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Cultura

Eduardo Madina: No se puede dirigir la oposición sin haber leído un libro

Eduardo Madina, diputado PSOE: “No se puede gobernar nada sin haber leído nada”

Eduardo Madina (Bilbao, 1976) es uno de los pocos políticos que lee. O al menos eso dice;  esté o no en campaña electoral.  Al exdiputado socialista le gustan los autores centroeuropeos, también reservar lo mejor para el final. Apenas tres días después de esta entrevista, Eduardo Madina renunció a su acta de diputado en el parlamento y su retiro de la vida política. "El viernes era el día y no otro", dice ahora que la noticia ha estallado. Final de efecto para un lector de tantos mimbres. 

Apenas tres días después de esta entrevista, Madina renunció a su acta de diputado en el parlamento y su retiro de la vida política. "El viernes era el día y no otro", dice

Por aquello de retomar el hilo: a Madina le gustan, y mucho, Claudio Magris, Daša Drndić, Danilo Kis, Umberto Saba, Scipio Slataper. Siempre que puede cita El Danubio, Trieste Una tumba para Boris Davidovich. El Madina es un pretencioso, pensará el lector al repasar tan exquisita lista. Y por aquello de ponerse en los zapatos del otro, mejor preguntar las razones. "Suelo leer muchos autores del Centro de Europa porque tiene algo que ver con el País Vasco, mi lugar de origen. Es un lugar de frontera", dice. A la luz del argumento, el asunto cambia... un poco.

Comenzó a leer a Primo Levi en 2002, gracias a Rosa Díez. Fue ella quien le llevó un ejemplar de 'Si esto es un hombre al hospital', tras el atentado de ETA

Eduardo Madina comenzó a leer a Primo Levi en 2002, gracias a Rosa Díez. Fue ella quien le llevó un ejemplar de Si esto es un hombre al hospital. En aquellos días, Madina había conseguido sobrevivir a un atentado de un comando de ETA, que colocó una bomba lapa debajo de su coche. Ante la pregunta sobre qué tan profunda es la presencia de la literatura en su vida, Madina admite que sólo en dos ocasiones ha dejado de leer casi por completo: cuando ejerció de secretario general del Grupo Socialista en el Congreso de los Diputados durante la segunda legislatura de José Luis Rodríguez Zapatero y durante su campaña electoral como candidato a secretario general del PSOE en 2014. Ahora, tras abandonar el Parlamento, tendrá tiempo de sobra para retomar su biblioteca. 

Sólo ha dejado de leer en dos ocasiones: cuando fue secretario general del PSOE en Congreso y en las primarias de 2014. Ahora tendrá tiempo de sobra

Eduardo Madina sugiere la librería Antonio Machado del Círculo de Bellas Artes de Madrid para hacer esta entrevista. No es de extrañar. Está a poquísimos pasos del Congreso de los Diputados. Seguro se escapó más de una vez a comprar libros. Aunque eso, claro, no viene a cuento. Las preguntas, en esta oportunidad, van por otro lado... han sido más literarias que políticas, aunque el socialista a los dos días cambiara el paso.

Hay política y libros, a partes iguales.  ¿Leen algo los políticos o sólo ven los resúmenes de las series para citarlos en los debates parlamentarios? ¿Qué tienen en común Mariano Rajoy y Georges Pérec? ¿Por qué el Congreso de los Diputados maltrató al Quijote en lugar de homenajearlo…? ¿Se puede dirigir la oposición o un país sin abrir un libro?  Esas son sólo algunas preguntas en esta entrevista, más rapsoda que política, que Eduardo Madina concedió a Vozpópuli.

Eduardo Madina, diputado del PSOE.

La lectura es un acto ciudadano. Sin embargo, ¿en qué se parece a la política?

La política, en buena medida, parte de distintas narrativas de la realidad. Y la literatura también supone un mecanismo de relato, sólo que dotado de belleza. Por eso creo que es un grandísimo instrumento para un político. Aunque yo no llegué ahí por eso. La literatura estaba en mí antes que la política. Tampoco he visto nunca una frontera muy nítida entre una cosa y otra. La construcción del lenguaje, la creación de distintos mundos y realidades que emplea la literatura, puede ser muy útil para los dirigentes políticos.

"La literatura estaba en mí antes que la política. Tampoco he visto nunca una frontera muy nítida entre una cosa y otra"

Los políticos no leen, eso dice la gente. Al escuchar los debates,  puede uno pensar que hay algo de razón. Atrás quedaron los discursos de Azaña.

Nunca en la historia de nuestro país, la realidad del Parlamento se ha asemejado tanto al conjunto de la sociedad como ahora. Creo que los perfiles humanos del Parlamento y el Senado son más reales que los que existían en los años treinta. Entonces había una brecha enorme entre la élite ultra formada y el resto de las personas. Yo conozco gente dentro del Congreso que lee, y buenos autores además. Buena literatura. Hay de todo.

Hablemos del 400 aniversario del Quijote en el Congreso de los Diputados. ¿Qué fue aquello?

Fue una broma de mal gusto. Es verdad, claro, que este país ha vivido de espaldas tanto al Quijote como a Cervantes.  Tenemos una relación tensa con su obra y su figura. No terminamos de alcanzar a comprender su trascendencia. Es el libro español más traducido, con más impacto en otras literaturas y otras latitudes. Está claro que la institución no estuvo a la altura. Los debates parlamentarios sobre Shakespeare y su obra que se vivieron en la cámara de los Comunes, en Londres, comparado con lo que aquí se vivió no tiene nada que ver.

Eduardo Madina suele leer autores centroeuropeos.

Usted se significa en la literatura centroeuropea. ¿Por qué?

Tiene algo que ver con mi origen: el País Vasco. Es un lugar de fronteras. Se mezclan lenguajes e identidades diferenciadas en un espacio reducido. Eso hace que tenga una cierta vocación por lecturas que recojan eso. Me reencuentro con algo familiar. No estoy diciendo que sean comparables Centroeuropa y Euskadi. Pero tienen un carácter de laboratorio, de donde creo que sale una vida más rica frente a los discursos cerrados de los nacionalismos. Eso queda demostrado en la literatura.

¿Qué le parece el fenómeno Patria, de Aramburu?

Primero, y eso hay que decirlo: el autor es un fuera de serie. Es de los mejores autores vivos de este país. No sólo por este libro, sino también por Los peces de la amargura y muchos otros de su etapa anterior y que demuestran que tiene una  grandísima capacidad. Yo debo reconocer que para mí sí fue una sorpresa el éxito editorial de Patria.

“Patria, de Aramburu, llegó cuando comenzábamos a distanciarnos de la memoria del terrorismo”

¿Por qué?

Desde el 20 de octubre del año 2011, con el anuncio del fin de la actividad terrorista de ETA, tuve la sensación de que se estaba produciendo una relajación posterior a 50 años de terrorismo, que hacían que se estableciese una distancia entre nosotros y nuestra propia memoria y los instantes de quienes vivimos y sufrimos el terrorismo y pagamos el precio de convivir con él. Así que pensé que una obra que buceara de nuevo en eso no iba a tener una gran acogida; y la ha tenido. Ese libro ha venido a ocupar un espacio de memoria que las instituciones en el País Vasco habían postergado. Para mí ha sido una grandísima noticia.

Fue Rosa Díez quien le regaló a usted Si esto es un hombre, de Primo Levi, poco después de su atentado, ¿cierto?

Fue un libro que llegó a mi vida cuando estaba en el hospital recuperándome del atentado de ETA y sí, me lo regaló Rosa Díez. Conocía la figura de Primo Levi pero no había leído la obra. Tenía 26 años. Sí, aquel libro llegó en un momento importante y se quedó.

"Fue un libro que llegó a mi vida cuando estaba en el hospital recuperándome del atentado de ETA y sí, me lo regaló Rosa Díez"

¿A qué obra literaria se parece la España actual?

Estos años de crisis han venido para cambiar todo el mundo de certezas que habitaban entre nosotros. Se las han llevado. Por eso puede recordarme a La Cripta de los Capuchinos, de Joseph Roth, donde hay una melancolía de un tiempo que se ha ido. Eso queda representado en los emperadores del imperio austrohúngaro, en Viena. Un mundo nuevo donde las certezas de antes ya no existen y aparecen otras.

Pensé que iba a decirme El Gatopardo, de Lampedusa.

No es mala la comparación. Pero España no es el Gatopardo. Aquí todo cambia, pero no todo va a seguir igual.

¿Por qué está tan seguro?

Mucho de lo que antes estaba establecido como dogma, desaparecerá. Los cambios que se producen en nuestro país y en Europa tras diez años de crisis han echado abajo muchas cosas.

Madina: “España no es el Gatopardo. Aquí todo cambia, pero no todo va a seguir igual”.

Está comprobado: se puede dirigir un país sin leer. ¿Y la oposición? ¿Se puede dirigir una oposición sin haber leído un solo libro?

Tampoco. Cuando uno quiere representar realidades complejas, no puede hacerlo sin estar dotado de instrumentos, de formación, de conocimiento. Una parte de eso lo dan los libros.  Lo dije una vez: no se puede gobernar nada sin haber leído nada. Uno no puede representar a nadie en las Cortes si no comprende el mundo en el que habita, mínimamente. Eso sin libros es complicado.

¿Cuál es el miembro del PSOE con el que más coincide en lecturas?

Hubo una etapa de mucha coincidencia literaria y de compartir muchos títulos con Pepe Griñán y Javier Fernández. Son dos personas que han viajado mucho a través de la literatura y con los que he podido compartir, desde hace tiempo, interés por estilos, autores, escritores.

"Pablo Iglesias es una persona que ha leído bastante. Por lo que he podido compartir con él, creo que bastante bien"

¿Y gente que piensa distinto a usted pero con la que coincide en lecturas?

Pablo Iglesias es una persona que ha leído bastante. Por lo que he podido compartir con él, creo que bastante bien. Cuando hemos podido conversar y tener charla sobre literatura, he podido comprobar que es una persona formada, que disfruta la literatura y se le nota cuando interviene. Comparta o no comparta lo que defiende, se nota. Íñigo Errejón también.

Andrea Levy es muy buena lectora, también.  

Es verdad, con Andrea Levy también he tenido algún libro que hemos compartido. La literatura y la música forman parte de su vida y eso también se nota.

¿Se ve Eduardo Madina escribiendo?

Algunas editoriales insisten en que lo haga. Y sigo sin atreverme.

Bueno, usted está de editor últimamente, con Libros.com.

Sí, porque Libros.com es una editorial estupenda. Trabaja gente que respeto y aprecio. Me pidieron hace tiempo que los ayudara para dirigir una colección de pensamiento y acepté. Me llama la atención. Es un espacio en el que puede publicar gente que en otras editoriales lo tendría más difícil. Comenzamos en septiembre con David del Campo, que trabaja en Save The Children en España, y ha escrito un libro fantástico sobre la crisis de Oriente Medio y el impacto humanitario infantil de las rutas de la muerte en el Mediterráneo.

"Los ratos que dedico a la lectura procuro que sean novelas, ficción. Soy un mal lector de poesía"

Como lector, ¿es usted más de ficción que de ensayo, cierto?

Los ratos que dedico a la literatura y la lectura procuro que sean narrativas de ficción, novelas. Soy un mal lector de poesía. Antonio Lucas no me lo perdona. De hecho, los únicos libros de poesía que he leído son los de él.

Isaac Rosa dice que a raíz de la crisis, los partidos y la banca crearon ficciones de realidad. ¿Quiénes elaboran relatos y quiénes los reescriben?

No creo que nadie tenga el monopolio del relato: ni los medios, ni los partidos, ni las instituciones, ni los sindicatos. Vivimos un momento total de descentralización del relato. En el mundo desarrollado atravesamos una crisis de intermediación. Hay una relación directa entre los hechos y la sociedad. Eso ocurre a través de muchos cauces, entre ellos las redes.

"Soy un mal lector de poesía", admite el socialista.

Por cierto, hoy en el Congreso se cita más series que literatura.

Creo que es una nueva forma de literatura, guionizada y audiovisual, pero literatura. The Wire es literatura, Juego de Tronos o El ala oeste de la Casa Blanca, también. Es verdad que se cita mucho Juego de Tronos en el Parlamento, más que los libros. Quizá porque resulta más sencillo.

Si pudiésemos recomendar un libro a los líderes independentistas, ¿cuál sería?

Patria, de Aramburu. Porque describe un lugar de incomprensión y totalitarismo. Patria es una palabra que siempre hay que utilizar en minúsculas.

¿A Mariano Rajoy, qué le recomienda leer?

Le puede interesar Un hombre que duerme, de Georges Pérec. Hay algo de él en esa obra.

¿Le recomendaría un libro a Pedro Sánchez?

No, seguramente ha leído muchos.

¿De verdad?

Bueno… No tengo ni idea de lo que está leyendo. Pero, vamos, no lo dudo: seguro que es un gran lector.

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