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Cultura

2013, un año en que nos quedamos huérfanos

Doris Lessing, en 2007, cuando ganó el Premio Nobel.

La muerte de Doris Lessing, Premio Nobel de Literatura y Premio Cervantes, nos hizo a todos un poco más huérfanos, acaso nos dejó más desprotegidos. Su muerte, el 17 de noviembre, recorrió la prensa como una triste sombra. Apenas un mes después, ocurrió el fallecimiento de Nelson Mandela. Rara conexión del apartheid unió la desaparición de ambos. Pero no fueron los únicos en marcharse durante 2013. El escritor colombiano Álvaro Mutis falleció al final del verano, en septiembre. Mutis, que vivía en México desde 1956, estaba considerado como uno de los mejores poetas y narradores de su generación y como un excepcional exponente del "Realismo Mágico".

El 2013 ha dejado un poso de tristeza: fallecieron figuras fundamentales del apresto sentimental de generaciones: Alfredo Landa y Manolo Escobar, Sara Montiel y Amparo Rivelles. También Javier Tomeo, Alfonso Santisteban y Fernando Argenta. A la de ellos, se sumo partida de Jesús Franco, Bigas Luna y Elías Querejeta, o Miguel Narros y Jaime Salom, María Asquerino, Amparo Soler Leal, Pepe Sancho y Constantino Romero.

Se marcharon también Jesús de la Serna y Martín Ferrand, también el filósofo Eugenio Trías. Cesó la energía de José Luis Sampedro para gritar las injusticias de los tiempos modernos, alguien para el que escribir era vivir. Y la del excelso cuentista Medardo Fraile, un casi olvidado allá, en su residencia escocesa, lo que además de tristeza provoca vergüenza.

Con Fernando Argenta desapareció una forma ilustrada de divulgar la música clásica, algo que puso en práctica con enorme éxito comercial Alfonso Santisteban. Las tablas, los escenarios, los platós resienten el paso de un año de despedidas: escenarios que menguan, que se achican con la falta de Miguel Narros, auténtico haz de luz sobre la escena, y de Jaime Salom, un dramaturgo imprescindible del siglo XX. Elías Querejeta y Bigas Luna dejan acaso una estela gris de melancolía.

Para los amantes de la música, de la vida como canción rota, la muerte de Lou Reed, líder de The Velvet Underground y uno de los rockeros más influyentes de las últimas décadas, fue un mazazo afectivo. Y acaso ya muy avanzado el calendario, partieron también Joan Fontaine y Peter O'Toole, el eterno coronel T.E. Lawrence en Lawrence de Arabia.

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