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Cultura

El mapa editorial español se concentra aun más: pertenece a Random House (Bertelsmann) y Planeta

El presidente y consejero delegado de Bertelsmann AG, Thomas Rabe.

Una de cada tres editoriales está vinculada a un gran grupo. La estadística no es nueva, ni fuera ni dentro de España, y episodios como la venta de Alfaguara a Random House -a su vez comprada por Bertelsmann- lo demuestra. Con esta operación, Alfaguara, Taurus, Aguilar, Suma de Letras, Altea, Fontanar y Punto de Lectura se sumarán a la red de la multinacional germano-británica, que ya gestiona Sudamericana, Mondadori, Plaza & Janes, Grijalbo, Lumen y Debate.

La dinámica apunta, como en el concierto empresarial imperante en el país, a la concentración. Es cada vez mayor. Lo curioso, acaso lo más grave, es que esta compra se formaliza el año en el que el sello que fue insignia literaria de Prisa -Alfaguara- ocurre el año de su 50 aniversario, desde que Camilo José Cela la creara en 1964 -Santillana lo compró en 1980-.

Esa fue la década de las adquisiciones. El fenómeno comenzó, en efecto, con el sello que ahora vuelve a venderse y continuó con la compra que hizo Bertelsmann de Plaza&Janés en 1984 o la adquisición de la histórica Grijalbo por la italiana Mondadori. El proceso, sin embargo, se ha acelerado en parte por dos razones: la falta de generaciones que se hagan cargo de sellos independientes y, en segundo lugar, por los problemas financieros de muchos de ellos.

En España, en 2012, la editorial Tusquets pasó a formar parte de Planeta –que concentra más de 50 sellos, entre ellos Seix Barral o Destino- y aunque el acuerdo es de asociación –y no directamente una compra-, muchos dan por hecho la pérdida de autonomía de la editorial que Beatriz de Moura ha dirigido como referente de calidad durante décadas.

En poco menos de dos años, en 2015, se hará efectiva la fusión de Anagrama con Feltrinelli, fruto de un acuerdo firmado en diciembre de 2010. Como estas, muchas otras operaciones comerciales ilustran cómo el pez grande se come al pequeño, entre ellas –y por no dejar de colocar ejemplos- la reciente compra que ha hecho Planeta, también, del 64% de Grup 62, el mayor editor en catalán, dueño de Península y El Aleph.

La compra que hizo Bertelsmann de Penguin el verano pasado le garantiza a los alemanes un volumen de negocio de unos 3.000 millones de euros y la expansión en países como China y India. La compra del sello literario de Santillana le sitúa en una posición privilegiada en países como México, Colombia, Argentina y Perú, bastiones editoriales de Alfaguara. El mapa editorial español, la verdad sea dicha, queda en manos de dos grandes grupos: Random House Penguin -Bertelsmann- y Planeta.

Hasta la formalización definitiva de la operación, Penguin Random House, y Santillana Ediciones Generales seguirán funcionando de forma independiente. Tras dicha formalización, los sellos de Santillana Ediciones Generales en los países hispanohablantes y Portugal pasarán a formar parte de Penguin Random House Grupo Editorial y Núria Cabutí Brull seguirá ocupando el cargo de Directora General de la compañía con el apoyo de Armando Collazos, Director Global de Prisa Ediciones. La nueva empresa editorial prevé publicar 1500 títulos anuales.

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