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Cultura

Los editores reciben 990.000 euros en subvenciones, apenas 150.000 más que FAES

El mercado del libro ha caído entre 30 y 40%.

La Secretaría de Estado de Cultura, dependiente del Ministerio de Educación, Cultura y Deporte, ha convocado subvenciones para la edición de libros por un importe de hasta 990.000 euros para el año 2015. La información se ha publicado en el Boletín Oficial del Estado (BOE), que apenas hace una semana dio a conocer el dinero que recibirán las fundaciones y asociaciones de los partidos políticos con representación parlamentaria. FAES (Fundación para el Análisis y los Estudios Sociales) figura en la lista con 758.081 euros, una diferencia leve pero mayúscula, a juzgar por el impacto de una actividad frente a otra y por quién concede el dinero: el Ministerio de Educación, Cultura y Deportes.

Según asegura el BOE, el objetivo de las ayudas a los editores tienen como finalidad garantizar la edición de aquellos libros que, a pesar de tener “una relevancia cultural sobresaliente, y de constituirse en expresión del pensamiento y la sensibilidad de la sociedad”, tienen sin embargo un alcance comercial reducido. Las subvenciones se convocan en régimen de concurrencia competitiva, para la producción de libros en lengua castellana o en las lenguas cooficiales de las Comunidades Autónomas que, con independencia de la nacionalidad del autor, contribuyan al enriquecimiento del patrimonio bibliográfico español.

Esta medida surge poco después de que ara la Federación de Gremios de Editores de España (FGEE), así como los libreros y distribuidores propusieran un Plan Integral de Fomento del Libro y de la Lectura. Ésta ha sido una petición urgente. Durante más de cinco años, el mercado ha registrado una caída de entre el 30% y el 40%. A eso se suma una cifra mucho peor: los índices de lecturas.

Uno de cada tres españoles no abre un libro jamás. Los que lo hacen, compran, como mucho, 8 al año. Y de cada diez personas que descargan libros electrónicos, sólo 4 pagan por leerlos. Los datos pertenecen al último Barómetro (enero 2015) del Centro de Investigación Sociológica (CIS) y también al informe Hábitos de Lectura y Compra de Libros realizado por la Federación de Gremios de Editores.

Considerando que España es, sólo por detrás del Reino Unido, el país que más novedades ofrece - 1.692 títulos nuevos por millón de habitantes- la cifra resulta poco menos que desconcertante y contradictoria. Claro: publicar no significa vender, algo que saben de sobra las editoriales, a pesar de imprimir e imprimir libros para colocarlos en las librerías.

Burbuja editorial, polución del ecosistema

El BOE que anuncia la concesión de subvenciones indica que “la crisis económica que atraviesa el país, unida al cambio de paradigma que ha supuesto la aparición de las nuevas tecnologías”, constituyen un importante desafío para muchas editoriales, de ahí que, según añade, “en atención al mandato constitucional, sea más necesario que nunca un estímulo público que por otra parte redunda en beneficio no sólo del público lector sino del conjunto de la sociedad”.

La medida, lo reconoce el propio gobierno, aparece cuando el problema ya ha avanzado lo suficiente. Además de las pérdidas, existe una profunda crisis del modelo editorial de negocio, basado en la colocación de ejemplares. Los grandes sellos publican títulos a cada rato, mientras los editores independientes hacen… ¡lo mismo! , pero para alimentar el sistema de crédito que conceden las distribuidoras. “Vivimos no por la venta, sino por la colocación de libros. Esa es la raíz de la burbuja pero también nuestra forma de tener números positivos mes a mes”, aseguró en su momento a Vozpópuli Donatella Iannuzzi, de Gallo Nero, refiriéndose a un mercado donde el pez grande y el chico dan círculos en el mismo cubo de agua empozada.

Año electoral, versus el calvario de esta legislatura

Según el Observatorio de la lectura de 2014, el servicio de préstamo en las bibliotecas públicas sigue siendo el más utilizado, y sus índices se mantienen ligeramente al alza. El total de visitas a las bibliotecas asciende a 216,4 millones, con un incremento del 20,5% entre 2008 y 2012. También el número de usuarios inscritos aumenta, con un 43, 2% de la población registrada en una biblioteca. Hay más lectores, el problema es que hay menos libros.

En el capítulo de gastos de adquisiciones del Observatorio de la lectura de 2014, se observa un descenso generalizado desde 2010, lo que provoca que las colecciones de las bibliotecas se encuentren desactualizadas y los editores, por supuesto, golpeados por haber perdido un cliente tan potente como el Estado, Ayuntamientos y Comunidades Autónomas. La adquisición de arrojan una reducción media anual del 7,9% en el número de nuevas altas entre 2008 y 2012. La disminución de adquisiciones es especial mente significativa en las bibliotecas públicas que en 2012 registraron 3,5 millones de volúmenes, un 31,2% menos que en 2010.

Según el informe El sector del libro en España 2010-2012, los datos de los editores arrojan un panorama desolador: la venta a bibliotecas registró la bajada más significativa en 2012 al alcanzar 16,8 millones de euros, un descenso del 43,7% respecto al año anterior.

Uno de los aspectos planteados por la Secretaría de Cultura en el Plan Estratégico de 2012-2015 contemplaba la “ampliación de las colecciones de las bibliotecas públicas españolas”. El objetivo específico, según el texto oficial, era mejorar las posibilidades de acceso de los ciudadanos a la información y la cultura, “aumentando el volumen, la actualización y la diversidad de contenidos y soportes de las colecciones de las bibliotecas públicas españolas”. Sin embargo, estos objetivos todavía no se cumplen.

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