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Cultura

El Thyssen ofrece una puesta al día de la obra de Zurbarán, pintor del Siglo de Oro

El San Serapio de Zurbarán, cedido por el Wadsworth Atheneum, ubicado en Hartford, Estados Unidos.

De los maestros españoles de la pintura del Siglo de Oro, puede que Francisco Zurbarán sea el que más conmueve “nuestra sensibilidad moderna”. Bajo su pincel, “los objetos sencillos alcanzan una trascendencia poética sublime ”, asegura Odile Delenda, la historiadora francesa especialista en el pintor extremeño, al que lleva estudiando desde hace tres décadas. Ella junto con Mar Borobia integran el equipo curatorial de la muestra Zurbarán: una nueva mirada que inaugura este martes 9 de junio en el Museo Thyssen, en Madrid.

La muestra, que podrá visitarse hasta el 13 de septiembre, reúne 63 obras del pintor extremeño: 46 pertenecen a Zurbarán y el resto a su taller. Zurbarán: una nueva mirada hace un recorrido por la producción desde sus primeros encargos hasta las obras claves de su periodo de madurez. Se unen, claro, atribuciones recientes, entre ellas Los desposorios místicos de santa Catalina de Alejandría (1660-1662), reaparecida en 2001 y a la que Odile Delenda certificó en 2012 como auténtica.

Dividida en tres capítulos, la exposición incluye algunas obras nunca antes mostradas en España además de algunas otras que llevan décadas sin exhibirse en ningún museo, como es el caso de San Serapio, expuesta en Prado hace 50 años y que llega al Thyssen cedido por el Wadsworth Atheneum Museum of Art. Entre otras cesiones importantes destacan en el conjunto: La adoración de los Magos, del Museo de GrenobleEl martirio de Santiago, una obra perteneciente al Prado y que ha sido restaurada recientemente, así xomo San Francisco en meditación, de la National Gallery de Londres.

La última gran exposición dedicada a Zurbarán en España se celebró en 1998 en Sevilla, en ocasión del tercer centenario del nacimiento del artista

Otras colecciones privadas españolas participan con algunas obras, entre ellas las colecciones Abelló, Arango, Masaveu o Villar-Mir. A eso se suma el hecho de que 23 de las 63 obras expuestas en el Thyssen viajan por primera vez a Portugal: San Francisco de pie contemplando una calavera, del Saint Louis Art Museum y San Blas, procedente de un museo de Bucarest.

La última gran exposición dedicada a Zurbarán en España se celebró en 1998 en Sevilla, en ocasión del tercer centenario del nacimiento del artista. La intención, ahora, con esta nueva exposición, según aseguran Borobia como Delenda es reactualizar la mirada que se tiene sobre Zurbarán. Es decir, una puesta al día al momento de comprender la sensibilidad del maestro.

“Su sobriedad, la fuerza expresiva y la plasticidad de sus figuras, añadidas a sus evidentes dotes de colorista, lo sitúan en la cumbre de los maestros españoles del siglo de oro”, asegura Delenda, responsable del catálogo razonado de Zurbarán, la mujer capaz de certificar cuál obra del maestro es auténtica y cuál una falsa atribución. Sobre los rasgos de la pintura, Delenda también se ha encargado de generar un corpus teórico y de análisis que se expresa en esta exposición.

“Con respecto al tenebrismo, Zurbarán lo practicó sobre todo en su primera época sevillana, no solo en sus conocidas series monásticas sino también en obras de devoción privada. Nadie le supera en la manera de expresar la ternura y el candor de los niños santos: virgencitas en éxtasis, inmaculadas muy jovencitas, niños de la espina o santas adolescentes, son otros aspectos encantadores de su talento. Su técnica excepcional para representar los valores táctiles de las telas y de los objetos hace de él un bodegonista de muy alto nivel”, asegura la especialista Odile Delenda.

Coetáneo de Velázquez, la visión realista y mística de su pintura y su peculiar manera de abordar los distintos temas lo han convertido en un pintor. La muestra además dedica atención a los pintores que colaboraron con Zurbarán en su taller: Juan Luis Zambranolos hermanos Francisco y Miguel Polanco, Ignacio de Ríes, Bernabé de Ayala y el Maestro de Besançon. Un caso especial es el de Juan de Zurbarán, segundo de los diez hijos del maestro – y de quien se cree que colaboró en algunos de los cuadros de su padre-.Él es conocido por la magnífica calidad de sus bodegones. Sin embargo, a causa de su muerte, a los 29 años, en Sevilla, logró acumular muy poca producción. Obras de tema mitológico y retratos completarán la amplia producción de temática religiosa a lo largo de las siete salas de la exposición.

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