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Cultura

El Quijote de Trapiello: en un lugar de la Mancha donde los molinos son eléctricos

Un detalle de la portada de la edición que ha hecho Destino del 'Quijote' adaptado por Andrés Trapiello.

"En un lugar de la Mancha, de cuyo nombre no quiero acordarme, vivía no hace mucho un hidalgo de los de lanza ya olvidada, escudo antiguo, rocín flaco y galgo corredor". Así comienza el Quijote de Trapiello. Ya desde la primera frase, la polémica está servida. El cambio de "lanza en astillero" por "lanza olvidada" será una de las miles de diatribas de las que habrán de venir. ¿Por qué lo ha cambiado? ¿Por qué lanza olvidada? Pero, ¿cómo? ¡Por Dios! Exclamaciones a las que el propio Trapiello responde... ¿y acaso alguien sabe, en realidad, a qué se refería Cervantes con aquella expresión "lanza en astillero"? Pues a algo olvidado, apartado. Pues no. No muchos lo saben.

No se trata de simplificar el libro original de Cervantes, de arrancar por arrancar o sustituir por sustituir, sino de adaptar... acercar al presente. El Quijote es la novela acaso más original e influyente de la literatura, pero también una de las menos leídas por los lectores españoles e hispanohablantes. "A menudo buenos y cultivados lectores, abrumados o desalentados por la dificultad de un castellano, el del siglo XVII, más alejado ya del nuestro de lo que se cree", aseguran los editores (Destino) del volumen que sale a la calle este martes 2 de junio.

Por eso razón, Trapiello se ha decidido a traducirla íntegra y fielmente, sin alejarse del lenguaje cervantino sino intentando esclarecerlo. Según asegura Mario Vargas Llosa en el prólogo a esta singular edición, "la suya ha sido una obra de tesón y de amor inspirada en su conocida devoción por el gran clásico de nuestra lengua". Porque no se trata de sustituir al Quijote, sino permitir que la lectura de una versión conduzca al original. Porque la verdad sea dicho: muchos piensan que han leído el Quijote porque saben de qué trata.

Y quizá más que nunca tenga sentido una lectura atenta y directa del personaje creado por Miguel de Cervantes. "Al mismo tiempo que estaban desenterrando los huesos de Cervantes, Esperanza Aguirre quería expulsar de Madrid a los vagabundos. Don Quijote lo era. Es curioso, los mismos que quieren desenterrar a Cervantes quieren enterrar a don Quijote", comentó Trapiello a Javier Rodríguez Marcos.

Pocos escritores han dedicado tanta atención y entendimiento al Quijote y a Cervantes. En 1993, dedicó una biografía al manco de Lepanto. En sus novelas Al morir don Quijote (2004) y El final de Sancho Panza y otras suertes (2014), Trapiello ficcionó la vida de los personajes. Es justamente por esa razón, por la autoridad literaria de Trapiello tiene en la materia, que esta nueva adaptación despierta tantas expectativas.

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