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Cultura

Los exhibidores y distribuidores negocian bajar el precio de las entradas de cine

“No somos nadie sin los espectadores. La crisis de consumo generalizado y la brutal subida del IVA ha contribuido a alejar a la gente de las salas".

La modificación de los hábitos de consumo por la caída del poder adquisitivo, los efectos de la piratería y la subida del IVA cultural hasta el 21% son algunas de las razones que marcan el desplome de las salas de cine en España. La prueba quedó a la vista en la llamada Fiesta del cine: en tres días las salas consiguieron 1.513.958 espectadores, casi  la misma cantidad que ha perdido el sector este año. Consecuencia de todo ello: distribuidores y exhibidores  están a  la búsqueda de un frente común para estudiar cómo volver a conquistar al espectador. Bajar el precio de las entradas parece la medida más contundente, aunque no por ello exenta de negociaciones dentro de la propia industria.

Tras la subida del IVA del 8% al 21% en septiembre de 2012, el coste de la entrada alcanzó una media de 6,9 euros  –puede llegar a 7,2  pero la realidad es que la mayoría supera los 9 euros—. En 2010, los cines españoles vendían más de 100 millones de entradas, pero dos años más tarde esa cifra había caído por debajo de 94 millones.  El precio ha condicionado la asistencia a las salas. Según datos del Instituto de la Cinematografía  y las Artes Audiovisuales (ICAA), en los últimos diez años, la entrada del cine ha pasado de 4,6 euros e 2003 a 6,6 euros en 2012. Si se observa en perspectiva, la tendencia de la entrada inversamente proporcional a la recaudación, que pasó de 671,04 millones de euros  en 2009, a 614, 20 en 2012. Mientras sube una, baja la otra.

Gráfico: Aumento del precio de las entradas de cine en España. Fuente: ICAA

“No somos nadie sin los espectadores. La crisis de consumo generalizado y la brutal subida del IVA ha contribuido a alejar a la gente de las salas, que se ha echado en los brazos de la piratería, más cuando el Gobierno no parece tener ninguna intención de regularla, pero la realidad es que debemos de buscar soluciones y una de ellas pasa por bajar el precio de las entradas al cine”, aseguraba en mayo de este año Felipe Ortiz, responsable de la distribuidora TriPictures. En los días en los que fueron realizadas estas declaraciones, el cine español había registrado sus peores cifras: 486.000 espectadores frente a los 864.000 de esa misma semana en 2012. En un año cayó la mitad.

Mantener los precios como están no sólo es absurdo, dicen algunos,  es completamente inútil. Según Pedro Pérez, ex director de FAPAE, la ecuación se divide entre salas llenas y vacías. Si los gastos continúan siendo los mismos, ¿qué es preferible: bajar el precio y llenar la función o mantenerlo tal y como está y prolongar que permanezcan desiertas? En ese sentido, la lógica impuesta por la Fiesta del cine es incontestable: el precio pesa, y mucho, en todo este asunto. Mejor no puedo describirlo el periodista Carlos Prieto: con la Fiesta del Cine la industria del cine español se marcó un gol en propia puerta y puso el tema del precio en primerísimo plano.

Enrique González Macho, presidente de la Academia de Cine no rehúye el tema, pero tampoco lo apoya con la contundencia de otros. No se puede dejar de lado que González Macho ha asestado el golpe no sólo por el cierre de las salas de la Cadena Renoir, de la que es dueño, sino por la posible quiebra de su empresa distribuidora Alta Films. “Es posible que se pueda ajustar el precio de la entrada”, dice “pero no puede ser nada espectacular, porque si se rebaja un 10 por ciento hablamos de 60 céntimos, sin olvidar que el 25 % son impuestos". Enrique Pérez, dueño de los cines Verdi, que ofrece diferentes opciones según sesiones, horas y días, no cree que el precio sea un elemento disuasorio a la hora de acudir a una sala y centra sus críticas en el IVA y en la falta de política del Gobierno contra la piratería.

Esta semana hubo acercamientos entre distribuidores y exhibidores, quienes se han reunido para examinar hasta dónde es posible una rebaja.

Del precio total de la entrada: 21% corresponde al IVA y 3% a las entidades de gestión de derechos de autor, es decir, 24% en impuestos. El resto se reparte de forma variable entre distribuidores y exhibidores : 43 % para los primeros y 33% para los segundos. De ahí que buena parte de la discusión del precio pase por el acuerdo entre ambos. Los exhibidores sin embargo se muestran muy cautelosos. Fijar precios comunes es contrario a las leyes de la competencia, además: las políticas comerciales son exclusivas de cada cadena. Aun así, hay algunos que se muestran partidarios de tomar la medida de rebajar los precios.

Según fuentes cercanas al sector, esta semana hubo acercamientos entre distribuidores y exhibidores, quienes se han reunido para examinar hasta dónde es posible una rebaja. Al consultar a Estela Artacho, presidenta Federación de Distribuidores Cinematográficos de España (FEDICINE), esta no confirmó –pero tampoco desmintió- las reuniones, que coincidieron con las palabras del Ministro de Educación, Cultura y Deporte, José Ignacio Wert, quien se refirió en el senado acerca del “efecto positivo” de una rebaja en el precio de la entrada al cine.

AL hablar de una bajada del precio, ¿de cuánto estaríamos hablando?  Ni soñar los con 2, 90 euros de la Fiesta del Cine –a todas luces, un mecanismo para estudiar el mercado-, tampoco los cuatro euros de hace ocho años. Pero sí, en cambio, una cifra cercana a los 5 euros, un precio cercano a determinadas promociones o tarjetas de fidelización de algunas cadenas exhibidoras.

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