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Cultura

España, la aguafiestas del Día de las Bibliotecas: cada vez menos libros y peores presupuestos

Biblioteca Municipal Lope de Vega, en Tres Cantos.

Este viernes se celebra el Día Internacional de las Bibliotecas. Como en casi toda efeméride que se convoca empujada 'sólo' por la costumbre –que no por su correspondencia con los hechos-, toca aguar la fiesta. Y aunque hay quienes aseguran que es momento de esparcir confeti, la situación no está para tirar cohetes.

En el proyecto de los Presupuestos Generales del Estado de 2015, mientras instituciones como el Prado y el Reina Sofía aumentaron entre dos y tres millones sus presupuestos, la Biblioteca Nacional de España (BNE) pasó de 29,37 a 29,26 millones de euros; el tercer año consecutivo de caída.

El presupuesto de Bibliotecas y archivos registró su tercer año seguido de caída.

Tal y como detalló José María Lassalle en su comparecencia ante la Comisión de Cultura del Congreso de los Diputados hace poco menos de un mes, el grupo de programas de Bibliotecas y archivos está dotado 69,88 millones de euros frente a los 78,42 de 2013, es decir, casi nueve millones de euros menos. Tan solo por ahí, el asunto, de fiesta, tiene poco.

Andalucía, más bibliotecas y menos lectores

España cuenta con una biblioteca nacional, 4.211 bibliotecas de acceso público, 2.084 especializadas, 285 de instituciones de enseñanza superior, 240 para grupos específicos de  usuarios y 14 bibliotecas centrales de comunidades autónomas. Respecto a 2010, se contabilizaron 227 bibliotecas más, un incremento del 3,4% que recae enteramente en los esfuerzos de las administraciones regionales.

No todas dependen de una estructura común; cada biblioteca tiene una titularidad distinta. En 2012, las dependientes de la Administración Local crecieron un 2,2% y las de la Administración Autonómica un 14,3%. Por el contrario, las dependientes de la Administración General del Estado se redujeron un 0,6%, es decir, cuatro bibliotecas menos. 

80% de la red de bibliotecas públicas depende de los ayuntamientos y comunidades autónomas

La realidad es que cerca del 80% de la red de bibliotecas públicas depende de los ayuntamientos y comunidades autónomas. Todo el peso recae prácticamente en ellas: las diputaciones, ayuntamientos y cabildos aportan 54% del presupuesto; el  20,8% proviene de las administraciones autonómicas y el 10,5% del Estado. Lo que resta proviene de financiación privada.

Según los datos del INE publicados en 2012, Andalucía debería ser la comunidad que más lee, pues esta registra el incremento más importante de bibliotecas: 127 más. Curiosamente, hasta 2013, esta comunidad ocupaba el número 14 en el índice de lectura -con 55% frente al 71% de Madrid-.

A Andalucía le siguen Castilla y León (59 bibliotecas más) y la Comunidad Valenciana (46). Aunque menor en proporción, los números rojos por comunidades no dejan de ser desoladores: Aragón (20 bibliotecas menos), Galicia (17 menos), País Vasco (15) y Castilla-La Mancha (10 menos).

Más usuarios, menos libros

Según el Observatorio de la lectura de 2014, el servicio de préstamo en las bibliotecas públicas sigue siendo el más utilizado, y sus índices se mantienen ligeramente al alza. El total de visitas a las bibliotecas asciende a 216,4 millones, con un incremento del 20,5% entre 2008 y 2012. También el número de usuarios inscritos aumenta, con un 43,2% de la población registrada en una biblioteca.

Desde 2010 se registra un descenso generalizado en la dotación para compra de libros.

Pero si aumentan los usuarios, disminuyen en cambio los trabajadores. En 2012 los gastos corrientes de las bibliotecas españolas ascendieron a 990,1 millones de euros, un 0,54% más que en 2010, pero teniendo en cuenta el incremento del IPC en 2011 y 2012, en realidad se está hablando de un decrecimiento del 5%. Los gastos de personal mantienen su ascenso y llegan a representar un 66,9%, pero al discriminar entre personal bibliotecario y contratados salta a la vista qué abulta el porcentaje: los empleados temporales.

El asunto, sin embargo, no termina allí. Al revisar los datos del INE es posible apreciar que 58,3% de los gastos anuales se destinan a pago de personal, mientras que apenas 20,3% se destina a comprar libros. Desde 2010 se observa un descenso generalizado en las adquisiciones, lo que provoca que las colecciones se encuentren desactualizadas. En 2012 las bibliotecas públicas registraron 3,5 millones de volúmenes, un 31,2% menos que en 2010.

Uno de los aspectos planteados por la Secretaría de Cultura en el Plan Estratégico de 2012-2015 contemplaba la “ampliación de las colecciones de las bibliotecas públicas españolas”. El objetivo específico, según el texto oficial, era mejorar las posibilidades de acceso de los ciudadanos a la información y la cultura, “aumentando el volumen, la actualización y la diversidad de contenidos y soportes de las colecciones de las bibliotecas públicas españolas”. ¿Qué ocurrió entonces en el camino?

El Plan Estratégico de Cultura pretendía ampliar las colecciones de las bibliotecas públicas.

Según el informe El sector del libro en España 2010-2012, elaborado por el Observatorio de la Lectura y el Libro, los datos de los editores arrojan un panorama desolador: la venta a bibliotecas registró la bajada más significativa en 2012 al alcanzar 16,8 millones de euros, un descenso del 43,7% respecto al año anterior.


Que la gente lea no atrae el turismo

Volcados en la idea de la cultura como ingrediente de ese batiburrillo llamado Marca España, los populares ha entendido la cultura como  un reclamo turístico y no como una política pública. Los presupuestos retratan bastante bien qué idea de cultura tienen los populares. Se puede exportar el idioma –el Instituto Cervantes– como se exporta el jamón; o atraer rodajes como quien promociona un destino turístico. El problema es que esa ecuación, en sectores fundamentales –tan estratégicos– no funciona.

Que la gente lea no atrae turistas, es cierto, pero consigue algo mucho más importante y a la larga decisivo: la capacidad de los ciudadanos de aprender y enriquecerse. Aunque eso, al parecer, de Marca España tiene poco… o no. Nuestro país está ocho puntos por debajo de la media europea, que es del 68%. España tiene el 60%.

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