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Cultura

La abdicación como una de las bellas artes: ¿a qué contenedor debe ir el rey?

Una de las obras presentadas en la muestra.

Mucho dista este retrato de Juan Carlos I del que hizo –a medias- el pintor Antonio López. En este, el que nos ocupa, el monarca aparece, acaso abocetado, estampado en un lienzo pequeño y mustio que alguien ha colocado en un enorme contenedor de basura. Se trata de La abdicación del Rey, una instalación incluida en Cartografía de un viaje, una muestra en la que el artista plástico Cristóbal Toral hace un repaso de su obra plástica y sus preocupaciones estéticas. Desde Las Meninas hasta La Monarquía como un desecho.

La idea ya la tenía bastante elaborada Toralcuando el Rey Juan Carlos anunció que dejaba la corona. Al menos eso ha dicho a los medios el artista, quien reconoce que la noticia le sirvió para concretar la instalación. Puede que sea esta la más vistosa y polémica de todas las obras, pero para Toral es una interpelación.

“En este contenedor hay muchas lecturas y para un artista es muy importante hacer una obra con tantos significados. En estos momentos habría que meter a mucha gente en un contenedor por otros motivos, a Pujol por ejemplo”, dijo Toral quien, asume, que el ensamblaje refleja también la ingratitud y necesidad de renovación.


Una obra comprometida

“Pocos han llegado tan lejos desde unos comienzos tan humildes y difíciles y ninguno ha construido una mitología plástica del éxodo, la partida, el desplazamiento y la mudanza tan rica y tan sugestiva como la que anima sus cuadros", dijo de su trabajo el escritor Mario Vargas Llosa. Y es justamente allí: en el tránsito, el viaje, el itinerario de lo que se desvencija o se deja atrás, desde donde está planteada esta muestra que se exhibe hasta el 26 de octubre en el Centro de Arte Tomás y Valiente de la localidad madrileña de Fuenlabrada

Comisariada por María Toral, la hija del artista, la exposición retrospectiva recorre desde los años setenta, con obras como Los emigrantes (1975), hasta la última de sus creaciones, La tierra prometida, fechada el pasado agosto, una dramática instalación inspirada en la valla de Melilla. El recorrido se inicia con la exhibición de las cinco obras que representaron a España en la Bienal de Sao Paulo en 1975, en las que Toral retrata el tema de las emigraciones en la época de Franco.

No se exhibirán sin embargo sus conocidos bodegones ni naturalezas muertas, ya que el énfasis de las 50 piezas seleccionadas está colocado en la reflexión que Toral ha hecho del desplazado, el viaje y la periferia.

La muestra ha sido diseñada con la intención de marcar etapas de manera muy definida. Así, mientras que en las primeras sala -en las que se muestra su interpretación de "Las Meninas", se le relaciona con Velázquez o Rembrandt-, en el siguiente espacio está presente el espíritu de Piet Mondrian e incluso el de Mark Rothko.

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