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Cultura

Cultura permanece al margen en 'la guerra de los Thyssen'

Se dice, y lo recogen algunas crónicas sociales, que en una ocasión, cuando Carmen Cervera paseaba por el Museo Thyssen- Bornemisza de Madrid del brazo de su marido, el barón Hans Heinrich Thyssen-Bornemisza, dijo: "Ningún museo del mundo es, como éste, fruto del empeño de una mujer".

Era la década de los noventa. En junio de 1993 el Estado español –tras las negociaciones que durante años sostuvieron  los ministros de cultura Javier Solana, Jorge Semprún y Jordi Solé Tura- había adquirido las 775 obras de la colección personal del barón. La inversión fue de 350 millones de dólares. Muchos otros se habían disputado la colección, entre ellos, la Fundación Paul Getty. Sin embargo, fue España quien se llevó la puja mayor.

Fue así como se creó el Museo Thyssen-Bornemisza. El propio barón eligió como sede de la colección el Palacio de Villahermosa. Diez años más tarde, en 2004, y tras una inversión de 38 millones de euros, el Estado español creo una ampliación del museo con obras de la colección de Carmen Thyssen.

En 2004 el Estado invirtió 38 millones de euros en la ampliación del Museo que acogió la exposición de Carmen Thyssen

Esa colección, originalmente compuesta por 240 obras valoradas entre 600 y 800 millones de euros fue cedida para su exposición en el Museo Thyssen “de forma gratuita durante once años”. Su gratuidad, sin embargo, se relativiza ante la inversión inicial,  además de las subvenciones específicas para su mantenimiento, difusión y promoción.  

Justo ahora cuando el Museo Thyssen celebra sus 20 años, Carmen Cervera, viuda del barón, refirma sus esfuerzos en la creación de un museo al que, sin embargo, despoja de una de sus obras maestras. Se trata de La esclusa, una pieza del pintor inglés John Constable que acaba de ser subastada en la sala Christie's de Londres por 20 millones de libras (24,8 millones de euros). La polémica está servida en bandeja.

La Guerra de los Thyssen

El anuncio de la venta de La esclusa provocó una tormenta en el Thyssen que llegó a su punto más alto con la dimisión de un miembro del patronato, Norman Rosenthal, quien actuaba en  representación de Francesca Thyssen, la única hija del barón.

Ambos habían mostrado desde un primer momento su desacuerdo con la venta del cuadro hasta  que Rosenthal comunicó su dimisión el pasado domingo a través de una carta enviada al periódico inglés The Daily Telegraph.

En su carta Rosenthal afirmaba que la venta "representa una vergüenza moral de las personas a las que concierne, en especial a Tita (…). Tengo que decir, en mi humilde opinión, que tiene muy poco o ningún conocimiento de la Historia del Arte o de la verdadera importancia del arte en el contexto del museo".

El anuncio de la venta de La esclusa provocó una tormenta en el Thyssen. "Me trae al fresco", dijo Tita.

Carmen Cervera respondió. No sólo fue contra Rosenthal sino también contra Francesca Thyssen “Me trae al fresco. Que le vaya muy bien. No era amigo de mi marido y jamás fue su asesor. No entiendo qué pinta en todo esto, ni qué tiene que opinar".

En esas mismas declaraciones  ofrecidas ayer a la prensa  Carmen Thyssen desmintió algunas las afirmaciones de Francesca Thyssen respecto a que se encuentra negociando de forma privada la venta de una obra de Guardi y otra de Lyonel Feininger.

"Es un cuento chino que se ha inventado. No se puede hablar de tonterías. Los cuadros están colgados en el museo. El 'feininger' al que se refiere lo presté para una exhibición en Nueva York, donde estuvo presentado maravillosamente bien", afirmó la baronesa, quien se preguntó sobre el por qué Francesca no la deja "en paz".

Al ser consultado por Vozpópuli sobre una postura oficial, el Museo Thyssen no emitió pronunciamiento alguno. Todos los juicios emitidos por los implicados se han realizado en medios de comunicación o de viva voz. No ha habido comunicación oficial alguna, tampoco está prevista una nueva fecha para la junta del patronato.

De momento, las declaraciones más enardecidas han sido aportadas por Francesca Thyssen al diario El País. En ellas, la archiduquesa desconoce las decisiones del pasado 11 de febrero, cuando se firmó un acuerdo del patronato para que se pudieran vender hasta el 10% de los fondos de la colección de Carmen Cervera, “en caso de necesidad”.

"Norman y yo hemos luchado de manera vigilante contra este acuerdo que fue negociado entre bambalinas, como parte de la negociación para la ampliación. Estas negociaciones se realizaron fuera de la vista de Norman y de la mía, así es que el que ellos digan que nosotros aprobamos la venta no puede estar más lejos de la verdad ", declaró Francesca a la periodista Fietta Jarque.

El Minsiterio de Cultura, al margen

En medio de lo que podría parecer una disputa familiar, queda una colección valorada en más de 600 millones de euros –la de Carmen Cervera- y que anualmente es visitada por más de un millón de personas en la que se ha convertido en una de las pinacotecas más visitadas del mundo.

De momento ni el Ministerio de Educación, Cultura y Deportes ni la Secretaría de Estado que lleva estos temas, ha hecho un pronunciamiento oficial, a pesar de que es parte involucrada por ser miembro del Patronato del Museo Thyssen.

Fuentes vinculadas al ministerio indican que no habrá valoraciones de ningún tipo sobre ninguno de los temas: La esclusa o la cláusula del 10% de la venta permitida a Carmen Cervera no serán objeto de intervención alguna.

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