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Cultura

Bilbao, hervidero de museos: del siglo XVI al XXI en menos de tres manzanas

Varias personas obervan los cuadros "El invierno" (i) y " Otoño" del pintor Giuseppe Arcimboldo en el Museo de Bellas Artes de Bilbao.

Bilbao saca provecho del  pulso tácito que sostienen el Museo de Bellas Artes y el Guggenheim. Apenas unas manzanas separan a una institución de la otra. Con la llegada de Miguel Zugaza a la dirección del Bellas Artes, la institución ha recuperado fuste gracias a un programa de exposiciones ambicioso. Zugaza estrenó gestión con la exhibición de la colección privada de arte de Alicia Koplowtiz y continúa ahora con la muestra  Arcimboldo. Las Floras y la Primavera, que reúne por vez primera las  obras originales del pintor milanés Giuseppe Arcimboldo que se conservan en colecciones españolas.

Arcimboldo, considerado como uno de los artistas más originales y desconocidos  del manierismo italiano, tuvo bastante más peso en las colecciones españolas. Felipe II recibió once cuadros de sus series Las Estaciones y los Elementos, estos sin embargo, se consideran extraviadas. En total se exhiben 14 obras que completarán la muestra, cuyo núcleo principal lo componen los óleos sobre tabla Flora (1589) y Flora meretrix (c. 1590), pertenecientes a una colección particular y nunca antes mostradas hasta su publicación en 2014 por Miguel Falomir, director del Museo del Prado y autor del texto principal del catálogo. A ellas se suma ahora La Primavera (1563), del Museo de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando (Madrid), y dos copias contemporáneas de El Otoño y El Invierno de la colección de la duquesa de Cardona (Córdoba, España).

La característica principal de sus cuadros la determina el lenguaje y los elementos con los que configura el perfil de rostros: todos están formados por plantas, frutos y en ocasiones animales.  Según comenta Zugaza en los textos de catálogo, Arcimboldo sufrió un prolongado olvido hasta su redescubrimiento a principios del siglo XX. Ocurrió cuando el fundador del MoMA de Nueva York, Alfred H. Barr Jr., lo introdujo en la exposición Fantastic Art, Dada, Surrealism. Barr aseguraba que Arcimboldo era uno de los precursores del dadaísmo. Aunque todavía el MoMa no ejercía plenamente como el canon, sin duda influyó en el redescubrimiento del italiano. 

Barry Humphries, 26, 27 y 28 de marzo de 2015 (Barry Humphries, 26th, 27th, 28th March 2015) de 82 retratos y 1 bodegón Acrílico sobre lienzo (de un conjunto de 82) 121,92 x 91,44 cm © David Hockney Foto: Richard Schmidt

Del siglo XVI al XX en menos de tres manzanas. El Museo Guggenheim -que celebra su vigésimo aniversario- acoge la exposición David Hockney: 82 retratos y un bodegón. Se trata de retratos de cuerpo entero realizados por el pintor británico a amigos y colaboradores. La muestra, que está comisariada por su amiga y colaboradora Edith Devaney, pone en relación una serie de lienzos pintados por expresa invitación del artista a sus amigos, empleados y colaboradores más próximos, nunca por encargo. Podría decirse que se trata de un bestiario sentimental californiano -el artista vive y trabaja en la coesta Oeste de los EEUU-.

El catálogo de personas reflejadas va desde miembros de relevantes familias financieras como Jacob Rotchild, cuarto barón de Rotchild, personal de servicio, personajes del mundo del arte californiano o, por qué no, su dentista.  Todas las obras tienen el mismo tamaño, muestran al modelo sentado en la misma silla y con el mismo azul de fondo, y todos fueron pintados en el transcurso de tres días.

La muestra incluye, además,  un bodegón realizado por Hockney en marzo de 2014, un conjunto de frutas colocadas sobre una banqueta. Tras la gran exposición de paisajes que el Museo Guggenheim Bilbao le dedicó en 2012, David Hockney se alejó de la pintura, dejó su casa de Yorkshire y regresó a Los Ángeles. La mayoría de estas piezas pertenecen a esa época. 

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