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Motor

El iQ, la respuesta de Toyota al Smart, todo un fracaso para la marca

Las ventas del iQ han ido cayendo año tras año en nuestro mercado hasta cerrar 2013 con apenas 160 unidades.

Cuando Mercedes-Benz lanzó en 1998 el pequeño Smart City-Coupé fruto de su alianza con la conocida marca de relojes Swatch, ponía en el mercado un modelo diferente a todo, una arriesgada apuesta pero a la que el tiempo ha dado la razón con un notable éxito de ventas tanto en el mercado europeo en general como en el nuestro propio en particular. Una visión de la movilidad urbana que ha dado sus frutos, pues es fácil ver circulando por las calles de las grandes ciudades numerosas unidades del pequeño Smart.

En 2013, del iQ apenas se han vendido en nuestro mercado 161 unidades. Del Smart, más de 2.300.

Toyota, quiso años después viendo el éxito del revolucionario microcoche de Mercedes-Benz lanzarse a la conquista de una parte del suculento pastel que había supuesto para la marca alemana el éxito de ventas durante diez años del Smart, lanzando en 2008 en Japón primero y ya en 2009 en el mercado europeo su propia alternativa al Smart, el iQ. Y aunque la acogida inicialmente fue más o menos positiva, el paso del tiempo ha ido confirmando el fracaso de un proyecto que nació con grandes aspiraciones, pero que no ha llegado a cuajar, tampoco en España.

Así, en los últimos tres años, las ventas del iQ han estado muy por debajo del Smart, que ha rondado las 3.000 unidades en 2011, las 2.400 en 2012 y que en este 2013 se ha quedado en cifras muy próximas a las del ejercicio anterior, 2.325 unidades. Frente a estas cifras, el iQ se ha movido entre las 390 unidades del 2011 y las poco más de 160 de este 2013, una tendencia claramente a la baja que ha llevado a Toyota a plantearse incluso dejar su producción el próximo año. De hecho, en países como Holanda se ha dejado de comercializar recientemente.

Aston Martin dejó incluso de comercializar el Cygnet, su pequeño deportivo urbano que no era sino un iQ vestido por fuera y por dentro según los estándares de la marca inglesa. Y la decisión de dejar de producirlo viene no sólo del hecho de unas ventas muy por debajo de lo esperado —costaba tres veces más que el propio iQ—, sino por que los responsables de la marca han visto la posibilidad cada vez más real de que Toyota ponga fin a la producción del iQ.

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