Publicado: 11/12/2014 11:02
La red estaba dirigida por el empleado de un taller especializado en chapa y pintura que se encargaba de cambiar la titularidad del vehículo utilizado en los accidentes con el propósito de borrar el rastro de los anteriores titulares y hacerle más difícil a las compañías aseguradoras acceder al histórico de siniestralidad del turismo en concreto. El modus operandi consistía en trasladar los vehículos hasta un lugar deshabitado, colocarlos en la posición de un hipotético accidente de circulación y derramar en el suelo líquidos del vehículo como aceite o gasolina para posteriormente llamar a los servicios de emergencia.
Cuando los agentes se personaban en el lugar del accidente, el personal de los servicios de emergencia que llegaban primero se convertía en testigos de los conductores y ocupantes de los vehículos siniestrados. Estos últimos requerían casi siempre los servicios médicos con el fin de hacer constar que habían sufrido alguna lesión por el accidente y así poder obtener la pertinente indemnización de las aseguradoras.
El mismo turismo se habría visto involucrado en tres accidentes diferentes, en cuanto a tiempo, lugar de los siniestros, vehículos contrarios, así como las compañías aseguradoras con las que éstos contaban. Los integrantes del grupo se reunían para acordar cual sería la posición de cada uno de ellos en el vehículo cuando éstos supuestamente chocaran entre sí, así como lo que debían manifestar a los diferentes servicios de emergencia.
A raíz de las denuncias y la posterior investigación, los agentes lograron determinar que los desperfectos y deformaciones de los vehículos implicados resultaban ser los mismos en los diferentes siniestros investigados, lo que llevó a la detención de esta red compuesta por hasta 12 personas.
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