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Sociedad

Bergoglio, el competidor de Ratzinger que acabó siendo su sucesor

El cardenal Jorge Mario Bergoglio, hasta ahora la máxima autoridad de la Iglesia argentina, es un jesuita con una sólida formación académica, considerado un hombre dialogante y moderado. El que a partir de ahora será conocido como papa Francisco ya estuvo muy cerca del pontificado cuando en 2005 el cónclave que debía elegir sucesor a Juan Pablo II designó a Joseph Ratzinger como sumo pontífice. Y es que Bergoglio era la principal alternativa al alemán, y no Carlo Maria Martini, como trascendió en su momento. Según reveló el periodista de La Stampa Marco Tosatti, Bergoglio, que por entonces tenía 70 años, pidió que se abstuvieran de elegirlo. Así, el cardenal argentino quedó segundo en la reñida votación.

Ratzinger había liderado la primera votación con 47 votos, seguido por Bergoglio, con 10. En la segunda, la diferencia fue de 30 votos, mientras que en la tercera, Ratzinger rozó los dos tercios necesarios. Tras la tercera votación, al igual que esta mañana, también hubo un receso, en el que Bergoglio casi entre lágrimas hizo su petición. Ya en la cuarta y definitiva votación el resultado dejó a Benedicto XVI como el nuevo papa, con 84 votos, frente a 26 del argentino.

Ahora el momento del pontificado sí ha llegado para el argentino. Arzobispo de Buenos Aires y primado de Argentina, Bergoglio ha sido en la Santa Sede miembro de la Congregación para el Culto Divino y la disciplina de los Sacramentos, de la Congregación para el Clero, de la Congregación para los Institutos de Vida Consagrada y de las Sociedades de Vida Apostólica, del Pontificio Consejo para la Familia y la Pontificia Comisión para América Latina.

Nació en Buenos Aires, en el seno de una familia de origen italiano y comenzó su carrera en la Iglesia con 21 años tras estudiar ciencias químicas. Fue ordenado sacerdote el 13 de diciembre de 1969 y, en plena dictadura militar argentina, entre 1973 y 1979, fue enviado a Alemania, de donde pasó a la iglesia de la Compañía de Jesús de Córdoba.

Tensa relación con el kirchnerismo

En 2001, Juan Pablo II lo nombró primado de la Argentina y ocupó la presidencia de la Conferencia Episcopal durante dos períodos hasta que abandonó el cargo porque los estatutos le impedían seguir. Durante este periodo, fue conocido por la tensa relación que mantuvo con los gobiernos del fallecido Néstor Kirchner y de su esposa y sucesora, Cristina Fernández. La frialdad que marcó el tono de sus relaciones con el kirchnerismo se transformó en enfrentamiento abierto en temas como la crisis por las diferencias entre el gobierno y las patronales agrarias, la aprobación de la ley que reconoce el matrimonio homosexual y la polémica sobre el aborto.

En 2008, durante el conflicto con el campo, Bergoglio llegó a pedir a Cristina Fernández un "gesto de grandeza" con las patronales agrarias, denunció "homogeneización" del pensamiento y "crispación social". En 2010, la cúpula de la Iglesia católica argentina libró una "guerra de Dios" contra el gobierno y trató por todos los medios de evitar la aprobación de la ley que reconoce el matrimonio entre personas del mismo sexo. Bergoglio encabezó manifestaciones, movilizó a los sacerdotes en defensa de la "unidad familiar" y convocó vigilias frente al Parlamento.

Aunque perdió esta batalla, se apuntó un tanto poco después al conseguir que el gobierno frenara la difusión de una guía médica que repasaba los supuestos de aborto admitidos por la ley argentina: violación y peligro para la vida o la salud de la madre.

Un hombre sencillo poco acostumbrado a la vida pública

Conocido por su sencillez, Bergoglio vivía solo, en un apartamento, en el segundo piso del edificio de la Curia, al lado de la Catedral de Buenos Aires, en el corazón de la ciudad. Medios locales recuerdan hoy cómo desde la ventana de su apartamento fue testigo de la violencia que se vivió en la Plaza de Mayo durante la crisis de diciembre de 2001. Indignado, llamó al ministro del Interior para pedirle que diera instrucciones para que los agentes diferenciaran entre activistas y ahorradores que reclamaban por sus derechos.

Poco amigo de las apariciones en los medios, Bergoglio ha tratado de mantener un bajo perfil público, acostumbra a viajar en transporte público e incluso acude a confesar a la Catedral. De hecho, fue de los pocos cardenales que cuando llegó a Roma para la elección del Papa no se subió a vehículos oficiales.

Aunque goza de buena salud, sufre problemas respiratorios tras la pérdida de un pulmón en una intervención quirúrgica.

Preocupado por la educación, una de sus prioridades ha sido dedicar los esfuerzos de la iglesia argentina a los centros educativos y no solo a los concertados católicos.

El nuevo Papa es un amante de los autores clásicos, disfruta del tango y no oculta su pasión por el fútbol, en especial por el San Lorenzo de Almagro, hasta el punto de que tiene una camiseta firmada por los jugadores.

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