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Sociedad

Iglesias pide que Europa reconozca como enfermedad una patología sin consenso científico

El líder de podemos y europarlamentario, Pablo Iglesias

El eurodiputado y líder de Podemos, Pablo Iglesias, dirigía el pasado mes de julio una pregunta por escrito a la Comisión Europea (CE) sobre el reconocimiento oficial de la hipersensibilidad electromagnética como enfermedad. Además reclamaba conocer si este organismo comunitario tiene medidas previstas para “solucionar la desprotección y vulnerabilidad infantil ante el despliegue de tecnologías inalámbricas en el ámbito educativo”. Iglesias denunciaba, junto a su compañera de Podemos en la cámara europea, Estefanía Torres Martínez, un posible “boicot” que los lobbies habrían ejercido sobre un dictamen del CESE (Comité Económico y Social), sobre "los derechos de las personas electrosensibles”.

En 2011, un juzgado de Madrid concedía la incapacidad laboral a una trabajadora de la Facultad de Económicas de la Universidad Complutense que sufría este trastorno

La llamada hipersensibilidad electromagnética es una patología por la que los pacientes manifiestan un cuadro con diversos síntomas que van desde la fatiga crónica hasta la pérdida temporal de memoria, el dolor continuado de cabeza, la irritabilidad o la dificultad para concentrarse. En España, un juzgado de Madrid concedía en 2011 la incapacidad laboral a una trabajadora de la Facultad de Económicas de la Universidad Complutense que sufría este trastorno. Recientemente, un tribunal de Toulouse ha reconocido, por primera vez en Francia, el caso de una mujer que asegura estar afectada por la electrosensibilidad.

Una patología sin reconocimiento científico

A pesar de que algunos jueces hayan otorgado bajas laborales por los síntomas de esta patología, entre la comunidad científica aún no existe consenso sobre las causas reales que provocan esta afección. Por un lado, la Organización Mundial de la Salud reconoce que hay "personas que dicen sufrir problemas de salud por su exposición a los campos electromagnéticos, con síntomas que varían de un paciente a otro", si bien, matiza que "no existen criterios diagnósticos claros para este problema sanitario, ni base científica que permita relacionar los síntomas con una exposición a los campos electromagnéticos", como los que generan los teléfonos móviles, los routers Wi-Fi o las antenas.

Los afectados denuncian la falta de un diagnóstico médico claro y acusan a las grandes compañías de financiar estudios científicos no independientes

Por otra parte, algunos estudios también han puesto de manifiesto que la autosugestión puede llegar a jugar un papel relevante en estos casos. Según recoge la OMS, "hay escasa evidencia científica que apoye la posible existencia de casos de hipersensibilidad a los campos electromagnéticos. Estudios recientes realizados en países escandinavos han comprobado que, en condiciones adecuadamente controladas de exposición a campos electromagnéticos, no se observan pautas de reacción coherentes en los sujetos expuestos". Además "tampoco existe ningún mecanismo biológico aceptado que explique la hipersensibilidad", señala. Por ello se apunta a que esta patología podría tener un origen psicosomático.

El negocio de la electrosensiblidad

Las asociaciones de afectados por este tipo de contaminación denuncian la falta de un diagnóstico médico claro y acusan a las grandes compañías tecnológicas de financiar estudios científicos no independientes que sirven, a su juicio, para negar la relación entre las ondas y los síntomas que padecen. En este sentido, la Plataforma Estatal Contra la Contaminación Electromagnética, que agrupa a diversos colectivos y asociaciones, denuncia en un manifiesto "la actitud y estrategias de la industria de telecomunicaciones, que se centra en negar las evidencias científicas (Declaración de París, 2009) y en influir, por medio de sus poderosos grupos de presión, en los medios de comunicación y poderes públicos e instituciones, con el objeto de impedir que se establezca una legislación que controle la caótica proliferación de infraestructuras emisoras de CEM y proteja la salud de la población".

En 2012, algunos colectivos pidieron eliminar las ondas de Wi-Fi de los centros educativos españoles, por considerarlas perjudiciales para los alumnos

En 2012, algunos de estos colectivos llegaron incluso a solicitar la eliminación de las ondas de Wi-Fi de los centros educativos españoles, por considerarlas perjudiciales para los alumnos. Además, algunas asociaciones como la Fundación para la Salud Geoambiental, comercializan gran variedad de productos para proteger los hogares de las radiaciones; desde cortinas especiales hasta "pinturas de blindaje (...) capaces de evitar la entrada de la radiación exterior". Un bote de 5 litros cuesta 249 euros. También ofrecen equipos medidores de radiación y objetos de protección personal, como telas a medida para confeccionar prendas aislantes de las ondas, o para proteger la cama a modo de mosquitera.  

Aislados de las ondas

A pesar de que vivimos rodeados de tecnología, en el pequeño pueblo estadounidense de Green Bank, (West Virginia), está prohibido el uso de teléfonos móviles, de Wi-Fi, de Bluetooth o de aparatos que puedan interferir en la actividad de un enorme radiotelescopio del Gobierno norteamericano. Esta localidad, situada no muy lejos de Washintong o Philadelphia, se ha convertido en un oasis para aquellas personas que dicen sufrir hipersensibilidad a las ondas electromagnéticas. Sin embargo, los expertos, lejos de sugerir aislarse en las montañas, recomiendan mantener la prudencia hasta que la comunidad científica avance en sus conclusiones. Para 2016 la OMS espera realizar una evaluación formal de los estudios sobre los riesgos para la salud derivados de la exposición a campos de radiofrecuencia.

PREGUNTA ÍNTEGRA DE PABLO IGLESIAS

Reconocimiento integral de la electrohipersensibilidad (EHS) en Europa

El pasado 24 de junio se celebró un año más el Día Internacional contra la Contaminación Electromagnética. En este sentido, tanto el Parlamento Europeo (en 2008 y 2009), como otros estamentos —la Agencia Europea del Medio Ambiente (desde 2007 hasta la actualidad) o la Asamblea Parlamentaria del Consejo de Europa (en 2015)— han elaborado sucesivas resoluciones.

Sin embargo, los lobbies han boicoteado en el CESE un dictamen proteccionista en defensa de la salud que incluía reivindicaciones y llamadas de alerta recogidas en las resoluciones referidas con anterioridad y el reconocimiento básico de los derechos de las personas electrosensibles. Esto está actualmente siendo investigado a través de la defensora del Pueblo por si se estuviera produciendo un conflicto de intereses. Asimismo, los comités científicos, como el CCRSERI, tienen una evidente falta de independencia y neutralidad.

¿Va la Comisión a tomar medidas para solucionar dicho boicot, así como para solucionar la desprotección y vulnerabilidad infantil ante el despliegue de tecnologías inalámbricas en el ámbito educativo?

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