Quantcast

Sociedad

Preguntas ambiguas, falta de tiempo, estrés: así fue la polémica reválida de la LOMCE en Madrid

Realización de las pruebas de la LOMCE en un colegio de Madrid

La realización de las conocidas pruebas de las 'reválidas' de la LOMCE ha estado envuelta en polémica hasta después de su realización. Si hace un mes doce comunidades autonómas decidieron rebelarse contra la controvertida ley del PP, creando una "evaluación individual" y desmarcándose de ella, ahora son los expertos -profesores, orientadores, directores e inspectores- los que han observado una serie de irregularidades en su práctica la semana pasada. Todas ellas han sido plasmadas en un informe elaborado por el PSOE de Madrid, al que ha tenido acceso Vozpópuli.

Las pruebas realizadas por alumnos de tercero -8 y 9 años- y sexto de primera -11 y 12 años- entre los días 10 y 12 de mayo en Madrid fueron unas jornadas "tediosas y densas" que no se ajustaron a la edad ni a las características de la prueba. Las largas horas sufridas durante su realización entre los pequeños de 8 años y el estrés hicieron jugar más de una mala pasada a estos estudiantes. Según recoge este informe se dieron "varios casos de alumnos de 3º de Primaria que se orinaron encima debido a la presión sufrida". "No era una prueba fácil ya que tenía muchos textos y audios y un carácter muy subjetivo en muchos casos", cuenta a este periódico María Ángeles Sanz, profesora de un colegio público de Madrid que asegura que esta prueba que se realiza "sin la presencia del tutor puede generar incertidumbre e inseguridad" en ciertos alumnos.

Según el informe elaborado por el PSOE se dieron "varios casos de alumnos de 3º de Primaria que se han orinado debido a la presión sufrida"

En el caso de esta prueba en los alumnos de tercera de primaria su realización no es una necesidad desde el punto de visto educativo. "A esta edad no es necesaria la realización de la prueba porque hay evaluación continua. Con ella queda un poco relegada la función del profesor", argumenta la docente. "Es un esfuerzo extra para ellos y el ritmo de estudios es diferente a su realización", agrega Pilar (nombre ficticio), madre de dos niños -uno de 8 y otro de 12 años- que han tenido que enfrentarse en estos días a esta temida 'reválida'.

Además muchos de los niños se dieron cuenta de que las preguntas no se ajustaban al temario, lo que les generó aún más incertidumbre. "Mi hijo de tercero sí que me dijo que había cosas que no entendía muy bien a que se refería y que había aspectos que no se habían dado durante el curso. Estaba sorprendido", cuenta esta madre. En el caso de los alumnos de sexto hay que ver "las consecuencias que tiene la nota, porque les puede ya marcar el camino al variar de ciclo", argumentan Sanz.

Una prueba "plagada de errores"

El informe también denuncia que su puesta en marcha fue "precipitada, improvisada, inoportuna y plagada de errores". En el caso de los menores de 11-12 años el examen constaba de tres apartados: Ciencia y Tecnología, Expresión Escrita y Comprensión Oral. 

La mayor complejidad, según denuncia este informe, se dio en la parte de Ciencia y Tecnología. Así, lo corrobora la profesora Sanz, que explica que en el caso de la prueba de Matemáticas era "difícil" de terminar en el tiempo estimado para ello -calculado en 60 minutos-. "Una tutora de mi centro hizo la prueba a la vez que los niños y ella que tiene más capacidad de relación tardó 32 minutos en hacerla. Ponle a un niño que vaya bien y que no tenga dudas, puede tardar prácticamente el doble", relata. Esa fue la sensación que vivieron los alumnos de este curso al finalizar el examen. "En el caso de las Matemáticas mi hijo mayor me ha contado que eran muchos los problemas y muy poco el tiempo que disponían para realizarlo", asegura Pilar. Según apunta este informe, "los mejores alumnos, con brillantes resultados, lloraron por no poder terminar todos los ejercicios".

La prueba de Matemáticas era difícil de realizar en el tiempo asignado: "Una tutora de mi centro hizo la prueba y tardó 32 minutos", cuenta la profesora Sanz

En otros casos, según denuncian, había preguntas muy ambiguas que despistaban al alumno. Todas las respuestas podían considerarse incorrectas o tenían más de una respuesta posible. En otras ocasiones, el contenido no se ajustaba a la realidad cotidiana del niño. "Son pruebas que se usan con un criterio competencial entre países. Que a veces no se ajusta a situaciones reales. Así por ejemplo había una pregunta que pedía calcular lo que tardaba una persona en coger un tranvía. Se trata de una cuestión que es igualitaria a nivel europeo para los pequeños, pero la realidad es que en varias zonas de España no existe este medio de transporte, con lo que el menor no ha vivido esa situación real", explica Ángeles Sanz.

Asimismo denuncian una falta de organización en la realización de la prueba. El informe recoge que "no había material suficiente y que se tuvieron que hacer copias en el momento de la prueba". Incluso señala que "al ser en color y ser este importante en algunas ocasiones, las copias no reunían la calidad adecuada" y presenta problemas para los alumnos con discapacidad visual. Además en la prueba oral las condiciones de audición de los textos variaban mucho dependiendo de los aparaos. Así, según este informe en algunos casos "los directores de los centros se tuvieron que llevar los equipos de sus casas".

¿A favor o en contra?

La realización de este examen ha dividido España en dos bandos: los que están a favor y los que se oponen a ella. Entre los primeros se incluyen los que creen que no es una prueba para evaluar el alumno sino al sistema educativo. Algo con lo que coinciden muchos profesores y docentes de los centros públicos, pero aseguran que esta reválida está mal planteada. "En el caso de los niños de sexto de primaria se puede hacer la prueba pero de otra manera. Nuestra evaluación es continua, pero lo que hay que estudiar qué se demuestra con esa prueba y para qué servirá. Tal y como se plantea, como si los alumnos fueran mero robots no está bien planteada", asegura la profesora Ángeles Sanz.

Entre los detractores de esta 'révalida' creen que su incoporación al expediente "puede dar conotaciones negativas como repetir curso"

En el lado opuesto se encuentran los sindicatos de profesores y familias agrupadas en la Confederación Española de Padres y Madres de Alumnos (CEAPA) que rechazan estas 'reválidas' porque, a su juicio, pueden "lesionar gravemente el futuro del menor" ante la posibilidad de incorporar a su expediente "connotaciones negativas que pueden llevarle incluso a repetir curso o a condicionar su futuro en Secundaria". "En otras condiciones es razonable que se realice la prueba para nivel estadístico y para uso interno del Ministerio de Educación para realmente proponer mejoras. Pero no está bien que se utilice para penalizar o gravar los expedientes o incluso para premiar. Son exámenes que los niños no se preparan, con lo que no es pertinente. El profesor es quién hace el seguimiento al niño durante el curso, es él que sabe su desarrollo, lo qué conoce, no nadie que venga de fuera con otros baremos y otros criterios", concluye Pilar.

Ya no se pueden votar ni publicar comentarios en este artículo.