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Sociedad

Luisito el millonario: "Llevo la vida de un señor rico de 70 años, gasto 6.000 € en ropa"

Luis Rodríguez Toubes

Luis Rodríguez Toubes, el "amigo" del rey Felipe VI que presuntamente ha estafado a un matrimonio de ancianos de Mallorca, lleva un tren de vida propio de un ricachón o de su amigo el monarca. Con tan sólo 22 años y una cuenta bancaria con cerca de 40 millones de euros lleva, como el reconoce en una revista, una vida "de un señor millonario de 70 años". Sin embargo, la vida de este veinteañero que se ha codeado con la jet set de España y que presume de que el rey Felipe VI le "acompañaba hasta la cama los días que iba a su casa a cenar”, no es tan bonita como la intenta aparentar en las redes sociales. 

En su historial acumula una nutrida lista de detenciones, por diversas denuncias de gente a la que presuntamente ha podido estafar. Consiguió, por ejemplo, que un matrimonio de ancianos de su localidad pusiera a su nombre bienes inmuebles valorados en cuarenta millones de euros. Mercedes Llop de Villalonga, aristócrata y joyera, lo denunció por una deuda de medio millón de euros y el robo de muebles y joyas de su propiedad. El joyero Guillermo Cuadrado también interpuso una demanda contra el joven por acumular una deuda de más de 600.000 euros.

Su tren de vida

“Me levanto todos los días a las dos de la tarde, me abren las cortinas, me tomo un zumo, entonces me arreglo y a eso de las tres tomo un aperitivo. Almuerzo, luego me relajo un poco y después saco mi sombrilla japonesa y salgo a dar un paseo, o de compras o cualquier cosa”, explica el joven que presume de haber jugado de pequeño con "un sonajero de oro". En su cuenta personal de Facebook asegura haber cambiado de residencia en distintas ocasiones. Así, en la actualidad figura que reside en Londres, pero el pasado año cuenta que se mudó a Laussane (Suiza) el 26 de mayo, para cinco días más tarde cambiar la cuidad de residencia y mudarse de nuevo a Barcelona. 

"Me levanto todos los días a las dos, me abren las cortinas, me tomo un zumo (...). Almuerzo, luego me relajo un poco y después saco mi sombrilla japonesa y salgo a dar un paseo, o de compras o cualquier cosa”

Asegura que su mentalidad corresponde a alguien de 40 más que a un joven de veinte años. “Mis amigos son de avanzada edad, mínimo a partir de 35”, puntualiza. En un reportaje publicado en un Vanity Fair en el que alardea de su estilo de vida, tilda de "frívola" la pregunta de la periodista sobre cuánto dinero se gasta en ropa. sin embargo, pese a la calificación de la pregunta, añade a continuación que en un fin de semana puede gastarse unos 6.000 euros en distintas prendas de vestir. Sin embargo, no toda su vida es tan bonita como la pinta en el reportaje, sino que también tiene sus sombras. Y bien oscuras. Sus problemas con la justicia no han hecho sino agravar el problema y el joven ha tenido incluso que acudir al psicólogo que le ha diagnosticado ansiedad.

Pese a su estado de ansiedad, el joven continúa con su tren de vida y sigue cambiando de residencia. Mientras el juez instruía sus causas, Luis se instaló en Madrid donde intimó con las celebrities de la talla de Carmen Lomana o Susie Lindberg. Su rutina diaria bien podría coincidir con la de sus amigas, aunque Luisito el millonario es consciente de que debe cambiarla de cara al futuro. En la entrevista describe su rutina así:Estar en la cama, hacer unas llamadas bancarias. Hablo con el administrador, veo cómo están mis pisos... Miro las acciones, si ha bajado la bolsa. (…) Pero bueno que sí, algo tengo que hacer, porque para la edad que tengo esto es totalmente insano. No se trata de poner sellos en un estanco, pero tampoco la dolce vita. Llevo la vida de un señor millonario de 70 años”.

Y en lo referente al intelecto, responde a la pregunta de si se cultiva, que, por supuesto, que cuida mucho su físico. Cuando averigua a qué se refiere en realidad la entrevistadora, asegura que “todos esos museos ya los he pisado mil veces, como el Thyssen, que fui de la mano de Tita”. El joven confía en que sus problemas judiciales se queden en nada y fija su meta fuera de España, para dedicarse a “algo verdaderamente divertido”.

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