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Sociedad

¿Deben los niños españoles aprender finanzas en la educación obligatoria?

Según el informe PISA uno de cada seis jóvenes españoles tiene problemas para manejarse con una tarjeta de crédito o reconocer para qué sirve una factura.

En un escenario cada vez más pendiente de los asuntos financieros a causa de los acontecimientos que han recorrido medio mundo y han golpeado las carteras del otro medio, cabe cuestionarse si la población está preparada para adecuarse al mundo financiero que, poco a poco, ha ido haciéndose más y más relevante en nuestras vidas. En el año 2005, la OCDE empezó a requerir a los Gobiernos y reguladores un mayor compromiso por la Educación Financiera y aseguraba que los ciudadanos “necesitan una mayor comprensión sobre el funcionamiento del sistema financiero para poder gestionar mejor sus deudas hipotecarias o de consumo, ahorrar de forma efectiva para su jubilación, y los Gobiernos de la OCDE han reconocido que deben ayudar a las personas en esa tarea”.

Solo 43.000 de 8.081.972 alumnos tienen acceso al programa piloto del BdE de Educación Financiera

Quizá un mayor conocimiento sobre finanzas hubiera cambiado completamente la España de la crisis, donde el endeudamiento o la falta de comprensión de las condiciones de los productos de cierta complejidad han sido el problema económico de una gran parte de la población. Pero esta falta de conocimientos que ha afectado trágicamente a una buena parte de los españoles es algo que en la actualidad no se está solucionando en los niveles más básicos de la educación. Cuando la OCDE publicó los resultados del último informe PISA sobre educación financiera, se apuntaba que uno de cada seis jóvenes españoles tiene problemas para manejarse con una tarjeta de crédito o reconocer para qué sirve una factura. Esto abrió un debate en la comunidad educativa sobre si era necesario impartir conocimientos financieros de forma obligatoria a los niños.

Siguiendo estos resultados, en 2008 el Banco de España junto a la CNMV, y más tarde el Ministerio de Educación, impulsaron el Plan Nacional de Educación Financiera en España. Un plan, que según recoge un estudio independiente realizado por profesores de la Universidad de Málaga y de la UNED, y publicado por el Ministerio, tiene un impacto “irrelevante” en el sistema educativo. “El retraso es especialmente grave a pesar de los últimos esfuerzos realizados”, dado que es el país de la OCDE donde menos Educación Financiera hay disponible para el alumnado: “El 84,2% no recibe ninguna en absoluto”, apunta, según recoge la OCDE. Además, detalla que el programa piloto del BdE tiene un porcentaje de participación muy reducido -43.000 alumnos de los 8.081.972 matriculados, y tan solo en 452 de los 27.650 centros de enseñanza no universitaria-. Por estos datos, los autores del plan subrayan la necesidad de incluir estos conocimientos en el currículo escolar.

La Educación Financiera no es impartida en España ni en edades evaluadas por el PISA, ni en las anteriores por profesorado especializado en Economía, ni durante materias cursadas por la totalidad del alumnado. Pero los últimos pasos en las reformas curriculares han llevado a las autoridades educativas a introducir un modelo transversal, por el que la Educación Financiera será tratada por los maestros de primaria en sus áreas y en la educación secundaria será impartida transversalmente por el profesorado de Matemáticas o Geografía e Historia en sus respectivas materias. Precisamente, el estudio apunta que “ni la impartición de la Educación Financiera durante clases de Matemáticas o Ciencias Sociales, ni los modelos transversales presentan resultados positivos entre la mayoría de los países con mejores desempeños”. 

Asignaturas específicas

Pese a que el estudio, realizado mediante la comparativa del sistema educativo y los resultados de trece países de la OCDE, explica que los datos sobre la Educación Financiera en Europa son limitados debido a su escasa implantación, los sistemas educativos de la OCDE que logran mayor influencia positiva de sus programas en el grado de la competencia, los han fundamentado en asignaturas específicas de contenido económico integradas en el currículo escolar. Los casos más relevantes son los de la comunidad flamenca en Bélgica y los de República Checa. En el primero de los casos, el que logra el mayor grado de desarrollo de la competencia en la OCDE, el modelo que lleva a cabo, siendo esta la variable más importante, es la EFEC, que recogen los centros que imparten Educación Financiera durante una asignatura de Economía -en el 79% de los cursos- y que hace que la comunidad Flamenca de Bélgica suba 47 puntos su rendimiento. En el caso checo, existe la obligatoriedad en el 69% de los centros de estudiar Educación Financiera, lo que aumenta 19 puntos su rendimiento. Mientras tanto, Estonia, segundo país del estudio en rendimiento, tiene un modelo transversal. El resto de países del estudio con buenos resultados, como Australia o Nueva Zelanda, estudian Educación Financiera en cursos de Economía.

El estudio apunta que “los modelos transversales no presentan resultados positivos entre la mayoría de los países con mejores desempeños”

Otros factores

Pese a que la impartición de la asignatura de Educación Financiera pueda mejorar los resultados de los alumnos en competencia financiera, existen otros factores que determinan el grado de pericia en dicho campo. Según apunta el estudio, la competencia se ve afectada negativamente por el menor nivel socioeconómico de las familias y los compañeros de clase, por el género femenino -en 8 de los 13 países analizados y no resultando este dato relevante en tres de los seis países con valores medios de desarrollo de competencia financiera por encima de la media de la OCDE-, por el hecho de repetir curso y la condición de inmigrante del alumno. Así, las familias con menor estatus profesional y académico, y menor dotación de bienes culturales obtienen peores resultados. Pese a ello, el centro de educación no es un factor muy relevante, aunque el estudio expone que los centros públicos obtienen un peor resultado que los privados y concertados.

Los autores del estudio consideran que es “imprescindible profundizar con diferentes metodologías y datos adicionales para configurar un criterio definitivo que informe las políticas educativas nacionales en este campo” y abogan por introducir la Educación Financiera en materias de formación económica dentro del currículo escolar, ampliando además la formación con programas de colaboración con instituciones privadas y ONG. Así, en el futuro, pese a que aún esté en vías de desarrollo, los docentes impartirán los conocimientos financieros que habrán de servir para comprender los asuntos que más nos afecten de las finanzas y los niños, desde temprana edad, harán parte de su mundo financiero que tan relevante se ha vuelto para nuestra subsistencia.

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