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Sociedad

Los burgaleses apuntan a la corrupción: "No es normal que con 180.000 habitantes tengamos la vivienda tan cara"

Una de las pintadas que ha aparecido tras la actuación policial de anoche en el barrio de Gamonal, en Burgos

Burgos copa titulares y no es por el frío. Sucede que los vecinos de su barrio obrero por excelencia, Gamonal, han vuelto a salir a la calle para protestar contra la construcción "no prioritaria" de un bulevar cuyo coste asciende a ocho millones de euros y cuyas obras se han adjudicado a una empresa relacionada con el exconvicto constructor Antonio Miguel Méndez Pozo.

"Es indignante que alguien que ha estado en la cárcel tenga la mano que tiene. Ha utilizado la ciudad para beneficio personal", reprocha Silvia, 'gamonalera' de toda la vida. "Somos la cuarta ciudad con el metro cuadrado más caro. No es normal que Burgos, con sólo 180.000 habitantes, tenga el suelo a ese precio. No nos conoce nadie, ¿cómo podemos tener el suelo a ese precio? Aquí la corrupción urbanística llegó mucho antes de la burbuja inmobiliaria". La capital burgalesa, pese a no destacar por su desarrollo económico, ha sido tradicionalmente una de las urbes con el precio de la vivienda más desorbitado por detrás de otras como Madrid, Barcelona y San Sebastián, pese a que su población se mantiene estable y que al ser llano, la geografía no limita su expansión.

Los vecinos, hartos de una situación que no viene de ahora, no dudan en dirigirse contra quien en su día pasó dos años entre rejas por el "Caso de la Construcción", el constructor Méndez Pozo. "En esta ciudad hay un cacique, se llama Méndez Pozo. Es el que manda en Burgos. Estuvo en la cárcel por chanchullos urbanísticos y al alcalde de la época le faltó muy poco para acompañarle. Se cree amo y señor de Burgos", critica un vecino harto del contexto generalizado de crisis y abuso de poder en España. "Esto va a ser la mecha que va a prender la revolución en España", advierte, añadiendo que "la gente está muy cabreada y muy convencida de lo que está haciendo". "Ojalá sea el germen que haga moverse a la gente. Es una chispa que está animando a otras ciudades en una época de recortes y opresión que no es lógica", declara Silvia, participante en las manifestaciones que vive Gamonal desde el pasado viernes.

"Méndez Pozo es el que decide lo que hay que hacer en Burgos, va al ayuntamiento y se lo transmite, como el alcalde es un mercachife y un zángano y tiene muchas cosas que callar y Méndez Pozo controla los medios de comunicación, al final en el consistorio tienen que tragar", relata el indignado, al tiempo que no duda en manifestar que "lo que dice Don Miguel va a misa. En cuanto abre la boca, todos a callar. En el PP de Burgos no se mueve ni una silla sin que él lo sepa", concluye.

"Méndez Pozo lo controla todo. En el PP de Burgos no se mueve ni una silla sin que él lo sepa", denuncia un vecino del barrio burgalés de Gamonal

En esta misma línea se pronuncia Aída Pérez, vecina de Gamonal: "El problema es que se está llevando el dinero el mismo de siempre, Méndez Pozo". "Que te impongan una obra para que este señor se llene los bolsillos es la gota que colma el vaso", dice esta joven de 25 años señalando por otra parte que la gente está haciendo turnos desde las 6 y media de la mañana para evitar que entren las máquinas encargadas de las obras. "En Gamonal vive mucha gente así que será fácil que haya gente allí todo el día. El problema es cubrir la noche y las primeras horas del día, el resto de horas la gente suele estar por allí de manera habitual", cuenta otra vecina implicada en las manifestaciones. En este sentido, cabe destacar que la ausencia de vallado impide, por razones de seguridad laboral, que se retomen los trabajos forma inmediata.

"Algo tiene que haber detrás del interés político"

La indignación en la capital burgalesa está llegando a tal punto que no hay quien duda incluso en hablar de las supuestas comisiones que podría llevarse el alcalde, Javier Lacalle. "De lo presupuestado, un 5 por ciento se lo va a llevar el alcalde, lo que en mi pueblo son 400.000 euros". El edil defendió este lunes las obras del bulevar y recordó que estaban recogidas en el programa electoral del Partido Popular. "La ciudad no permitirá que la violencia se imponga a las decisiones tomadas democráticamente".

"En Gamonal se nota la lucha obrera. En 1978, intentaron subir dos pesetas el precio del billete de autobús y se liaron a tortazos con los concejales", relata un vecino

La desconfianza de los vecinos en los integrantes del consistorio crece a medida que pasan los días. "Es sospechoso ver cómo el alcalde dice que va a seguir adelante. Algo tiene que haber detrás del interés político", relata a Vozpópuli Marcos Barriuso, un vecino de 31 años de Gamonal, barrio lastrado por el paro y con problemas de infraestructuras prácticamente desde que dejara de ser un pueblo para anexionarse a la capital. 

"La gente está harta de que no la escuchen. Gamonal es un barrio obrero y la lucha obrera se nota. En 1978, intentaron subir dos pesetas el precio del billete de autobús y se liaron a tortazos con los concejales. Lo que está claro es que ahora no viene a cuento una obra de esta envergadura. De esta manera y ahora no es posible", sentencia el burgalés.

"Siempre queda bien hacer una gran obra durante la legislatura para parecer que has hecho algo. Lo que no sé es cómo se les ocurre hacer esto con toda la gente en la calle", afirma una joven que prefiere mantenerse en el anonimato.

"No conozco a nadie de Gamonal que esté de acuerdo con el bulevar"

"La obra no soluciona nada para este barrio y menos en un momento en el que el ayuntamiento no tiene ni un duro", se quejan los vecinos en referencia a los casi 140 millones de euros de deuda municipal generada a lo largo de 2013 y que tiene que afrontar el consistorio capitalino.

"Nos sentimos mangoneados por políticos y administración", critica otra vecina que lleva toda su vida viviendo en el barrio de Gamonal. "Hay muchos jóvenes desalentados, que no tienen nada que hacer, que se ven sin salidas...". "No conozco a nadie de Gamonal que esté de acuerdo con el bulevar. Es un proyecto hecho deprisa y corriendo. Levantar la calle Vitoria es una locura".

"Aunque el alcalde esté empeñado en seguir adelante, la gente también tiene muchas ganas. Pocas veces he visto esto en Burgos", afirma esperanzado Barriuso. En lo que todos coinciden es en rechazar la violencia que se está viviendo. "Ver el barrio destrozado no le gusta a nadie. Es desolador".

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