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Los servicios de inteligencia de EEUU concluyen que sí hubo injerencia rusa en las elecciones

El director del FBI, James Comey, confirmó este lunes que su agencia investiga sobre la campaña del ahora presidente de Estados Unidos, Donald Trump, y sus posibles vínculos con el Gobierno ruso para interferir en los resultados de los comicios de noviembre pasado.

En su intervención de apertura en la primera audiencia pública celebrada en el Congreso sobre la presunta injerencia rusa en los comicios presidenciales, el congresista Adam Schiff, el demócrata de más alto rango del comité, afirmó que "los rusos se inmiscuyeron con éxito" en la democracia estadounidense y advirtió de que "lo harán de nuevo".

Schiff insistió en que Estados Unidos no es la primera democracia "atacada" por el Kremlin y subrayó la necesidad de esclarecer las actividades rusas en el país, según recoge EFE.

El político demócrata mencionó uno por uno las relaciones e intercambios que realizaron algunos de los miembros de la campaña del ahora presidente estadounidense, Donald Trump, y el Gobierno ruso, aunque reconoció que las investigaciones aún no han esclarecido si esos encuentros tenían que ver con una acción coordinada para influir en los resultados electorales.

Schiff citó, además de los ya comprobados vínculos del exasesor de seguridad nacional de Trump Michael Flynn, que provocaron su renuncia, las reuniones que ocultó al Senado el ahora fiscal general, Jeff Sessions, con el embajador ruso en Washington o las modificaciones del programa electoral republicano respecto a sus posiciones sobre Ucrania.

"Es posible que todos estos eventos e informaciones estén completamente desvinculados y no sean más que una desafortunada coincidencia. Es posible. Pero también es posible que no estén desconectados, y le debemos a nuestro país averiguarlo", dijo Schiff.

Las conclusiones a las que han llegado los servicios de inteligencia estadounidense es que sí hubo injerencia rusa en las elecciones, a través de ataques informáticos contra el Partido Demócrata y la campaña de su candidata presidencial, Hillary Clinton, y con el objetivo principal de beneficiar a Trump.

Lo que sigue siendo una incógnita es si hubo colaboración entre la campaña de Trump y el Kremlin para orquestar esa injerencia.

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