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España

Cospedal convocará su propia reunión de maitines con los vicesecretarios y coordinadores

María Dolores de Cospedal ha visto incrementado su poder interno y aspira a ejercerlo. Su jefe de filas, Mariano Rajoy, le ha dado casi carta blanca para hacer una ejecutiva en la que hay un buen puñado de fieles a la secretaria general y presidenta de la Junta de Castilla-La Mancha, con algún contrapoder como el de Javier Arenas, muy volcado ahora en la cita histórica que tiene ante las urnas el día 25 de marzo y que puede suponer el descabalgamiento del PSOE de la Junta de Andalucía después de treinta años de ejercicio ininterrumpido de poder.

Los lunes volverán a ser cita obligada de Cospedal en la sede nacional de la calle Génova, donde tiene previsto convocar reuniones de “maitines” con los tres vicesecretarios, esto es, además de Arenas y González Pons, el emergente Carlos Floriano, “número tres” del partido al asumir Organización y Electoral en sustitución de Ana Mato, y con los dos coordinadores, el de Organización, Juan Carlos Vera, y el de Estudios, José María Beneyto, según ha podido saber Vozpópuli.

Precisamente, el poco perfil mediático de Vera, quien seguirá llevando sin embargo el peso de una de las responsabilidades más importantes para un partido, le restó posibilidades, finalmente, de acceder a una vicesecretaría, aunque ahora vaya a entrar en el núcleo directo del poder de Génova.

Consciente Cospedal de que el presidente del Gobierno dejará de acudir muchos lunes a su despacho de la planta séptima de la sede, su idea es mantener la reunión habitual del arranque de semana que convocaba éste en  su calidad de líder del PP,  que pasó de denominarse “maitines” –como se bautizó en la época de Manuel Fraga—a comité de dirección, órgano no contemplado en los estatutos del partido.  Así, habrá semanas en que Rajoy pueda acudir y otras en las que no, pero eso no será óbice para que se reúna el núcleo duro del PP, que se amplía a los dos coordinadores.

El comité de dirección de Rajoy lo componían la secretaria general, los tres vicesecretarios, los tres portavoces parlamentarios y Alberto Ruiz-Gallardón. La duda es si el líder del PP ampliará discrecionalmente los “maitines” de Cospedal, aunque fuentes próximas a ésta creen que lo más probable es que el presidente del Gobierno traslade a Moncloa la coordinación con el partido y se reserve para las reuniones del comité ejecutivo nacional o de la Junta Directiva, máximo órgano entre congresos.

Cospedal también aspira a ser convocada en Moncloa junto a la vicepresidenta Soraya Sáenz de Santamaría y algún miembro del equipo económico, posiblemente, apuntan las mismas fuentes consultadas por este medio, el responsable de la Oficina Económica y secretario sectorial del PP, Álvaro Nadal, que, a juicio de muchos dirigentes del PP, es una especie de vicepresidente económico que se sienta a la derecha del jefe en las reuniones de las comisiones delegadas para temas económicos, que preside Rajoy. La idea es coordinar la acción Gobierno-partido.

González Pons, a esperar en el banquillo

En cuanto al futuro papel de González Pons, ahora vicesecretario de Estudios y Programas, entienden que éste debe buscarse hueco propio y que Cospedal no está cerrada “a darle otra oportunidad” pues reprochan que la colaboración entre ambos no ha sido buena en estos tres últimos años, lo que le ha pasado factura ante el enorme poder de la presidenta de Castilla-La Mancha.

Queda pues, de nuevo, a la espera de que los tiempos le sean más propicios, sin descartarse que pudiera, llegado el momento, dar el salto al Gobierno. La composición de los consejos de ministros con los que cualquier presidente arranca su primera legislatura poco o nada tiene que ver con la que la pone colofón. En los ocho años de gobierno de José María Aznar sólo Rodrigo Rato y Francisco Álvarez-Cascos estuvieron durante todo ese periodo, en el caso de José Luis Rodríguez Zapatero, la úncia que se salvó de todas las quemas fue Elena Salgado. Hay quien cree que el valenciano, en un momento u otro, acabará dando el salto al Ejecutivo. “Solo tiene que esperar en el banquillo”, dice de forma elocuente un ministro.
 

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