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España

La formación de Gobierno deja en precario la dirección del PP en Génova

Que todos los males del Partido Popular sean que ha ganado las elecciones y que el grueso de sus responsables políticos haya sido requerido para otras tareas en el Gobierno de la Nación. Esa es la 'enfermedad' que ahora aqueja al PP, 'diezmado' tras la formación del Ejecutivo, que, además, tendrá que 'montar' un congreso nacional, el XVII, para la tercera semana de febrero.

El peso de la preparación del cónclave popular recaerá sobre la secretaria general y presidenta de la Comunidad de Castilla-La Mancha, María Dolores de Cospedal, llamada a repetir de "número dos" del partido en el Gobierno, tal y como adelantó Vozpópuli. Sin embargo, es imposible que lleve el día a día de la compleja organización de un evento de estas características. Otro tanto le ocurre a la vicesecretaria de Organización y Electoral, Ana Mato. Su desembarco en el Ministerio de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad le impide dedicarse a tiempo completo a la cita congresual.

No son las únicas. Hay muchos otros coordinadores de área con un pie puesto en el Gobierno o, incluso, con los dos, que poco o nada pueden hacer, bien sea de cara al XVII congreso o a efectos internos del partido. El coordinador de Economía del PP, Cristóbal Montoro, demasiado tiene con cuadrar las cuentas del país en su calidad de Ministro de Hacienda y Administraciones Públicas. Tampoco se le puede pedir mucho desdoblamiento a la titular de Fomento, Ana Pastor, responsable de las políticas de Participación Social del PP. A ellos se une una de las personas que más poder acumula ahora en Moncloa, en la órbita más cercana a Mariano Rajoy, aunque con mucha menos proyección pública que otros miembros del Eejcutivo. Se trata del director de Gabinete del presidente del Gobierno y responsable de la secretaría general de la Presidencia, Jorge Moragas, también secretario popular de Presidencia y de Relaciones Internacionales.

Suma y sigue. El secretario de Estado de Servicios Sociales e Igualdad, Juan Manuel Moreno, también tiene previsto centrarse en sus tareas gubernamentales y dejar algo de lado su labor como coordinador de Política Autonómica y Municipal. Más fácil lo tiene, en cambio, el ministro de Agricultura, Miguel Arias Cañete, para quien la presidencia del Comité Electoral Nacional, sólo le requiere en Génova muy puntualmente.

Juan Carlos Vera y José Antonio Bermúdez de Castro

Muchos de ellos serán sustituidos en sus cargos 'genoveses' tras al celebración del XVII congreso, cuya preparación terminará recayendo en dos personas clave de la sede nacional: el secretario de Organización, Juan Carlos Vera, y el de Electoral, José Antonio Bermúdez de Castro. Ambos diputados, son, sin duda, de los que mejor conocen las tripas del partido, la fontanería y la electricidad. Llevan muchos años trabajando en el cuartel general de los populares con los distintos equipos directivos que han pasado por allí y se les considera indispensables. Bermúdez de Castro fue, además, el que consensuó con el socialista Txiqui Benegas la última reforma de la Ley Electoral.

En previsión de que iba a tener a muchos miembros de su organigrama ocupados con tareas de Gobierno, Rajoy decidió cargar la responsabilidad de las ponencias sobre sus barones territoriales. La única incógnita la plantea el ministro de Industria, Energía y Turismo, José Manuel Soria, responsable junto con Luisa Fernanda Rudi y José Antonio Monago del texto económico que se debatirá en el congreso, a celebrar los días 17, 18 y 19 en Sevilla.

A pesar de las posibles dificultades organizativas estamos ante una cita que tiene todos los visos de convertirse en un paseo triunfal para Mariano Rajoy, nada que ver con la de hace tres años y medio en Valencia y mucho menos con el cariz que ha tomado la del PSOE, que se desarrollará en el mismo escenario, Sevilla, tan sólo dos semanas antes. Los populares andaluces tomarán en buena medida el relevo de Génova para que el cónclave resulte un éxito. Más que preocupado por las cuestiones internas del partido, Rajoy y Javier Arenas quieren que sea el pistoletazo de salida de la campaña autonómica. Un hipotético triunfo del PP en el 'bastión' socialista por excelencia dejaría al PSOE con el precario poder del País Vasco, apuntalado por los populares de Antonio Basagoiti.

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