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Lagarde alerta de una Gran Recesión si el mundo no actúa unido

Cual zahorí apocalíptica, la directora-gerente del FMI, Christine Lagarde, repasó ayer en Washington las perspectivas económicas mundiales a partir de la crisis europea. Y no dejó actor con cabeza. “Ninguna economía en el mundo, ya sean países de renta baja o media, mercados emergentes o economías muy avanzadas, permanecerá inmune a una crisis que, como vemos, no solo no remite, sino que sigue escalando”. Así, con brusquedad, arrancó Lagarde su brevísimo discurso, preparando al planeta Tierra para lo peor.

Ante semejantes augurios, la sucesora y paisana de Dominique Strauss-Kahn no tardó en pronunciar la palabra demoniaca: “Gran Recesión”. Ésta volverá con más virulencia que en los años 30 si, en opinión de Lagarde, no ocurren dos cosas: la primera, que se adopten “soluciones rápidas”, como “están reclamando los mercados financieros”. Y la segunda, por si lo anterior fuera poco, que las decisiones no solo deben ser consensuadas en la UE, sino en el resto del globo terráqueo.

“La tensión entre las expectativas de los mercados y la realidad política debe resolverse”, dijo la patrona del Fondo. "No es una crisis que vaya a resolverse por la actuación de un grupo de países”, insistió, en aras de implicar a todos. No obstante, Lagarde no dio su parecer sobre la pasada cumbre europea, que se zanjó con un rápido y agotador arreglo cuasi unánime. Pese a todo, no está dando sus frutos: hasta ayer, Eurostoxx acumulaba una caída semanal del 5%.

Ni eurobonos ni unión fiscal

El rotativo británico The Guardian, que monitoreó el acto de la mandamás del Fondo, se preguntó si la de Lagarde era una “llamada a las economías más importantes” para que doten a las finanzas mundiales de liquidez, a modo de “bazuca”, y les permita afrontar la deuda europea.

De ser así, Michael Platt, fundador del hedge fund BlueCrest Capital, criticó en Bloomberg la contradicción entre las ideas de Lagarde y las de sus correligionarios de la UE. “No hemos dado el sí a los eurobonos ni a una unión política y fiscal donde se transfieran las riquezas. Parece más bien que estamos asistiendo a un intento de la UE por controlar la situación con más austeridad”. 

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