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España

Las Letras, la gran competencia para las entidades bancarias

Las Letras se colocaron ayer a un tipo de interés histórico. La durísima situación global  (y también de España en particular) ha forzado a que el Tesoro tuviera que incrementar la rentabilidad ofrecida en un 40% desde la anterior colocación. Una situación aparentemente muy buena para el inversor particular pero ¿serán capaces de comprarlas?

El que las solicite en sucursal las obtendrá, pero, como comentaba un gestor “los bancos utilizarán las Letras para ofrecer depósitos. Con el pasivo las comprarán y se quedarán con el diferencial de rentabilidad a su favor. Aun así, la situación es complicada, ya que ningún depósito puede competir con esa rentabilidad. Esto puede haber dado un giro crucial a la guerra del pasivo”.

Las Letras pueden ser compradas por cualquier particular en el Banco de España o a través de la página web del Tesoro, en su sección de "Compra y venta de valores del Tesoro", para lo cual hace falta el DNI electrónico o el certificado digital. Pero no son un producto de uso común para el particular De vez en cuando hay campañas publicitarias del Tesoro, pero son insignificantes al lado de las que pueden hacer las entidades financieras de sus propios productos.

En varias entidades bancarias consultadas ayer coincidían en afirmar que "se las facilitaremos a quien nos las pida, pero por supuesto, preferimos colocar un depósito". Y reconocían que las rentabilidades son imbatibles, aunque claro, "lo que antes se llamaba Garantía del estado, ahora quizá habría que denominarlo mas bien riesgo país". Pese a que son activos a corto plazo, no faltaba quien decía, en tono jocoso, que también hay posibilidad de quita sobre las Letras. Algo inviable por el momento, aunque el tono vertiginoso de los mercados hace que no quepa descartar nada. 

La espectacular rentabilidad de las Letras, sin embargo, no puede continuar así por mucho tiempo. No es sostenible. De hecho, el Tesoro ayer tuvo dificultad para cerrar la colocación, obteniendo 3.100 millones sobres los 3.500 millones planeados. La escasa demanda prueba que no había gran entusiasmo por parte de los inversores institucionales, a pesar de que entre la anterior subasta y la de ayer, el rendimiento se elevó en un 40%.

Acceso a los mercados

El brusco sobreprecio asusta, aunque al menos se pudo cubrir la colocación. José Luis Martínez, estratega jefe de Citigroup en España, señala que, por lo menos “nuestro país tiene acceso a los mercados. Caro, pero tiene acceso, no como otros países que debieron ser rescatados por ese motivo”.

Aun así, alerta que estos precios son insoportables en el futuro. A los actuales niveles, el coste de la deuda se incrementaría desde el 2,5% sobre PIB actuales hasta el 3,5% o 4%. O sea, de unos 25.000 millones de euros a 40.000 millones, sólo en intereses. Con semejantes cifras, no hay quien meta en cintura las cuentas públicas. Y eso significa más presión sobre el ciudadano. 

¿La soluión? Mucho expertos ya han dicho que lo ideal es que sean los propios españoles quienes financien al Estado. El Gobierno, tal vez, aplique recortes como el copago sanitario pero si, al menos, la sociedad es compensada por otro lado con buenas rentabilidades, la cosa ya es menos dramática. Algo así como hacen algunos clientes de banca, que compran acciones del propio banco con el que trabajan para que, al menos, el dividendo les compense de las comisiones que les cobran. 

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