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España

El Gobierno le enseña los dientes a Susana Díaz y se burla de sus amenazas

La vicepresidenta del Gobierno, Soraya Sáenz de Santamaría

Sáenz de Santamaría estalló. El Gobierno no soporta ni un ataque más de Susana Díaz, en especial cuando habla de que Rajoy encabeza 'el bloque del no', y que impide avalar su investidura. La situación se torna cada vez más enrevesada para la líder andaluza. No sólo se evidencia cada día que pasa que su victoria en las autonómicas fue fatigosamente pírrica, sino que ahora se suma el escándalo de la adjudicación de la la mina de Aznalcóllar. Dos frentes abiertos que el PP está aprovechando como artillería electoral. 

El Parlamento niega tres veces

El tercer 'no' del parlamento andaluz a la investidura de Díaz fue tan previsivble como estruendoso. La estrategia de la 'presidenta no investida', como la calificó Santamaría, se fundamente en arrojar a los leones de la opinión pública andaluza a todos los partidos que no le otorgan su confianza. Este argumento se va desinflando. Va quedando en evidencia que la prepotencia de Susana Díaz ha sido mala consejera y que ahora mismo no hay un sólo partido dispuesto a echarle una mano.

Cuando alguien toma una decisión tan seria como adelantar unos comicios 'tiene que ser consecuente con lo que pueda suceder', le espetó Sáenz de Santamaría a Díaz

Cuando alguien toma una decisión tan seria como adelantar unos comicios, sin necesitarlo, "tiene que ser consecuente con lo que pueda suceder", le espetó la vicepresidenta tras el Consejo de Ministros, en un tono contundente y firme, embravecido sin duda por el ambiente electoral. Incluso definió como 'fracaso personal' lo que en principio fue un error político. Es decir, Santamaría vino a definir de políticamente torpe a la socialista andaluza y, además, le impuso el título de fracasada más o menos solemne, algo que hasta ahora no había escuchado. Al menos, su estrategia ha derivado por el momento en un fracaso sin paliativos.

Una fecha fatídica

Susana Díaz está contra las cuerdas del 24M. Es consciente de que hasta que se supere esa fatídica fecha no podrá conseguir un sólo apoyo a su candidatura. Las cosas, luego, se desatascaran, quizás con el respaldo de Podemos y Ciudadanos, como se insinúa desde el PP, donde no desean tener que asumir el desbloqueo del actual 'impasse'.

En Génova dan por hecho que este paseo por la cuerda floja de Díaz le pasa factura al PSOE en una comunidad donde el PP se juega la alcaldía en las principales capitales de provincia, desde Sevilla a Málaga, pasando por Cádiz. La amenaza, un poco salida de tono, de Susana Díaz sobre un posible adelanto electoral, fue recibida por el hombre de los 'populares' en la región con un toque de guasa. "Si hay que ir, se va, pero ir a elecciones para nada...", dijo Moreno Bonilla, con una amplia sonrisa en la comisura de los labios.

Portavoces de otros partidos de la oposición mostraron su indiferencia ante el amago amenazante de la presidenta. Si ya adelantó los comicios una vez, lo mismo hay que votar otra. La fecha tope de la investidura está fijada para el 5 de julio. Antes, nadie lo duda, se habrá producido una solución. Ahora son juego de palabras, descalificaciones y presiones propias de una campaña electoral. Cruces de acusaciones que dejan en evidencia, ante todo, a la aspirante a presidenta. Un escenario que los socialistas andaluces no se esperaban y que ahora no consiguen salirse de él. Una temporada en el infiernillo, lo describió un militante del PP.

El asunto de Aznalcóllar ha irrumpido en forma inesperada para buena parte de la clase política andaluza. "El Gobierno está preocupado y asustado ante esta cuestión", dijo la vicepresidenta. la reapertura de la mina fue la gran baza electoral de Díaz. Es su responsabilidad. Ya no puede cargar las culpas a sus predecesores. No es asunto de Chaves ni de Griñán. De ahí su nerviosismo. En Ferraz dan por hecho que este episodio le arrebatará a la 'lideresa' todas sus posibilidades de intentar dar un salto a la política nacional. Buena noticia para Pedro Sánchez a quien este jueves un grupo de trabajadores le organizó una sonora protesta en la calle Larios de Málaga. Mientras el secretario general del PSOE hacía campaña en Andalucía,su jefa de filas en la región había huído de nuevo, esta vez a tierras asturianas. Una muestra más de la imposible convivencia política entre ambos dirigentes, que no han evitado hacer ostensible sus pésimas relaciones, ni siquiera en un momento tan delicado como es la campaña.

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