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España

El "que se jodan" acaba en bronca y llegará a la mesa de portavoces del martes

La diputada Andrea Fabra, con su padre el expresidente de la Diputación de Castellón, Carlos Fabra.

El indeterminado "que se jodan" que pronunció la diputada por Castellón del PP Andrea Fabra el pasado miércoles durante la sesión en que Mariano Rajoy anunció su batería de recortes y ajustes lleva camino de enconar aún más las relaciones entre populares y socialistas. Por lo pronto, los portavoces parlamentarios de ambos partidos se dedicaron ayer a cruzarse misivas y a elevar el tono de la bronca. Que la aludida se defendiera afirmando que su exabrupto no iba dirigido a los parados, sino a los de la bancada de enfrente, no ha servido en demasía para atemperar los ánimos de una polémica que encendió la red y al PSOE. La portavoz parlamentaria socialista, Soraya Rodríguez, remitió una carta a su homólogo popular, Alfonso Alonso, en la que le expresaba que "dirigidas al colectivo que fuese, expresiones como las pronunciadas por la citada diputada merecen una respuesta contundente por quienes tenemos responsabilidades de dirección parlamentaria, porque, de quedar impunes, serían un factor de descrédito que afectaría al conjunto" de los parlamentarios. Rodríguez instaba a Alonso a que a que solicitara a Fabra la renuncia del acta parlamentaria por entender que, "después de tan reprobables manifestaciones, no es posible que siga ostentando la representación de la soberanía popular".

La portavoz socialista también remitió una carta al presidente del Congreso de los Diputados, Jesús Posada, en el que le reclama aplicar los artículos 104 y 106 del Reglamento de la Cámara para, por un lado, "requerir a la diputada para que retire las ofensas proferidas" y, por otro, inicie el procedimiento previsto para las conductas graves, que prevé que el presidente pueda supender al autor de las mismas en su condición de diputado "por plazo de hasta un mes", sin perjuicio de que la Cámara, a propuesta de la mesa, pueda ampliar o agravar la sanción.

Los socialistas no parecen dispuestos a soltar presa. Salvo que Fabra anuncie su renuncia al acta de diputada, cosa que no va a suceder, Rodríguez va a a llevar esta cuestión a la reunión de la mesa de portavoces del próximo martes. Y como no hay mejor defensa que un buen ataque, el portavoz popular se empleó bien en la defensa de su diputada, al acusar a Rodríguez en su carta de respuesta de hacer una "intepretación malintencionada" del "que se jodan", calificando la situación de "malentendido" porque Fabra ha mostrado, dice, "de manera inequívoca su profundo respeto por todas las personas que están o puideran estar en situación de desempleo, a las que en ningún momento se había referido durante la sesión parlamentaria".

"Mantener el orden y la disciplina"

Es más, Alonso arguye que si hay algo que le llamó poderosamente la atención de la sesión parlamentaria del pasado miércoles fue "la conducta de algunos diputados de tu bancada que interrumpieron continuamente la intervención del presidente del Gobierno con todo tipo de gestos y exabruptos. Es algo que se puede comprobar fácilmente si repasas el diario de sesiones --invita a su homóloga-- En ocasiones se escuchan expresiones que son impropias del ámbito parlamentario. No puedo negar que esa actitud levantó la indignación en algunos diputados de mi grupo". Y, ya de paso, sugiere a Rodríguez que debería actuar "para mantener el orden y la disciplina" del Grupo Socialista.

La propia aludida, acusó ayer al PSOE en declaraciones a Efe de "manipular y tergiversar usando el drama del paro". Aserguró que no insultó a los parados sino que respondió a la "bronca" montada por los socialistas. "Eso lo demuestran las imágenes, que me dirijo en todo momento a la bancada de los diputados del PSOE, que estaban gritando y lanzando frases insultantes ante la comparecencia del presidente del Gobierno". "Me siento dolida e indignada con el PSOE por manipular y tergiversar usando un drama que afecta a más de cinco millones de personas desempleadas y hacia las que tengo el mayor respeto y solidaridad", manifestó.

Andrea Fabra participa en las reuniones que Floriano convoca los lunes por la tarde en Génova para analizar estrategias y a la que acuden los cuartos escalones del organigrama popular

Y es que los populares argumentan que Fabra no hizo otra cosa que responder a las "provocaciones" de la bancada socialista, que recibió cada una de las medidas que fue presentando Mariano Rajoy entre murmullos y comentarios de reprobación. Ese mismo argumento es en el que se sostienen para explicar que Fabra no verá en nada afectada su posición en la sede nacional del partido, a donde ha aterrizado de la mano del "número tres" popular, Carlos Floriano. Andrea Fabra no tiene despacho, ni cargo oficial ni está en el organigrama, pero participa en las reuniones que Floriano celebra los lunes por la tarde en donde se dan cita la secretaria de Estado para la Comunicación, Carmen Martínez Castro, los responsables de prensa del partido y de los Grupos Parlamentarios, así como los secretarios sectoriales del PP, desde Elvira Rodríguez, a Iñaki Oyorzábal, pasando por José Ignacio Echániz. En ellas, se analiza la estrategia de la semana en un intento por coordinar los mensajes entre el Gobierno, el partido y los Grupos Parlamentarios.

También acude Fabra, a petición propia, a los desayunos informativos que se organizan en la sede nacional del PP con los responsables de las distintas áreas del partido. No interviene, solo escucha, pero su presencia ha sido cada vez es más frecuente, salvo que tras los acontecimientos del miércoles decida mantenerse apartada del foco periodístico. Hija del controvertido Carlos Fabra, --inmerso en varios casos de corrupción e imputado por delitos de fraude fiscal--, y esposa de Juan José Güemes, quien fuera consejero con Esperanza Aguirre, ahora consejero de Zinkia, la empresa de entretenimiento creadora de la serie infantil Pocoyó, y responsable del centro internacional de gestión emprendedora del IE Business School, Andrea Fabra estaba llamada a no pasar desapercibida.  Por lo pronto ayer, unas 100.000 personas reclamaron su dimisión a través del movimiento Change.org. Cada vez que alguien firmó la carta, otra, para reclamar su salida de la Carrera de San Jerónimo, se le remitía, a su vez, un correo a su dirección de e-mail del Congreso de los Diputados, sin duda, colapsado.

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