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El ATL de Servicios Profesionales siembra la duda entre los farmacéuticos: ¿Se liberaliza el sector?

Las 20.000 licencias de explotación de farmacias que existen en España dan trabajo a apenas un tercio de los farmacéuticos. El resto, más de 35.000 profesionales, quedan excluidos de la ecuación por no ser herederos de propietarios o por no poder permitirse el alto coste del traspaso de una licencia.

El Anteproyecto de Ley de Servicios Profesionales sienta las bases para liberalizar la propiedad y titularidad de las farmacias en España, es decir, permite a cualquiera ser dueño de una farmacia siempre y cuando cuente con un licenciado como director. No obstante, no hace ninguna mención a si esta apertura supondrá una liberalización total del número de farmacias, que es la reivindicación histórica de los licenciados que no son propietarios.

Colectivos como la Plataforma para la Apertura de Farmacias (PLAFARMA), que llevan años reivindicando la libre apertura de oficinas de farmacia para todos los profesionales del sector, temen ahora que esta ley aumente el número de jugadores sin cambiar las reglas del juego, es decir, que las grandes cadenas internacionales compitan por las escasas licencias ya existentes.

"Lo peor que puede ocurrir es que se liberalice la propiedad pero no el número de farmacias, porque eso sólo beneficiaría a las grandes cadenas y a los actuales propietarios, que verían que el precio de sus licencias -todavía restringidas- sube como la espuma", explica a Vozpópuli un portavoz de PLAFARMA.

De cumplirse este extremo, los licenciados que hasta ahora quedaban fuera del sistema estarían aún más lejos de entrar, debido a nuevos competidores como Alliance o El Corte Inglés.

En su opinión, suprimir el binomio entre titularidad y propiedad no garantiza la facilidad de acceso a nuevos licenciados, por lo que habría que acabar también con otras limitaciones como  la distancia entre farmacias o los ratios poblacionales.

O modelo navarro o liberalización total

En España convivían hasta ahora dos sistemas: el de Navarra, con una regulación de mínimos y el del resto del Estado (o Mediterráneo), que se rige por la regulación de máximos.

Así, para poder abrir una farmacia en Navarra bastaba con poseer el título de farmacéutico, cumplir los requisitos necesarios y dar cobertura al 99% de la población. Un modelo, a medio camino de la liberalización total porque excluye a los no licenciados.

"Lo único que beneficiaría al bien común sería que el ATL de Servicios Profesionales apostara por el modelo navarro o por la liberalización total, en ese orden", aseguran en PLAFARMA

El debate siempre ha existido entre los que ya son propietarios y los que aún aspiran a serlo. Los primeros alegan que con la liberalización total no se cumplirían los criterios de distancia y población, que se atraería a las grandes cadenas del sector y que las farmacias acabarían concentradas en las zonas rentables.

Sin embargo, desde PLAFARMA esgrimen que el hecho de que haya más farmacias no perjudica en nada a los consumidores, sólo obliga a los actuales propietarios a “repartir más la tarta”.

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