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España

Alarma en el PSOE ante el 9-N: “Pedro Sánchez ha sido succionado por Miquel Iceta”

Pedro Sánchez, junto a Miquel Iceta y Carmen Chacón, en un mitin del PSC.

El nuevo secretario general del PSOE, Pedro Sánchez, ha llegado a una especie de pacto de no agresión con el primer secretario del PSC, Miquel Iceta, para evitar las controversias que vivieron ambas formaciones en la etapa de Alfredo Pérez Rubalcaba y Pere Navarro. Pero este acuerdo no ha solucionado ni mucho menos las tensiones, ya que hay varias federaciones, en particular la que dirige Susana Díaz desde Andalucía, que observan con creciente estupefacción el acompañamiento que los socialistas catalanes están haciendo a muchas de las iniciativas que alumbra el frente soberanista. “A día de hoy, la mayoría de los ciudadanos no sabrían responder a qué juega el PSC dentro del proceso a favor de la independencia emprendido por la Generalitat”, asegura una fuente del PSOE andaluz.

La mayoría de los ciudadanos no sabrían responder a qué juega el PSC en Cataluña, aseguran en el PSOE

La última “provocación” procede de las instrucciones que ha dado Iceta a los 196 alcaldes que el PSC tiene en Cataluña para que cedan sus ayuntamientos para la consulta del 9 de noviembre. Artur Mas la está organizando en connivencia con Esquerra Republicana y el resto de la tribu que integra el frente soberanista. Iceta quiere que se faciliten todos los locales necesarios para la ubicación de las urnas y la celebración de la consulta. Gracias a esta colaboración del PSC, los catalanes dispondrán en total de casi 6.500 mesas colocadas en 941 municipios, puesto que solo los que controla el PP no participarán en esta diversión.

Numerosas federaciones del PSOE consideran que Pedro Sánchez, como secretario general, debería ejercer toda su autoridad para evitar que el PSC siga deslizándose por el mismo tobogán que utilizó en la etapa de Pasqual Maragall. “Pedro ha sido succionado por Miquel Iceta igual que Zapatero lo fue por Maragall”, comentan fuentes socialistas, preocupadas por el coste electoral que esta debilidad puede llegar a tener tanto en los comicios de mayo como en las legislativas del año que viene.

Apoyo a la ley de Consultas

La indefinición de los socialistas catalanes ante el proceso independentista y sus continuas contradicciones no ha hecho hasta ahora más que drenar su caladero electoral. De hecho, el batacazo sufrido en las pasadas europeas fue lo que precipitó la caída de Pere Navarro y su relevo por Iceta. Pese a que a este último se le considera en la dirección del PSOE mucho más equipado políticamente que al primero, su pragmatismo y su sentido común no han servido para detener la fractura. El pasado septiembre, el PSC votó a favor de la ley de Consultas en el Parlamento catalán, alineándose con el frente separatista, al mismo tiempo que rechazaba el referéndum del 9-N. Con posterioridad, después de que Mas transformara la consulta en un mero sucedáneo festivo, lo ha criticado, pero poniendo casi 200 ayuntamientos a su servicio. Este paso llega después de que el PSC haya evidenciado en fases anteriores su desorientación, votando de cinco formas diferentes en las mociones municipales favorables al derecho de autodeterminación promovidas por la Asociación de Municipios por la Independencia.

Los socialistas catalanes han votado de cinco formas diferentes en las mociones municipales a favor de la independencia

La situación puede complicarse más para los socialistas catalanes teniendo en cuenta que el Gobierno todavía no ha precisado los cauces mediante los que impedirá la celebración de la consulta por cauces legales. Artur Mas pretende de nuevo jugar al escondite intentando esquivar el veto del Estado llamando a las urnas con escasa antelación, después de haber recibido algo de oxígeno al llegar con Esquerra a un acuerdo de no agresión que tiene en el propio 9-N su fecha de caducidad.

En este tablero tan complejo, y con la brújula enloquecida, el PSC  ha ofrecido a Mas a servirle de muleta para agotar la legislatura en caso de que ERC, como es previsible, acabe retirándole el apoyo. En esta operación, todavía muy verde, trabaja también Josep Antoni Durán i Lleida, con el conocimiento de La Moncloa.

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