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España

El Príncipe escucha críticas al inmovilismo de Rajoy en la mansión del conde de Godó

El príncipe Felipe junto a los empresarios catalanes y madrileños con los que cenó en la mansión de Godó

Los empresarios reunidos en la noche del martes en la mansión de Javier Godó, conde de Godó, editor de La Vanguardia, acogieron con muestras de cariño al Príncipe de Asturias, su invitado de honor, en señal de desagravio por el desplante de que fue objeto por parte de un independentista en la inaguración del Congreso Mundial de Móviles. Una provocación que ha ocupado llamativos espacios en los medios, incluidos algunos internacionales, salvo, precisametne en La Vanguardia.

Aprovechando su larga visita oficial a Barcelona, el Príncipe de Asturias cenó este martes con un grupo de empresarios y financieros catalanes y algunos llegados de Madrid que integran el Foro Puente Aéreo, un invento de Enrique Lacalle, quien fuera concejal del PP y luego presidente del Salón Inmobiliario de la feria barcelonesa.

Inmovilismo y diálogo

La velada, que tuvo lugar en la mansión del conde de Godó, se celebró tan sólo unas horas después del debate del estado de la nación en el que Mariano Rajoy volvió a mostrar su rechazo absoluto a las pretensiones de Artur Mas de llevar a cabo un plebiscito sobre la soberanía de Cataluña.

Duran i Lleida, el portavoz de CiU en el Congreso, había llegado incluso a advertirle al presidente del Gobierno que "si no quiere una España amputada, dialoguemos". Y le instó en varias ocasiones a que "¡reaccione ya!". Rubalcaba, antes, había tachado a Rajoy de inmovilista.

Es tradicional que el Príncipe acuda a este tipo de reuniones más a escuchar que a manifestar opiniones

Pese a que la Zarzuela había trasladado a todos los asistentes, uno a uno, la sugerencia de que nada se filtrara sobre este informal ágape, este diario ha podido saber que el heredero constató la enorme preocupación de los allí presentes ante la torva evolución de los acontecimientos. Principalmente por la deriva de Artur Mas, sin marcha atrás aunque sí con posibles variantes en el último minuto. Como sustituir el referendum por unas elecciones plebiscitarias, concepto obtruso cuyo alcance nadie logra entender. El anfitrión de la noche, Javier Godó, pronunció unas palabras a modo de bienvenida a su Ilustre invitado y, al tiempo, aprovechó para mostrar su rechazo frontal a la posibilidad de una Cataluña independiente e hizo votos por mantener el actual estatus, con las modificaciones que sean pertinentes. La dureza de Godó provocó algunos carraspeos entre el sector más nacionalista de los invitados.

Pero también se le insistió a don Felipe, en especial por la parte catalana, en la necesidad de que hay que convencer a Rajoy para que mueva ficha y para intentar que la situación permanezca enquistada. Invocaciones al diálogo y a la necesidad de evitar "un choque de trenes", fue el argumento recurrente en la cena, que arrancó a las 20,30 hrs. y se prolongó durante un par de horas. Duran i Lleida ya había comentado el pasado sábado que es muy posible que antes de las elecciones europeas se den algunos pasos hacia el desbloqueo en las conversaciones entre Moncloa y la Generalitat. En Madrid no se hacen comentarios sobre semejante trascendido.

Pero Rajoy, en su discurso del debate parlamentario, lo había dejado muy claro al recordar quien no quiere dialogar es Mas. El president planteó un ultimátum provocador y algo chulesco en el encuentro en Moncloa de verano del 2013 y luego se enteró por la prensa de la fecha del referéndum. "No es de fiar", se dice en el equipo del presidente del Gobierno. Este martes, además, Rajoy recordó en su intervención que "no se trata tan sólo de una cuestión de legalidad constitucional" sino que afecta "al derecho a decidir de los españoles sobre ellos mismos". Un principio que es previo incluso a la Carta Magna.

Encuentros privados del Rey

Es tradicional que el Príncipe acuda a este tipo de reuniones más a escuchar que a manifestar opiniones. Atiende, observa, toma nota y luego hace lo que tenga que hacer. No hay que olvidar que en los últimos meses el rey Juan Carlos ha llevado a cabo contactos, reuniones y conversaciones con representantes del empresariado catalán y del resto de España en la línea de insistir en la presión sobre el presidente de la Generalitat para que abandone el camino de la secesión.

En el entorno de la Zarzuela se respira un aire algo más optimista al mencionar el buen entendimiento que, sobre este asunto, se aprecia entre Rajoy y Rubalcaba, quienes, pese a que ofrecen soluciones diferentes, coinciden en lo fundamental, que es frenar la posibilidad del referéndum y buscar soluciones alternativas para ese callejón sin salida.

También recibió muestras de solidaridad el abogado Emilio Cuatrecasas, quien días atrás fue increpado en público después de que se reclamara "español y catalán" en un acto con Artur Mas. Un abogado mameluco le gritó: "¿Por qué no te callas?".

La cena también fue escenario del reencuentro entre los editores Godó y Lara tras el enfrentamiento de hace unas semanas a causa de un artículo publicado por Alfonso Ussía en La Razón en el que el propitario de La Vanguardia no resultaba muy bien parado.

La nómina de los comensales, miembros todos de este singular lobby Madrid-Barcelona fue la siguiente: Salvador Alemany (Abertis); Jaime Castellanos (Willis Iberia); Luis Conde (Seelinger y Conde); Emilio Cuatrecasas (Cuatrecasas, Gonçales Pereira); Luis de Carlos (Uría Menéndez); José Manuel Entrecanales (Acciona); Ignacio Garralda (Mutua Madrileña); Joaquín Gay (Fomento del Trabajo); Enrique Lacalle (SIL); José Manuel Lara (Planeta) Javier Monzón (Indra); José M. Nin (CaixaBanc); Josep Oliu (Banc Sabadell); Alberto Palatchi (Pronovias); Marc Puig (Puig); Rodrigo Rato, Juan Rosell (CEOE); Angel Simón (Agbar); Manuel Torreblanca (Barceleuro); Antonio Vázquez (IAG), José María Xercavins (Tauro Real Estate) y Juan Miguel Villar Mir (OHL).

El Príncipe concluye este miércoles su estancia de cuatro días en Cataluña con un encuentro con la Junta Directiva de la Sociedad del Bicentenario del General Prim en el Monasterio de Poblet (Tarragona).

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