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España

Pedro Sánchez se compromete a no ir a remolque de Podemos y a centrar al PSOE

Pedro Sánchez, ayer en el Congreso, entre los diputados Antonio Hernando y César Luena.

Cuando Pedro Sánchez tomó a finales del pasado julio las riendas del PSOE, tardó poco tiempo en demostrar su obsesión por el brío de Podemos. La mayoría de los barones regionales contemplaron con inquietud como cayó en la trampa de ir a remolque de muchas de las propuestas de Pablo Iglesias, radicalizando el discurso socialista e intranquilizando, incluso, al mundo del dinero. En pocas semanas, quiso dejar a España sin Ministerio de Defensa y enterrar el compromiso con la estabilidad presupuestaria. Más tarde, reculó y matizó sus opiniones, sin que en su partido nadie supiera a qué carta quedarse.

La primera batalla a dar es la del relato, afirma Pedro Sánchez recordando las obsesiones de Zapatero

Han pasado seis meses y ayer, por primera vez, Sánchez esbozó un discurso mínimamente estructurado ante una feligresía formada por diputados, senadores y eurodiputados del PSOE. “No nos equivoquemos”, les dijo. “La primera batalla a dar es la del relato. ¿Quién logrará imponer en este 2015 el elefante del que hablaba Lakoff? ¿Quién logrará presentar su explicación de la realidad como marco conceptual para el debate en este año decisivo?”, se preguntó. Cuando mencionó a Lakoff, algunos parlamentarios se miraron de reojo recordando que es el lingüista norteamericano que cautivó a José Luis Rodríguez Zapatero y le ayudó a darse un revestimiento intelectual que pronto complementó con la difusión de su entusiasmo por las memorias de Azaña y las proezas de su abuelo el capitán Lozano.

Este jueves, Pedro Sánchez no llegó tan lejos. Se limitó a pregonar su moral de victoria –“Nuestro partido es de ganadores, estoy convencido de que vamos a ganar las elecciones” – y a poner etiquetas al PP y a Podemos, sus dos principales competidores si llega, finalmente, a colocarse en el cartel electoral. El líder socialista ha terminado asumiendo la estrategia defendida por su predecesor, Alfredo Pérez Rubalcaba, para poder transitar con éxito hasta las legislativas. Se trata de vincular al PP con la “derecha extrema” y a Podemos con la extrema izquierda. “No es la primera vez que vemos al PP, a la derecha extrema, aprovecharse de la debilidad del cuerpo social para aplicar las políticas más reaccionarias. Tampoco es la primera vez que vemos a una extrema izquierda disfrazada de oportunismo ideológico ofrecer un salto al vacío de las ideas, de la responsabilidad y de las propuestas”, dijo ayer Sánchez.

En su opinión, para el PP el elefante de Lakoff se llama miedo y para Podemos, casta. Desde estas premisas, el secretario general del PSOE está convencido de que Rajoy intentará convencer a los españoles del riesgo que supondría un cambio de gobierno para la incipiente recuperación económica. “Rajoy propondrá a los españoles una suerte de o yo o el caos. Los segundos, Podemos, pretenderán esconder sus trasnochadas y vacuas propuestas simplificando la complejidad de los retos a los que se enfrenta España, con el cuento de la casta”. La casta es para Sánchez una especie de “cesto de ropa sucia” al que tirar sin miramientos a todos los partidos, a los agentes sociales, asociaciones e, incluso, al pacto constitucional de 1987.

"Rajoy propondrá a los españoles una suerte de o yo o el caos", vaticina el líder socialista

Los dos extremos, a juicio de Sánchez, tendrán ayudas externas para su promoción. “El de la derecha, porque sirve directamente a los intereses de los poderosos. Y el de Podemos, porque fracciona a la izquierda y sirve indirectamente a los intereses de los poderosos”. Un diputado socialista exclamó irónicamente al escuchar este argumento de su jefe: “¡La pinza de Anguita!”.

Con estos mimbres, el líder socialista ha querido dejar claro que cede a la presión recibida durante estos meses de los barones regionales y acepta centrar el mensaje electoral del PSOE, sobre una premisa clásica cuya virtualidad nadie garantiza en estos momentos: entre tres y cuatro millones de ciudadanos de centro acaban inclinando la balanza hacia uno u otro lado y decidiendo las elecciones. Objetivo, pues, ganar el centro sin excursiones arriesgadas a la izquierda. “Frente al partido del miedo en el que ha convertido Rajoy al PP, y frente al partido del rechazo que es Podemos, os propongo hacer del PSOE el partido de la esperanza. El partido de los derechos, de las libertades, de las oportunidades para todos los españoles. El partido que defiende a la clase media y trabajadora y propone un nuevo contrato ciudadano”, proclamó ayer Sánchez.

En este encuadre centrista, no podía faltar un elogio a uno de sus principales referentes. “En 2014 nos dejó un gran presidente, Adolfo Suárez. Las horas de espera de cientos de miles de españoles que quisieron rendirle tributo me hacen creer que para modernizar España, debemos cambiar la política tal y como hicieron gigantes de la política como él”, apuntó Sánchez. Y como guinda, una nota tranquilizadora para los mercados: España no es Grecia, ni el PSOE, Syriza. “Que los españoles no tengan ninguna duda, defendemos el Estado del Bienestar y la estabilidad presupuestaria, junto al pago de los intereses de la deuda”.

Algunos diputados recuerdan a Sánchez que el cargo se lo dieron las bases del partido, más radicalizadas que sus cargos públicos

Acabado el discurso, algunos diputados afines a Sánchez advertían de que su jefe de filas no podrá abandonar aunque quiera un discurso de izquierdas, él prefiere llamarlo socialdemócrata, no solo por la presión electoral de Podemos, sino porque su elección como secretario general se la debe, precisamente, a las bases del partido, bastante más radicalizadas que los cargos enganchados por diferentes vías a los dineros públicos. Veremos.

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