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España

El caso López Aguilar: una ley, varias mentiras y un exministro de ZP contra las cuerdas

Juan Fernando López Aguilar, junto a su exmujer, Natalia de la Nuez, en una imagen de archivo.

"Las denuncias falsas son un coste asumible de la Ley de Violencia de Género". Así se pronunciaba a mediados de 2006 el entonces ministro de Justicia del Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero, Juan Fernando López Aguilar. Lo hacía como promotor de la citada norma, una de las primeras del Gobierno Zapatero (diciembre de 2004) y cuyo desarrollo prima la presunción de culpabilidad del acusado, que se ve obligado a probar su inocencia. Algo que deberá hacer ahora el propio López Aguilar, que tendrá que declarar ante el Supremo acusado de un delito de malos tratos hacia su exmujer, Natalia de la Nuez.

La noticia se conoció el pasado lunes, el mismo día en que los protagonistas acudieron a declarar en juicio rápido ante una juez de Las Palmas, que ha derivado el caso al Supremo por la condición de aforado del eurodiputado al encontrar indicios de delito. López Aguilar ya aseguró entonces que se trataba, precisamente, de una denuncia falsa. De una venganza por haberse separado de su esposa. "Ya sufrí una primera advertencia de las consecuencias que tendría seguir adelante con el divorcio. Esto tiene el contexto de esta separación dolorosa: si yo seguía con ella se me iba a golpear en lo que más me duele, que es mi patrimonio moral", ha argumentado en los últimos días.

De la Nuez parece sentirse culpable de la situación de su exmarido, pese a haber relatado a la juez los maltratos sufridos: "Quizás yo también le he tratado a él mal"

El eurodiputado socialista, que ya ha sido suspendido cautelarmente de militancia por el partido -a petición propia- y al que también se le han retirado sus funciones en el Parlamento Europeo -se ha negado a dejar el escaño, circunstancia que le permite conservar el aforamiento- niega tajantemente "haber sido autor de malos tratos físicos y verbales". Lo sorprendente es que la víctima asegura que no cree que haya habido "violencia de género", aunque sí "maltrato", por ambas partes. "Probablemente yo también le he tratado a él mal, pero no estoy hablando de violencia de género ni de nada. Llegamos a una relación en la que no tenía sentido seguir", asegura.

Para entender mejor lo ocurrido, hay que recordar que no fue De la Nuez la que presentó la denuncia contra López Aguilar, sino la Policía, de oficio y tomando como base el testimonio de los vecinos. Ocurrió a finales de marzo, cuando los agentes acudieron a la vivienda de la pareja para investigar un incendio en la misma. El fuego se habría declarado mientras los hijos menores del matrimonio dormían y estando su madre, supuestamente, en estado de embriaguez. Las alusiones de los testigos a golpes, insultos y gritos fueron suficientes, en virtud de la ley que él mismo aprobó, para llevar al juzgado a López Aguilar. Y de ahí, al Supremo, previsiblemente la próxima semana.

Haya habido o no maltrato, y acaso arrepentida por la situación en la que ahora se encuentra su exmarido -cuya carrera política parece haber quedado truncada definitivamente-, la supuesta víctima ha insistido en dejar claro que no fue ella la que denunció al antiguo ministro de Justicia. "Quiero que quede muy claro que yo no he denunciado a Juan y nunca le voy a denunciar". De lo que sí dejó constancia, tras haber sido llamada a declarar, fueron varios episodios violentos en los que López Aguilar le habría puesto la mano encima. "A cabezazo limpio me hizo una raja en la frente hace unos siete años en la cama de Las Palmas, pero no recuerdo por qué", aseguró ante la juez.

López Aguilar achaca la que asegura es una denuncia falsa a una venganza de su mujer por la separación de ambos. Su ex afirma que fue ella la que decidió poner fin al matrimonio

Incógnitas

Golpes, insultos, vejaciones. "Me merezco una mujer con más pecho". "No vales para nada". Son los improperios que Natalia de la Nuez habría tenido que aguantar de su marido y cuya gravedad -de ser ciertas las acusaciones- no parece bastarle para verse como parte perjudicada. "No me considero víctima; si ha habido aquí una víctima ha sido el propio Juan. Ha sido víctima de sí mismo, de cómo ha canalizado sus emociones. Probablemente yo también le he tratado a él mal", aseguraba hace apenas dos días, como si intentase, afectada por una especie de síndrome de Estocolmo, justificar los presuntos malos tratos cometidos por su marido. 

Quedan, pues, muchas incógnitas por resolver. Las dos versiones son a priori incompatibles. ¿Quién dice la verdad? ¿Quién miente? Si bien los compañeros de partido de López Aguilar censuran "su soberbia y altanería", que le habrían dejado sin apenas aliados dentro del PSOE, ¿podría haberle llevado esa complicada personalidad a agredir a su mujer? O, por el contrario, como defiende el ex responsable de Justicia, ¿son los celos y la frustración de ver rotos 17 años de convivencia los que la han llevado a querer "dañar" la "integridad moral" y el "honor" del acusado? Y es que De la Nuez atribuye la separación, efectiva desde el pasado 10 de enero, a la existencia de otra persona.

Por si todo esto fuera poco, López Aguilar ya vivió una situación parecida, aunque apenas durante 24 horas, el pasado enero. Entonces fue uno de los hijos mayores de De la Nuez -fruto de una relación anterior- el que denunció al exministro ante la Policía por malos tratos. "Fue un error", explica la mujer. "Tengo dos hijos de 5 años y, tras una persecución, me di un golpe y se me puso el ojo negro". La denuncia fue retirada al día siguiente.

Juan Fernando López Aguilar y Natalia de la Nuez comenzaron los trámites de divorcio en octubre del año pasado. Según la supuesta víctima de malos tratos, fue ella la que le pidió la separación y la que le propuso culminarla de muto acuerdo, evitando "más enfrentamientos". Algo que, de ser cierto, implica un nuevo agujero en la historia, en este caso en los argumentos del exministro socialista. Él, a pesar de todo, aunque se declara "víctima de otra denuncia falsa",  defiende "la validez de la ley contra la violencia de género". Esa que el promovió y aprobó y que ahora le ha llevado al Tribunal Supremo.

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