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España

Tomás Gómez o cómo pasar del apoyo total del PSM a la nada más absoluta en 24 horas

Tomás Gómez durante su rueda de prensa el pasado miércoles

Cuentan socialistas que conocen la historia del PSM que José Luis Rodríguez Zapatero estaba reunido con sus más cercanos colaboradores en La Moncloa para decidir quién se iba a hacer cargo del partido en Madrid. Se buscaba un relevo para Rafael Simancas destrozado políticamente tras el ‘tamayazo’. También se quería pacificar una Federación Socialista Madrileña, una vez más, partida en pedazos.

Había una revista dominical de El País encima de una mesa con una portada sobre los alcaldes más votados de España y la estrella era Tomás Gómez con su tranvía detrás. “Campeones municipales”, decía el título. “¿Y si probamos con éste?”, dijo uno de los asistentes. Sin embargo, otras fuentes hablan de la intervención de una de las secretarias de confianza de Rodríguez Zapatero, que le puso sobre la pista de su antiguo jefe, el alcalde de Parla.

Tomás Gómez fue elegido en el congreso extraordinario de 2007 con el apoyo del 91% de la militancia socialista

Sea como fuere, el PSOE decidió que su hombre para el relevo era ese joven con cara casi de niño que había ganado tres elecciones seguidas en Parla y se había convertido en el alcalde más votado de España (75% del apoyo de los ciudadanos). Finalmente con el apoyo del secretario general del PSOE, José Luis Rodríguez Zapatero, que acudió a ver el famoso tranvía, el alcalde de Parla se presentó como candidato al congreso extraordinario de 2007 y fue elegido secretario general de la entonces Federación Socialista Madrileña, hoy PSM-PSOE, con un 91% de los votos.Nadie conocía una votación tan unánime en Madrid, donde las luchas fraticidas eran constantes y las familias habían anidado en el Partido Socialista. 

Contradicciones y falta de proyecto

Aquí comenzó el primer problema. “Desde el primer momento, en vez de recuperar ese 9% se dedicó a perseguir a esos socialistas y a cuantos pusieran en duda algunas de sus decisiones”, explica uno de los militantes. Zapatero pensó que Gómez iba a calmar las aguas del partido en Madrid, pero la realidad ha sido todo lo contrario. En la sede los trabajadores intentaron montar una candidatura de CCOO y se persiguió a los avalistas incluso con amenazas telefónicas. “Estábamos todos con miedo y si nos lo encontrábamos por el pasillo no nos saludaba”, afirman una persona que trabajaba en la sede.

Uno de sus colaboradores en la primera fase de su mandato señala que lo que ha perdido a Tomás ha sido la cultura de la división en vez de la suma. “Cada vez que alguien discrepaba, se le apartaba. No quería críticas, sólo hinchas”, afirma. Esta misma persona recuerda que mientras se iba laminando todo lo crítico, se iban perdiendo votos y se llegó al porcentaje del 18% en las elecciones europeas de mayo del año pasado. Los militantes han pasado de los 30.000 de Simancas a los 15.000 que dicen que hay en la actualidad.

Algunos socialistas acusan al exsecretario del PSM de "falta de proyecto claro" y de "numerosas contradicciones"

Añade que otro de los problemas que tuvo Gómez fue el de las propias contradicciones. “Se ha manifestado –decía- contra las privatizaciones, pero aprobaba que la Sanidad estuviera en un 16% en manos privadas y fue favorable a que se retirara el impuesto de patrimonio y luego pidió que se implantara. Primero había que ir al centro y ahora sobrepasaba a Lenin por la izquierda. Toda una pesadilla”. Esta misma persona, apartada también del PSOE, afirma que “faltaba un proyecto claro y el que había estaba lleno de contradicciones con una gestión, la de Parla, que es un escándalo”.

La realidad es que tras los primeros fracasos electorales el mismo Rodríguez Zapatero le pidió que abandonara y Gómez se negó. Se enfrentó contra Trinidad Jiménez a la que ganó en las primarias. Perdió las elecciones de 2011 con el peor resultado de la historia del PSOE, un 26%. En 2011 se enfrentó en un congreso a Pilar Sánchez Acera, a la que venció por un 59%. Laminó a todos los rivales.

Un crítico a la calle

César Giner fue uno de los críticos que pagó con su escaño la disidencia. Quiso montar una candidatura pero no logró los avales necesarios después de que se aumentara a un porcentaje muy elevado el número de firmas necesarias y cree que es una buena noticia la salida de Gómez porque había convertido el partido en algo cerrado externamente e internamente. “Se marcha con un escaso apoyo y ha logrado desactivar a la militancia y dejado un horizonte muy complicado en el que hay que apoyar al nuevo candidato Gabilondo”, señala el exdiputado socialista que lidera la corriente Más Izquierda, quien opina que para ser un partido de Gobierno había que cambiar de candidato si no se quería ir al desastre en mayo.

El PSOE ha alegado que se estaban produciendo conflictos dentro del PSM. No había, en realidad, un conflicto interno serio porque los disidentes estaban fuera, aunque sí la convicción entre la militancia, y los cargos públicos, de que se iba al desastre. Sí había conflictos graves en San Sebastián de los Reyes, Leganés, Aranjuez, e incluso en Parla, donde el alcalde que sucedió a Gómez, José María Fraile, fue detenido en la ‘Operación Púnica’. El lío que se montó después ha hecho que el partido saltara por los aires y que la alcaldesa esté sólo apoyada por una parte de los concejales socialistas.

Otro cargo socialista señala a Parla como núcleo de los males de Tomás Gómez. “El PP -dice –captó pronto que ese era el problema del secretario del PSM y lo ha explotado pasando a los periódicos la situación real del Ayuntamiento, que está en quiebra después del paso de este señor por su alcaldía”. La realidad es que Parla debe 370 millones de euros, unos 3.000 euros por habitante tras el pasado de Tomás Gómez y su amigo José María Fraile. La historia del tranvía es la de una pesadilla. Un socialista decía hace unos días que hubiera sido más barato pagar un taxi a los ciudadanos de esa ciudad, antes que construir ese “maldito tranvía”.

El presupuesto de la obra fue de 93 millones de euros. Hoy la factura es de 255 millones de euros, con los intereses incluidos. Un precio muy caro para una obra de 8,3 kilómetros que tiene 15 paradas y que es utilizado por poco más de un tercio de los 125.000 habitantes de la ciudad.

Las criticas internas son fuertes, pero sus enemigos afirman que lo peor de la fase de Tomás Gómez ha sido que no supo conectar con la sociedad madrileña

Las criticas internas son fuertes, pero sus enemigos afirman que lo peor de la fase de Tomás Gómez ha sido que no supo conectar con la sociedad madrileña. “Ni tan siquiera pudo enganchar con los medios de comunicación a los que ha despreciado y al final le han ayudado a cavar la tumba”, afirma un diputado.

Madrid ha tenido dos rebeliones durante la fase de recortes. La marea blanca, que paralizó la privatización de la Sanidad, y la marea verde, contra los recortes en Educación. El PSOE se subió a las dos en marcha y sí es verdad que parlamentariamente se peleó con múltiples iniciativas, pero no lideró ninguno de los dos procesos, señala un crítico. “¿Dónde estaba Gómez y su equipo de colaboradores?”, se pregunta.

Otro de los diputados compañero del exsecretario general del PSM afirma que sus hechos no han transmitido confianza en la ciudadanía que ha visto que el Ayuntamiento de Parla estaba quebrado y ha destrozado el partido, el grupo parlamentario, “y casi todo lo que tocaba”.

Su círculo se ha ido cerrando y su apoyo no pasa actualmente de siete diputados, algunos ya dimitidos. José Quintana y Enrique Cascallana eran dos hombres de su equipo, pero se les ocurrió apoyar a Pérez Tapias en las primarias. “Desde entonces los ha considerado traidores, al igual que los que apoyaron a Madina y así no se puede gobernar nada”, afirma un parlamentario.

La salida de Juan Barranco, un hombre respetado por todos los socialistas y querido por la sociedad madrileña, supuso un golpe muy duro para el PSM. ”No quiso enterrar el partido en Madrid al que ha dedicado toda su vida”, afirmaba un amigo del exalcalde de Madrid.

¿Pero todo lo ha hecho mal? Tomás Gómez no ha tenido prácticamente vacaciones desde que fue elegido secretario general del PSM. Ha recorrido miles de kilómetros para conocer y hacerse con la militancia socialista y ha recibido y ha acudido a cientos de actos de personas y colectivos afectados por las políticas del Gobierno del PP.  Los más tristes tras la salida del secretario general del PSM son, además de su núcleo duro, los líderes del PP. “Estábamos encantados con él”, decía un conocido miembro del Gobierno de Ignacio González el pasado jueves.

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