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España

El Gobierno, satisfecho con el descalabro de Mas, espera que CiU "tome nota"

Misión cumplida. Las urnas han dado el resultado que anhelaba el Gobierno, esto es, que Artur Mas no alcanzara la mayoría absoluta de modo que su proyecto soberanista quedara en papel mojado. No es eso lo que dijo Artur Mas ayer, pero la pérdida de doce escaños, el descenso que experimentan los independentistas en la Cámara catalana, insufla un poco de aire en un acorralado gobierno por la crisis y el órdago soberanista siendo CiU el gran perdedor de la jornada de ayer. Moncloa cree que es ahora Mas el que "tiene que tomar nota de lo que le han dicho los ciudadanos" y mover ficha. La pelota está en su tejado y ya es consciente de que no tiene la suficiente fuerza ni para intentar gobernar solo. Es cierto que puede echarse en manos de ERC para llevar adealante su consulta secesionista, pero fuentes monclovitas creen que ese matrimonio "es un tiro en el pie" para Mas.

Desactivada esa mayoría "excepcional" que reclamaba Mas, ese plebiscito en que convirtió esta consulta, la secretaria general del PP, María Dolores de Cospedal, cerró, sin embargo la puerta a cualquier forma de colaboración con CiU, al que han venido sosteniendo durante los dos últimos años. Fue tajante al afirmar que "no vamos a poder realizar ningún pacto ni con Artur Mas ni con CiU" por entender que no han abandonado su discurso soberanista. Cospedal lamentó que "en estos momentos hay una situación complicada de gobierno que ha creado el señor Mas. No tiene un escenario claro a la hora de presentar su programa de gobierno, ser investido y gobernar", pero el PP no parece estar por echar una mano. Desde Génova enmiendan que haya que evitar que Artur Mas se radicalice en manos de ERC "porque CiU ya está radicalizada. Esto de que el PP tenga que actuar para que no se alíe con ERC porque sería radicalizarse, no sé en qué más puede radicalizarse", reflexionó no sin dejar de recordar que los soberanistas de la cámara sumaban antes de esta consulta 76 escaños y hora son 74, aunque Iniciativa, sin ser independentista, sí está a favor de un consulta, por lo que podría sumar sus 13 escaños a este bloque.

También aludió a los meguados resultados del PSC, que se ha dejado por el camino nada menos que ocho escaños, pasando de 28 a 20, el peor resultado cosechado nunca por los otrora potentísimos socialsitas catalanes, lo que le ha llevado a ser la tercera fuerza política por detrás de CiU y hasta de ERC. Estos datos corroboran "como ha ido perdiendo todas y cada una de las elecciones autonómicas" a las que se ha presentado desde 2011.

En cuanto a los 19 escaños del PP y a pesar de no haberse convertido en la segunda fuerza política catalana como algún sondeo dejó entrever, Cospedal no sólo lo calificó como el "mejor resultado del PP de su historia tanto en votos como en escaños"  sino que, además, éstos se producen "en un momento de crisis en que el Gobierno debe tomar medidas muy difíciles, muy impopulares, pero necesarias para remontar la crisis". Contra lo que les ha ocurrido al resto de los partidos europeos que gobiernan, que se han visto castigados en elecciones regionales y generales, el PP ganó en Galicia y Andalucía, se mantuvo en el País Vasco y ayer vio incrementada su representación parlamentaria en un asiento más en el Parlament. "Es un resultado extraordinario", dijo una  animadísima secretaria general del PP una vez que Rajoy no se ha visto castigado por el electorado.

Desde el PP creen que Mas "ha pasado de la frivolidad a la irresponsabilidad y a hacer el ridículo"

El presidente del Gobierno siguió el escrutino desde su despacho acompañado de Soraya Sáenz de Santamaría, María Dolores de Cospedal, los ministros Ana Mato, Fátima Báñez, Alberto Ruiz-Gallardón, José Manuel García Margallo y Cristóbal Montoro además de los tres vicesecretarios populares, Carlos Floriano, Javier Arenas y Esteban González Pons, entre otros. Junto a ellos analizó los resultados de los primeros sondeos a pie de urna, en concreto los de TV3, que ya vaticinaban el descalabro para CiU, no porque no ganara las elecciones sino porque quedaba muy lejos de la pretensión con que convocó las elecciones a apenas dos años de las anteriores: alcanzar la mayoría absoluta para legitimar una deriva soberanista que arrancó con la manifestación de la Diada del 11 de septiembre.

Fuentes populares indicaron en ese momento que el president había pasado "de la frivolidad a la  irresponsabilidad y a hacer el ridículo. Convocó para conseguir la mayoría absoluta, no para que ERC doblara en votos y representación" "En un proceso de radicalización, los votantes apoyan al original, no a la copia", alegan. En definitiva, con estos resultados en la mano, Gobierno y PP respiran un poco más tranquilos, aunque lamentan que se han perdido "unos meses indispensables de lucha contra la crisis" en Cataluña.

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