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España

El PP sucumbe a la neurosis y se moviliza para detectar y perseguir brotes de escándalos

Mariano Rajoy pide perdón. Esperanza Aguirre se siente 'abochornada' y pide también perdón. Dolores Cospedal se siente 'escandalizada' y anuncia que tomará medidas. El Partido Popular no acierta con la fórmula para afrontar el chorreo inclemente de casos relacionados con la corrupción. Tal lluvia de escándalos ha sorprendido incluso a los más recelosos y precavidos. Cada veinticuatro horas, un sobresalto o un terremoto.

El desconcierto en el partido es descomunal. Se dirigen todas las miradas hacia el presidente, quien ha tenido que cambiar en forma radical su discurso en apenas tres días. Del tibio y estéril "se han producido algunas cosas que no nos gustan" del domingo en Murcia, a la petición de perdón y disculpas de este martes en el Senado. Escuchó incluso gritos de 'dimisión', algo inhabitual en esa Cámara generalmente apacible.

La militancia territorial está inquieta y cabreada. Crece la indignación, aumenta la ira y no hay respuestas

Las baronías del Partido Popular están descolocadas. Les inundan con preguntas, dudas y críticas en sus territorios, donde la militancia está inquieta y cabreada. Es gente a la que ven casi cada día, con la que se encuentran en la calle y hasta en los bares, a la que, en definitiva, piden personalmente el voto. Crece la indignación, aumenta la ira y no hay respuestas.

La 'Operación Púnica' ha resultado una general sorpresa para casi toda la estructura regional. Parecía previsible lo de Francisco Granados, un veterano con el techo de cristal y un pasado algo oscuro que le obligó a renunciar a sus cargos por su cuenta en Suiza. Pero no había sospechas de la existencia de la gran trama, con ramificaciones municipales en Madrid, Murcia, León...

Sospecha generalizada

En Génova se reciben en estas horas oleadas de quejas y se intenta mantener en el tipo. Allí hay gente muy experta, bregada en mil batallas. Pero este vendaval no entraba en las previsiones de la temporada. Por eso el silencio oficial, el no aparecer en público, algo que incomoda e irrita a la militancia. De momento han cursado instrucciones a los responsables territoriales para que afinen las alertas y atajen cualquier posibilidad de riesgo.

"Este asunto tiene sus riesgos, porque puede incurrirse en chivatazos falsos e incluso en delaciones interesadas", comenta un conocido dirigente

Allí donde huela a chamusquina, donde aparezca algo singular o extraño, hay que reaccionar, anticiparse al estruendo. Se aconseja en esos casos una inmediata comunicación al responsable superior de la zona o directamente a Madrid. Se trata de evitar los sobresaltos, los golpes inesperados. El riesgo es que caigan justos por pecadores, o que se instale en el partido un cierto ambiente de generalizada sospecha. "Este asunto tiene sus riesgos, porque puede incurrirse en chivatazos falsos e incluso en delaciones interesadas", comenta un conocido dirigente del PP leonés. El presidente de la Diputación de la provincia, Marcos Martínez, acaba de ser detenido, a los pocos meses de asumir el cargo, sin que nadie se lo oliera.

Un ejercicio de apagafuegos

No se ha entrado en fase de neurosis obsesiva, pero en el PP hay ya quien sólo ve sospechosos por doquier. Imposible, por ahora, imponer la calma. El Partido, hasta el momento, se ha movido con enorme torpeza, siempre por detrás de los acontecimientos. Un fatigoso ejercicio de apagafuegos, con enormes y repentinas llamaradas como han sido los casos de Rato o Acebes, muy difíciles de controlar.

En el PP también empieza a instalarse la opinión de que algunos jueces tienen el 'sindrome Podemos'

Pero nadie duda que aún hay sorpresas inesperadas, escándalos ocultos que pueden sacudir el panorama. En el PP también empieza a instalarse la opinión de que algunos jueces han sido atacados por el 'síndrome Podemos' y actúan en forma muy diferente a como lo hacían tan sólo unos meses atrás. Esta especie empieza a cundir, aunque es evidente que no se aliente desde Génova. Más bien lo contrario. Pero son ya demasiados los asteroides que impactan sobre el PP. Y resulta inevitable abrazarse a todo tipo de teorías para explicarse algo de cuanto está ocurriendo. La sobredosis de sorpresas produce hipersensibilidad y desconfianza. Algo muy parecido a la neurosis obsesiva, según la expresión de la mencionada fuente.

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