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España

Los nervios de Ana Botella se disparan: Rajoy no abrirá el ‘melón’ sucesorio en el PP madrileño antes de Navidades

Mariano no dirá esta boca es mía hasta Navidades, cuando tenga todas las encuestas sobre su mesa.

Uno de los parlamentarios del PP con mayor experiencia política hacía el pasado miércoles una broma que tuvo después amplia circulación en los mentideros de la Villa y Corte. “Ya sabemos las razones por las que el presidente retrasa tanto la candidatura europea…Quiere poner en cabeza de cartel a Esperanza Aguirre porque, además de hablar buen inglés, se la quita de encima…”. Sin saber lo que pasa por la cabeza del presidente, un arcano cada vez más impenetrable, la lógica apunta a que, tal vez, en esta ocasión Mariano Rajoy no quiera tener tan lejos como algunos creen a la expresidenta madrileña, pues puede que tenga que echar mano de ella si seis meses antes de las elecciones municipales es la única que garantiza en las encuestas que el PP retiene la Alcaldía en la que lleva instalado desde hace 25 años.

Un diputado del PP puso en circulación la semana pasada, en tono de broma, que Esperanza Aguirre podía encabezar la lista europea

Pero lo que realmente está poniendo de los nervios al partido en Madrid es el calendario que el presidente, muy posiblemente por consejo de Pedro Arriola, se ha trazado para decidir quiénes encabezarán las listas tanto en el Ayuntamiento como en la comunidad. “Mariano no dirá esta boca es mía hasta Navidades, cuando tenga todas las encuestas sobre su mesa y acceda al parte de guerra en el PP madrileño”, afirma uno de los diputados que conocen bien a Rajoy. Este manejo de los tiempos no es del agrado de todos, sobre todo porque el partido en Madrid se ha convertido en una olla a presión y quien puede quitarle la válvula de escape no da la sensación de querer actuar con prisas. En los despachos de la sede nacional del PP que ocupan los altos cargos de la organización regional se tiene la misma impresión: hasta Navidades, el presidente no tomará decisiones sobre los candidatos al Ayuntamiento y a la comunidad, a pesar del fuerte peso que tiene Madrid en el largo ciclo electoral abierto hasta 2016. La candidatura a la Corporación municipal es básica para el PP, más incluso que la de la presidencia autonómica, puesto que la carga electoral de la capital representa casi el 60% del conjunto de la comunidad.

"Mariano no dirá esta boca es mía antes de Navidades, cuando tenga sobre la mesa las encuestas y el parte de guerra del PP madrileño", afirma un diputado

La templanza con la que Rajoy suele gestionar los asuntos más espinosos multiplica las reservas. En el PP hay quien duda de que el presidente esté dispuesto a enfrentarse a la alcaldesa y decirle a la cara que prescinde de ella como candidata, a no ser que Ana Botella tome la iniciativa y, al calor de las encuestas, concluya que es mejor tirar la toalla antes de pasar, ella y su marido, por una debacle electoral sin precedentes. De momento, lo que se conoce del entorno de Botella es que ella está dispuesta a dar la batalla hasta que no reciba una señal contraria porque considera que puede remontar en los sondeos, que nadie queda bien en ellos y que tiene todo el derecho a gestionar en la próxima legislatura 2014/2018 una casa con muchas menos estrecheces presupuestarias de las que heredó de Alberto Ruiz-Gallardón.

El equipo de la alcaldesa teme que en el PP madrileño, si Rajoy se duerme en los laureles, se monte una operación de acoso y derribo de aquí al invierno para restar a Botella cualquier margen de actuación cuando llegue la hora de la verdad de resolver sobre las candidaturas.

El equipo de Ana Botella teme que se monte en los próximos meses una operación interna de acoso y derribo contra ella para restarle margen de actuación

Está también muy extendida en el partido en Madrid la idea de que si Rajoy le propusiera a Esperanza Aguirre defender los colores de la Alcaldía, ésta no tardaría un minuto en contestarle que sí, a pesar del desafío que supondría para ella tener que recuperar el capital político que Botella ha dilapidado desde que tomó el bastón municipal a finales de 2011.

El PP madrileño hierve porque la mayoría de sus dirigentes coinciden en que se respira una falta de liderazgo total, nada que ver con la época en la que Aguirre y Gallardón fueron sus dos únicos referentes. Esta opinión tan compartida afecta solo parcialmente a la gestión del día a día, entre otras razones porque Botella, y así lo reconoce hasta la oposición municipal, está siendo muy disciplinada con el presupuesto e Ignacio González lo único que ha hecho es continuar desde el escaparate de la comunidad, cuando Aguirre le deja, el mismo desempeño que tuvo desde 2003 cuando ella presidía la comunidad.

En la guerra de nervios sale a relucir el nombre del exsenador Francisco Granados, "un hombre peligroso que acumula mucha información"

El ático de Marbella y su escasa empatía con los ciudadanos son dos enemigos de González que en las filas del PP se conciben como una pesada carga para su carrera política ya que dañan mucho su imagen. De ella están muy pendientes la consejera madrileña, Lucía Figar, el presidente del Senado, Pío García Escudero y la delegada del Gobierno en Madrid, Cristina Cifuentes, la terna con la que podría jugar Mariano Rajoy para arbitrar las candidaturas tanto en la comunidad como en el Ayuntamiento.

En esta guerra de nervios que invade el PP madrileño hay muchas minas sin desactivar, entre ellas las que porta en su mochila el exsenador Francisco Granados, sin escaño desde hace un mes tras descubrirse su vieja cuenta en Suiza. Granados estuvo involucrado en un caso de espionaje a algunos compañeros de su partido, entre ellos el actual presidente madrileño, aunque la causa fue archivada. “Se ha convertido en un hombre peligroso que acumula mucha información”, comenta uno de los que trabajaron codo con codo con él durante su etapa en el gobierno regional.

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