Quantcast

España

Los barrios rebeldes retoman la guerra contra los parquímetros y recuerdan a Botella que son deficitarios

El Ayuntamiento de Madrid ha puesto en marcha nuevas modalidades de pago en las zonas SER.

"Parquímetros en nuestros barrios ¡no!". Ocho años después de que el anterior alcalde de Madrid, Alberto Ruiz Gallardón, extendiera los parquímetros hasta algunos barrios periféricos de la capital, se sigue escuchando el grito de guerra que hicieron suyo los vecinos afectados. Las movilizaciones, recogidas de firmas y campañas de insumisión que animaban a no pagar el ticket ni las multas, se desinflaron con el tiempo, pero las iniciativas no han muerto. Asociaciones y colectivos vecinales de los distritos a los que llegó la ampliación en 2006 del Servicio de Estacionamiento Regulado (SER) han presentado este jueves en el registro central del Ayuntamiento de Madrid más de mil alegaciones y varias decenas más en registros de las Juntas Municipales solicitando, una vez más, su supresión.

Los barrios periféricos, tanto los situados fuera del círculo de la M-30 (cascos históricos de Hortaleza, Carabanchel y Fuencarral), como los que sí están dentro de esa delimitación pero consideran que no deberían tener aparcamiento regulado por su carácter residencial (Barrio del Pilar, la Paz y varios puntos de Tetuán), acuden al Consistorio dentro del plazo establecido para presentar alegaciones contra el Proyecto Inicial de Modificación de la Ordenanza de Movilidad que aprobó la Junta de Gobierno de Madrid el pasado mes de marzo. Reclaman que se eliminen los parquímetros por varias razones, entre ellas, por el perjuicio que ocasiona no solo a los ciudadanos y a los comercios de estos distritos, sino también al propio Ayuntamiento, que paga más de lo que recauda en estas zonas

Las plataformas vecinales antiparquímetros aseguran que, a diferencia de las zonas céntricas, en los distritos periféricos el Ayuntamiento recauda menos de lo que paga por la gestión del SER

Según sostienen las Plataformas Antiparquímetros, y según lo presupuestado por el propio Gobierno municipal, no se recauda lo mismo en todas las zonas repartidas por lotes a las empresas concesionarias. En las más céntricas, el Ayuntamiento estimó que la recaudación por tickets sería de 21,2 millones, en torno a 18 millones y 15,2 millones en las zonas 1, 2 y 3 respectivamente. Cantidades superiores a lo que paga en concepto de canon a las empresas encargadas de ejecutar el servicio mediante el mantenimiento de las instalaciones y la gestión del personal que controla los estacionamientos. Se trata de zonas en las que hay mucho flujo de vehículos y mucha demanda de aparcamiento por ser núcleos de ocio, comercios y negocios donde se ubican también las principales sedes de la Administración.

Sin embargo, en los barrios más residenciales con una vida comercial de diferente naturaleza ocurre lo contrario. "El Ayuntamiento paga más de lo que recauda y aquí ni siquiera lo compensa con las multas", comenta a Vozpópuli Pedro Casas, portavoz de los colectivos vecinales antiparquímetros de Madrid. Es, por tanto, un servicio deficitario. Con los números de los presupuestos municipales en la mano, las cantidades recaudadas caen considerablemente comparándolas con lo que se ingresa con los tickets en las áreas más céntricas: en la Zona 4 (que incluye distrito de Tetuán, Barrio Almenara, Fuencarral, La Paz, El Pilar, casco histórico de Fuencarral y el distrito de Moncloa) la recaudación cae hasta los 6,7 millones de euros; en la Zona 5 (distrito de Chamartín y Hortaleza) el Ayuntamiento fijó los ingresos en 11,7 millones; y 8,6 millones en la Zona 6 (Arganzuela, Retiro y Carabanchel).

Como vienen insistiendo desde el principio, consideran innecesario este servicio dado que los residentes ahora tienen que pagar por unas plazas de las que ya disponían e impide acudir con coche a los comercios de barrio cuando en estos distritos no existían problemas de aparcamiento en horarios laborales. Los pequeños comerciantes de la zona, ya golpeados por la crisis, tienen que competir con los grandes establecimientos que ofrecen estacionamiento gratuito, cuenta. "Es un escándalo que se mantenga el SER en estos barrios teniendo en cuenta las maltrechas cuentas municipales y cuando también perjudica a los vecinos", sostiene Casas. 

Con las alegaciones registradas hoy, los vecinos piden "sensatez" al equipo de Gobierno de Ana Botella, ya que Gallardón desoyó sus reivindicaciones y no dio su brazo a torcer. "Ha llegado el momento de que los responsables del Ayuntamiento corrijan una decisión que nunca se debió adoptar". Aunque el trazado de la M-30 es solo una referencia, sirvió para delimitar las zonas de servicio regulado. Más tarde se amplió convirtiendo nuevos distritos o parte de ellos en zonas de pago. Los vecinos de las zonas periféricas, según explica uno de sus portavoces a este diario, lejos de haberse acostumbrado "están cada vez más cabreados". Carabanchel, uno de los barrios que más ha peleado por ser un lugar libre de parquímetros "se ha volcado" en este nuevo impulso a sus protestas. 

Los vecinos de estos barrios, lejos de resignarse, están cada vez más ofuscados y piden que de una vez se actúe con sensatez después de que Gallardón no diera su brazo a torcer

Podría decirse que en estos distritos pierden sentido los objetivos con los que el Ayuntamiento instauró el sistema de parquímetros, que eran reducir el tráfico en el centro de la ciudad y facilitar la rotación de los aparcamientos de forma que cualquiera pudiera acercarse en coche a los barrios céntricos a realizar una gestión rápida. Un plan con efecto disuasorio que escondía un claro fin recaudatorio que perderá su sentido inicial con la ampliación del límite de aparcamiento en las plazas azules hasta 4 horas. Pero no todas las zonas resultan igual de rentables. Por ejemplo, en Carabanchel el Ayuntamiento pagó 630.000 euros en 2012 por el canon de ambas áreas (Carabanchel Alto y Bajo), sin embargo solo recaudó 120.000 euros.

6.000 nuevas plazas de pago

La mencionada modificación de la Ordenanza de Movilidad incluye, entre otras novedades, la implantación del SER inteligente, que establece el precio en función de la zona, el grado de ocupación del área en ese momento y lo contaminante que sea el vehículo. Pero los vecinos de los barrios 'rebeldes' no entran a valorar ese nuevo sistema porque a quien afectará fundamentalmente es a la zona centro y poco aportan salvo la dudas sobre la nueva tecnología: "No sabemos si serán parquímetros o cerebros". 

La nueva ordenanza municipal introduce además la creación de un ámbito de Larga Estancia, con 1.354 plazas azules alrededor de la almendra central, en las que se podrá estacionar hasta doce horas y con una tarifa reducida y también se extenderá el aparcamiento regulado a zonas como Ciudad Universitaria y Príncipe Pio. En total, unas 6.000 nuevas plazas de pago. El Ayuntamiento ya encareció la tarifa en 2012 y aumentó una hora el servicio regulado, de forma que desde entonces se paga hasta las 21 horas en lugar de hasta las 20. La recaudación extra, se dijo, se destinaría a mejorar la calidad del aire de la ciudad.

Ya no se pueden votar ni publicar comentarios en este artículo.