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España

El PP teme que la guerra de Siria se le cruce en la campaña electoral

El presidente del Gobierno, Mariano Rajoy.

Irak está en la zona oscura de la memoria de la más dura derrota electoral. El Partido Popular cruza los dedos para que el conflicto de Siria, con el drama añadido del éxodo de refugiados, no interfiera en la campaña electoral. Podría tener efectos negativos, comenta un asesor del PP experto en asuntos internacionales. Hollande y Cameron han movido ficha. Aviones franceses y posiblemente británicos se sumarán a las acciones bélicas contra Siria. París acaba de anunciarlo oficialmente. Londres se ha tomado un mes de reflexión.

Asunto decididamente incómodo para los populares. Las cicatrices de Irak permanecen aún demasiado frescas en el recuerdo. Y si no lo están, ya se encargarían algunos de refrescarlas. Poco puede ayudar la guerra de Siria a que el partido en el Gobierno sume puntos de cara a las generales. Por el momento, al menos, no resta, comenta la mencionada fuente. 

Rajoy se ha mostrado partidario de una 'intervención consensuada' desde la ONU o la OTAN para frenar a los yihadistas. No concretó, en la Cope, si habrían de ser fuerzas terrestres, pero insistió en que "tenemos que hacerlo". Militares españoles están desplegados en Mali, Irak, Líbano y Afganistán, aunque en misiones con perfil más humanitario. A Siria habría que ir de otra forma. Bombardeos, inicialmente. ¿Y después? Los acontecimientos se precipitan.

Dudas en el PSOE y la opinión pública

La opinión pública española no rechaza golpear a los terroristas del Estado Islámico, pero se muestra mayoritariamente a favor de resolver el conflicto sin el envío de tropas. Al menos, por el momento. Que lo hagan otros. Las tremendas imágenes de estos días, sobre las masas ingentes de refugiados rumbo a Alemania o el niño de la playa, pueden haber modificado este criterio generalizado.

Los españoles no rechazan golpear a los terroristas del EI, pero se muestra mayoritariamente a favor de resolver el conflicto sin el envío de tropas

En el PSOE no tienen nada clara esta cuestión. Pedro Sánchez se proclamaba abiertamente contrario a una intervención hace tan sólo cuatro días. "Hay que apoyar a la población, pero no respaldamos una intervención militar", confesaba tajantemente el jueves, en su línea 'zapateril'. Este lunes sin embargo declaraba que "no puedo decir si nosotros apoyaríamos una intervención". Y añadía una frase aún más ambigua: "Lo más importante es ver si hay mecanismos para llegar a acuerdos mediante el diálogo". Una postura sumamente vaga, aunque ahora en vías de modificación ante el repentino cambio de dirección de los socialistas franceses. Sánchez es muy de mirar hacia dónde se encamina Hollande.

El Gobierno español no se mostró particularmente acertado en los primeros momentos con el drama de los refugiados. Luego ha reaccionado a tiempo. El PP confía en que el desarrollo militar del conflicto no se convierta en un problema durante la campaña de las generales. Desde Moncloa se sigue con enorme atención el desarrollo de los acontecimientos. El presidente ya le trasladó a Merkel la actitud española de colaboración plena. En el caso de que haya que enviar efectivos, España sólo lo haría de la mano de sus socios atlánticos o europeos. Y aun así, en un proceso de absoluta transparencia y con voluntad de consenso.

François Hollande acaba de ampliar a Siria los bombardeos franceses contra el Estado Islámico que ahora lleva a cabo en Irak. Un salto cualitativo que despeja las dudas que surcaban el Elíseo. Paris no quería intervenir en territorio sirio para no reforzar al sátrapa Asad. Pero Hollande ha cambiado de opinión y ha ordenado que los aparatos franceses amplíen su zona de acción a Siria, núcleo de la actividad del EI. Y tras los vuelos, los bombardeos. Hollande tiene la mirada puesta en los sondeos y los franceses apoyan la acción militar. Y hay elecciones en Francia a la vuelta de año y medio.

Cameron también se muestra partidario de sumarse a los bombardeos, dos años después de que el Parlamento británico rechazara esta posibilidad. El sentimiento de la población también ha cambiado. Del rechazo absoluto a la acogida de refugiados, Londres ha pasado a abrir los brazos y aceptar al menos 20.000. Otra modificación de criterio sobre la marcha.

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