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España

Rajoy, sobre el portavoz Pablo Casado: "Será un hombre de Aznar, pero también mío"

El portavoz del comité de campaña del PP, Pablo Casado

Soraya Sáenz de Santamaría dejará la portavocía del Gobierno, se da por hecho en el PP. El viernes pasado se produjo un hecho revelador. La vicepresidenta aprovechó la rueda de prensa tras el Consejo de ministros para arremeter contra la deriva radical de Pedro Sánchez y su partido, tan cerca de Podemos y tan lejos del centro. Una hora después, el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, comparecía ante los medios, junto al primer ministro marroquí, de visita en España, para insistir en la misma teoría. "Rajoy machacó a Sánchez en tono casi idéntico que su vicepresidenta. Y eso no es normal. Esa tarde actuó como el verdadero portavoz del Gobierno, como si quiera obviar públicamente las palabas de su mano derecha", comenta un veterano del partido, de trato habitual y muy próximo al jefe del Ejecutivo. Un episodio muy llamativo, por lo singular.

Remodelaciones, reajustes, crisis, minicrisis. Sáenz de Santamaría, excelente conocedora del universo de Rajoy, daba este martes en el clavo: "Ni deducciones ni especulaciones. Hay una persona que decide y todo lo demás, pues mire, se dirán muchas cosas y en esto consiste esta vida, hay que estar preparado para todo". Quería la vicepresidenta subrayar que carece de información sobre la dimensión o magnitud de los cambios que se anuncian. Uno de sus más fieles escuderos en Moncloa, José Luís Ayllón, dejó caer la palabra clave: "cosmético". Y se armó el revuelo periodístico. No serán cambios cosméticos, sino en profundidad, titulaban los medios con insistencia, aferrándose al término en cuestión. ¿Pero qué sabe Ayllón que ignore su jefa? Si la vicepresidenta dice que nada sabe, se supone que menos sabrá su colaborador. 

Rajoy considera que Casado sería una pieza muy eficaz para superar las guerras fratricidas que se suceden entre Moncloa y Génova

Una pieza muy eficaz

Rajoy ejerció el viernes de portavoz y Santamaría se despide del cargo. Este es el resumen de los marianólogos. Y un tercer factor que crece de tono. Pablo Casado es el portavoz deseado. Bien para el Gobierno, bien para el partido. El presidente considera que sería una pieza muy eficaz para superar las guerras fratricidas que se suceden entre Moncloa y Génova. Las refriegas habían subido de tono en los últimos meses, hasta rozar lo insoportable. Desginar a Alfonso Alonso, como también se rumorea, tendría tan sólo un objeto: no incomodar demasiado a la vicepresidenta ya que el actual ministro de Sanidad es un 'sorayo' confeso. Pero Casado está en la cumbre de los rumores. Un cualificado interlocutor de Rajoy, alto cargo del partido, daba por hecho que Casado sería el elegido. 

Este joven dirigente del PP, de 33 años, tiene enormes virtudes, además de su conocimiento del mundo internacional, su destreza con los idiomas, su soltura en el mundo de los medios y de las redes sociales y, sobre todo, su imagen joven y fresca. Pero sobre todo, es un hombre de partido con excelente entrada en el Gobierno. Podría ser el puente entre ambos mundos, ahora tan enfrentados. Salvando las distancias, algo así como lo que intentó Pepiño Blanco, portavoz del Gobierno de Zapatero y, al tiempo, gran controlador de los resortes del PSOE. Salvando las distancias, naturalmente.

Pablo Casado, dicen quienes bien lo conocen, carece de enemigos de fuste. Ha sido diputado autonómico, diputado nacional y, además, acompañó a Aznar durante cuatro años como su jefe de Gabinete. Aznar lo 'bendijo' hace unos meses al afirmar que "si alguna vez me tiene que renovar alguien, que sea Pablo Casado". En la misma línea se pronunció Juan Vicente Herrera, presidente de Castilla y León quien le pidió a Rajoy que se mire al espejo antes de presentarse de nuevo como candidato.

Un dato éste último, que le invalidaba a todos los efectos. Si es de Aznar no puede ser de Rajoy, se comentaba en Génova. Nada menos cierto. Hace unos días alguien le iba con ese cuento al presidente, y la respuesta fue tajante: "No te equivoques, yo considero a Casado también un hombre mío". Nadie lo pone en duda, pese a que el tópico general manda en el PP que quien estuvo con el anterior presidente no puede estar con el actual. Pero no es el caso. Pablo Casado estuvo en Faes, trabajó con Aznar, con Esperanza Aguirre, con Dolores Cospedal y también con Rajoy, en especial en estos últimos meses ya que fue portavoz durante la campaña. Laborioso y leal, su imagen se acompasa a la perfección con la de los nuevos líderes del tablero nacional, como Pablo Iglesias, Pedro Sánchez o Albert Rivera. 

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