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España

Moncloa forzará a Mas a acudir a un encuentro con Rajoy en Barcelona

Artur Mas, en el Palau de la Generalitat de Barcelona.

Será una oferta que no podrá rechazar. Moncloa está diseñando una aviesa invitación al presidente de la Generalitat, Artur Mas, a un acto sobre el sector del motor en Cataluña durante el Salón del Automóvil de Barcelona el próximo mes de mayo. Se producirá entonces el tantas veces postergado reencuentro entre Mariano Rajoy y Mas, que no se ven las caras desde la inauguración del AVE a Figueras el pasado mes de enero. Eso sí, la agenda la fija ahora el Gobierno central. Un cambio notable.

Tras aquel eterno viaje en tren, al que asistió casi como convidado de piedra el Príncipe de Asturias, se produjo la polémica declaración del Parlament que define a Cataluña como "sujeto político soberano", una iniciativa que rompió prácticamente todos los puentes entre el Gobierno central y el catalán. Moncloa, por su parte, armada de paciencia y de sendos informes favorables de Abogacía y Consejo de Estado, decidió recurrir al Constitucional la convocatoria de un referendum por parte de la Generalitat para apoyar su reto independentista en las urnas.

La angustiosa situación de las finanzas catalanas, la pésima evolución de sus cifras de déficit y deuda y la necesidad de recibir el FLA (Fondo de Liquidez Autonómica) han forzado a una modulación en los gestos por parte de la Generalitat. La reunión extraordinaria que celebró este sábado en el Palacio de Pedralbes el Govern de Artur Mas tenía como objetivo revisar el estado de las cuentas autonómicas, en situación de emergencia. Hay que recortar más de 4.000 millones de euros para cumplir objetivo del déficit, todo un reto casi inalcanzable si se pretende, al tiempo, mantener los presupuestos en gasto social.

La manija está ahora en manos del Gobierno del PP, que reclama a Mas la retirada, o al menos matización, de su proyecto de referendum independentista y una modificación en la política educativa, en especial en lo referido al tema de la lengua. Ahora será Rajoy quien marque los tiempos, quien controle la agenda ya que tiene la potestad de dar luz verde a la refinanciación de Cataluña, acogotada de deudas y asfixiada por el malestar social. La fotografía del Salón del Automóvil será el primer gesto público del cambio del estado de cosas.

Una entrevista fallida

Mariano Rajoy recibió a Artur Mas en la Moncloa el pasado mes de septiembre, después de la movilización independentista de la Diada donde arrancó el proceso secesionista en el que está embarcado el Gobierno de CiU. Aquel encuentro, formalmente sobre el pacto fiscal, concluyó sin acuerdo. Rajoy le mostró a su interlocutor la Constitución y las leyes y le prometió ocuparse de lo suyo cuando se revise la financiación autonómica. Nada más que hablar.

Desde entonces, ambos dirigentes no se han vuelto a sentar para debatir las muchas cuestiones que tienen pendientes, pese a las numerosas ofertas de diálogo lanzadas por parte del presidente del Gobierno. Artur Mas no ha querido nunca concretar una fecha para el encuentro, ya que considera que esta actitud displicente tiene buena venta en su frente interno. Sí acudió el presidente de la Generalitat a una audiencia con el Rey en el Palacio de la Zarzuela, estrictamente protocolaria y muy fría, una vez que consiguió revalidar, torpemente, su jefatura de Gobierno tras unas elecciones en las que quedó en manos de los independentistas de ERC.

La cita que prepara ahora la Moncloa se basa en convocar a Artur Mas, junto a toda la clase política, social y empresarial catalana, a un gran acto en un hotel barcelonés (territorio neutral todavía sin determinar) en torno al mundo del motor, sector que representa más del 10% del PIB catalán. Cabe suponer que, muy a su pesar, el presidente de la Generalitat no podrá negarse a asistir al acto, aunque ahora mismo le espanta la posibilidad de aparecer en una fotografía junto a Rajoy. La lectura sería: el Gobierno de España respalda y apoya la economía catalana, en contra de los mensajes torticeros de CiU contra la rapiña mesetaria. Pero la necesiidad obliga, los números aprietan y las urgencias de financiación no dan tregua. El conseller de Economía catalán, Mas-Colell, ha recordado que "aunque diseñemos y presupuesto de un 2% de déficit, no nos valdrá de nada si no hay nadie que nos lo financie". Pragmatismo frente a soberanismo.

Madrid nos roba

En buena parte de la sociedad catalana ha cuajado ya el mantra de que todas sus penurias económicas provienen de España. El eslogan de "Madrid nos roba" ha cuajado y se ha instalado sin demasiada dificultad y es ahora el único activo con que cuenta Artur Mas de cara a la convocatoria de su plebiscito. "Votemos con la cartera, los españoles nos obligan a recortar en sanidad y en educación y ellos se quedan con el fruto de nuestros impuestos". Esta es la tónica. Nada dicen, por ejemplo, de un mero dato: las exportaciones de Cataluña a Francia y Alemania el pasado año alcanzaron algo más de los 15.000 millones de euros, ni un tercio de lo que suman las exportaciones al resto de España. Ni del trato especial que recibe Cataluña por parte de Hacienda, atenta a cualquier solicitud de fondos desde el Govern. De esto nada dice CiU. No conviene.

La cuerda está muy tensa por parte del ejecutivo catalán. De ahí esta especie de encerrona que preparan los 'fontaneros' de la Moncloa con motivo del Salón del Automóvil, santo y seña de la industria catalana, que pese a que no atraviesa por los mejores momentos, sigue oficiando de símbolo del poderío económico de Cataluña. Artur Mas, pese a que el cuerpo le pide lo contrario, no podrá negarse a estar presente en un encuentro empresarial tan diseñado a la medida de Cataluña.

La cuerda está muy tensa por parte del ejecutivo catalán. De ahí esta especie de encerrona que preparan los fontaneros de la Moncloa con motivo del Salón del Automóvil, santo y seña de la industria catalana, que pese a que no atraviesa por los mejores momentos, sigue oficiando de símbolo del poderío económico de Cataluña. Artur Mas, pese a que el cuerpo le pide lo contrario, no podrá negarse a estar presente en un encuentro empresarial tan diseñado a la medida de Cataluña.

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