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Política

Maíllo sucumbe frente a la guerra de egos en el PP cántabro

Mariano Rajoy y Fernando Martinez Maíllo, la semana pasada en el Congreso.

La dirección de Génova alienta, oficialmente, a la participación de las bases, la democracia interna y el pluralismo en sus estructuras. Llegado el momento de demostrarlo, tuerce la cara. El PP afronta un largo rosario de congresos regionales y provinciales que culminarán antes del verano. Todo un partido en fase de renovación. La dirección de los ‘populares’ salió ilesa del Congreso Nacional de la Caja Mágica. Apenas una voz más alta que otra. Apoteosis de unanimidades.

El día en el que Dolores Cospedal anunciaba que volverá a presentarse para renovar su cargo de presidenta de Castilla-La Mancha, sin rival en el horizonte, aparecen signos de disputa interna en otros frentes de la formación. El primero en dar el paso ha sido Ignacio Diego, actual presidente de los populares de Cantabria quien, contra todo tipo de sugerencias e invocaciones, ha desoído la voz de sus jefes y ha dado el paso al frente. Quiere renovar su cargo.

Apoyos y divisiones

El aparato le había sugerido que se integrara en la candidatura oficialista que promueve María José Sáenz de Buruaga, avalada y respaldada por Fernando Maíllo así como por el ministro de Fomento, Íñigo De la Serna, quien hasta hace unos meses fuera alcalde de Santander. No ha sido así. Habrá pugna en las urnas por el liderazgo cántabro.

Maíllo, recién asumida su condición de coordinador general del PP, ha sufrido ya el primer revolcón. El lunes convocó en Madrid a los dos aspirantes. Les insinuó la conveniencia de dejar de lado los egos y unir sus fuerzas en una lista única. Se le indicó al veterano Diego, al frente de la formación desde 2004, que, dado que su rival había sido la primera en dar el paso al frente, renunciara a su empeño y se sumara a sus filas. Diego lo rechazó. Ni siquiera permitió que se celebrara la tradicional ronda de consultas entre senadores, diputados y cargos orgánicos de la formación para que dieran su punto de vista. Según volvió de Madrid, el actual presidente envió una nota a los medios y el martes por la mañana anunció su decisión e presentarse de nuevo.  

Maíllo convocó en Madrid a los dos aspirantes. Les insinuó la conveniencia de dejar de lado los egos y unir sus fuerzas en una lista única, pero el veterano Diego lo rechazó.

“No ha actuado correctamente”, comentan fuentes de Génova, donde subrayan que fue el propio Diego quien sugirió la idea de abrir las consultas a los dirigentes regionales. Incluso habló en Madrid de esa ‘lista de integración’ que propugna la cúpula. No hubo caso. “No pasa nada porque haya pugna por la presidencia, pero no se ha cumplido con lo pactado”, añaden. Mal empezamos, piensan en algunos despachos de la sede nacional.

Cantabria tendrá, pues, un congreso con dos candidatos en liza y sin un resultado demasiado claro. Diego se siente traicionado por quien hasta ahora ha sido su mano derecha. Sáenz de Buruaga ha ejercido de fiel colaboradora de su presidente durante doce años. Problemas de ambiciones y cuestiones personales, señalan en Génova. También la candidata oficialista se ha sorprendido con la decisión de quien fuera su jefe. No se lo esperaba, ha confesado en su entorno.

No hay primarias en Cantabria, en contra de lo que ocurrirá en otras plazas. Casi mil compromisarios, representantes de unos 15.000 afiliados, elegirán a su nuevo presidente. Una pelea que se adivina encarnizada, a la vista de cómo se están comportando los lugartenientes de ambas candidaturas. Maíllo lo intentó, pero ha fracasado. Hay otras zonas donde también se adivinan congresos muy disputados. Baleares y Canarias son dos de los que más preocupan, donde Génova puede sufrir, asimismo, sonoros revolcones.

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