Quantcast

Política

Cospedal sucumbe ante Maíllo en Sevilla y se impone en Córdoba por goleada

María Dolores de Cospedal, entre Juan Ignacio Zoido (izda.) y Javier Arenas, en una imagen de archivo.

La pugna por el control del PP andaluz se libra plaza a plaza. En Sevilla, demarcación clave de la región, el candidato avalado por Dolores Cospedal acaba de perder su penúltima posibilidad de victoria. En Córdoba, por contra, pierde la aspirante avalada por el aparato regional que comanda Juan Manuel Moreno. Los congresos provinciales del PP se han convertido en una sucesión de escaramuzas que dejará un rastro de divisiones intestinas difícil de suturar. 

La batalla por la dirección del PP de Sevilla se libra en Madrid. Concretamente, en Génova. El Comité Nacional de Derechos y Garantías del partido acaba de rechazar el recurso interpuesto por la candidatura de Juan Bueno, que denunciaba distintas irregularidades producidas durante las primarias. Bueno, el candidato avalado por Dolores Cospedal y Juan Ignacio Zoido, ministros de Defensa e Interior, respectivamente, ha sufrido un nuevo revés en su accidentada carrera por hacerse con los mandos de la formación en Sevilla.

Todo el proceso de renovación de cargos en la circunscripción sevillana ha estado plagado de incidencias y tiranteces. Virginia Pérez, la candidata apoyada por Fernando Maíllo y Javier Arenas, coordinador general y vicesecretario del PP, se impuso a Juan Bueno por una ventaja mínima, apenas 24 votos tras un escrutinio que despertó enormes sospechas.

Bueno recurrió ante el Comité Nacional del Garantías, en amparo de sus reclamaciones. Se saltó al procedimiento orgánico habitual, esto es, el de pasar primero por el Comité regional, donde tienen mayor fuerza los hombres próximos a Arenas. Confiaba en que al llegar el caso a Génova, Dolores Cospedal podría corregir la situación y darle radicalmente la vuelta. No ha sido así.

El Comité Nacional está dirigido por Alfonso Fernández Mañueco, hombre de confianza de Maíllo y, desde hace un par de meses, recién elegido presidente del PP de Castilla y León tras el paso al costado del histórico Juan Vicente Herrera. El fallo del órgano nacional ha sido implacable. Ha decidido archivar el recurso por considerar que no se habían cumplido con lo que dictan los estatutos. 

La unidad imposible

La victoria, pues, se inclina del lado de Victoria Pérez, pero deja al partido dividido en dos facciones, casi irreconciliables. Desde el aparato de Génova se ha intentado que ambos bandos superaran sus diferencias y se presentaran unidos en el congreso provincial del próximo día 21 de mayo. Se han forzado pasos en aras de la conciliación, pero con resultados muy frágiles.

Con la decisión del Comité de Garantías debería saldarse la trifulca, aunque el campo de batalla deja un rastro de división y tensiones internas de difícil superación. Ente los heridos, es notable la derrota sufrida por Cospedal y Zoido, que han avalado con intensidad la candidatura perdedora. Maíllo emerge como el gran controlador de la maquinaria del PP, que en este caso se ha puesto del lado de las huestes de Arenas, factótum de la formación andaluza y con enorme capacidad de influencia en la que ha sido siempre su región. 

Desde el aparato de Génova se ha intentado que ambos bandos superaran sus diferencias. Se han forzado pasos en aras de la conciliación, pero con resultados muy frágiles

En Córdoba ha ocurrido lo contrario. La candidatura avalada por Cospedal, la de Juan Antonio Nieto, secretario de Estado de Interior y mano derecha de Zoido, fue bloqueada antes de nacer en aplicación de las incompatibilidades que ordenan los estatutos. Nieto no se rindió y apoyó a su 'mano derecha', Adolfo Molina, quien se ha impuesto en las primarias a Rosario Alarcón, la postulante impulsada por Moreno Bonilla, quien, pese a ser el líder del partido en la región, no ha logrado su anhelada victoria.  

La obsesión de Maíllo es llegar a los congresos con una sola candidatura. Esa es la clave del sistema de primarias 'light' que aprobó el PP en el Congreso Nacional. Una primera vuelta en la votan todos los afiliados y, en la segunda, los compromisarios. Si un candidato logra más del 50% de los respaldos, queda proclamado automáticamente, como ocurrió con Cristina Cifuentes en Madrid.

Sevilla se ha resistido, aunque parece que finalmente sin éxito. En Córdoba ha vencido el candidato oficialista pero no el de la dirección regional. Y en Jaén sigue el pulso. Rajoy pidió unidad. No en todas partes se está logrando. 

Ya no se pueden votar ni publicar comentarios en este artículo.