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España

El PP saca el hacha contra C's: todo vale para robarle votos en la recta final del 24-M

El presidente del Gobierno y del PP, Mariano Rajoy, junto al presidente de la Xunta, Alberto Núñez Feijóo y la ministra de Fomento, Ana Pastor

El Partido Popular centra su artillería sobre Ciudadanos en este esprint final de la campaña. Es su verdadero rival, su gran inquietud. El partido de Rivera pesca en el mismo caladero de votos y los sondeos no le van mal. En los últimos días, sin embargo, se aprecia una leve remontada del PP en territorios muy tradicionales, donde se barruntaba una derrota por la fuga de votos hacia Ciudadanos. Madrid y Valencia son los principales, pero también Cantabria o Murcia han recuperado el tono, según comentan en el partido.

"A mi no me da miedo nadie", dijo Rajoy en Galicia al ser preguntado sobre el particular. Pero está en el ambiente. Hay inquietud y en algunas plazas, se ha rozado el pánico. Ciudadanos puede desplazar a muchos dirigentes del PP de los despachos que ahora ocupan, bien en consejerías, concejalías, diputaciones. Rajoy no tiene miedo, pero gran parte de sus huestes viven ahora mismo temblando.
Desde Génova se han impartido instrucciones muy claras. Después de meses de dudas en su estrategia para frenar a Ciudadanos, el PP ha decidido atacarlo sin tregua para intentar frenarlo en este tramo final de la campaña. El mensaje es directo: votar a Ciudadanos no es votar al PP sino al PSOE.

Opciones progresistas y de izquierdas

Los estrategas del PP escrutan los sondeos y confirman dos evidencias. Ciudadanos ha frenado su vertiginoso ascenso en plazas de raíz netamente conservadora. Y, en segundo lugar, mucho votante tradicional del PP, ahora cansado o desengañado, piensa votar a Rivera porque lo considera un político cabal, íntegro, sin hipocresías, de orden y alejado de opciones llamadas 'progresistas', es decir, de izquierda.
Este es el gran error, piensan en el PP, y han dado instrucciones a sus cuadros y a sus candidatos para que insistan en desenmascarar a Ciudadanos y mostrarles ante sus potenciales electores tal cual son. El argumentario se centra en varios puntos. Por ejemplo, en educación, donde se recuerda por qué Ciudadanos es un partido de militancia laica, y que se manifiesta contra los colegios religiosos y concertados. También en el terreno económico se insiste en que su opción estriba en subir impuestos, como el IVA o los de patrimonio y sucesiones. Recuerdan también la postura contra el AVE, el ataque a la gente mayor (sólo pueden hacer política los nacidos en democracia).

Los estrategas del PP confirman dos evidencias: C's ha frenado su vertiginoso ascenso en plazas de raíz netamente conservadora y ahora los votantes ven a Rivera de izquierdas

El cuartel general de Génova pide a sus terminales por todo el territorio que envíen perfiles, currículum, meteduras de pata, estridencias de los candidatos de Ciudadanos. Este es uno de los puntos débiles del partido de Rivera. Sus listas están rebosantes de perfectos desconocidos, de políticos de aluvión a los que no conocen ni en su propio partido.

Reparto de papeles

En el PP los papeles se han repartido a la perfección. Mariano Rajoy, que celebra actos, mítines o encuentros al menos dos veces al día, se reserva el mensaje más institucional, en defensa de España como gran nación así como las referencias a la recuperación económica.

Aznar, por su parte, centra sus obuses directamente contra Ciudadanos. Lo hace con enorme contundencia. "Si hay un voto útil ese voto está aquí. Somos el partido de las clases medias. Ahora para algunos es un mérito que no se conozca a los candidatos o que se presenten diciendo que no son políticos". El expresidente del Gobierno propina mítines muy ideológicos, muy políticos, en su línea. Ha acudido ya a plazas donde el PP tiene peligro de arriar sus banderas, como Rioja o Aragón. También estará en Madrid con Aguirre y en Toledo con Cospedal.

Engañados y estafados

El mensaje de Aznar va dirigido a los militantes del PP que se han hartado de Rajoy porque se consideran engañados y estafados. Tanto con la subida de impuestos como con asuntos más ideológicos como el aborto, la Justicia, Cataluña. En estos terrenos, el presidente de honor del PP es de una pieza, granítico y marmóreo. Sin fisuras.

Pero ni él ni Rajoy mencionan en sus intervenciones el asunto de la corrupción al que Rivera hace referencia con particular intensidad. Algunos candidatos del PP sí se adentran en esa zona enfangada, como Cristina Cifuentes, que reniega de cuanto ha salpicado tiempo atrás al partido. O el extremeño Monago, sumamente despistado. O el propio Feijóo, un referente para el futuro.
Pero la clave en estos días que quedan de campaña es convencer a la vieja militancia cabreada con el PP de que desertar y emigrar con su voto a Ciudadanos no quiere decir elegir una opción conservadora, de derechas. No significa votar a otro PP, más joven y menos ataduras con el pasado. La estrategia se basa en insistir en que Ciudadanos es el PSOE, y le prestará sus escaños o sus votos cuando lo necesiten. Rivera no es lo que parece y el PP es la única opción 'para lo que necesita este país'. Los demás partidos, ni son leales, ni menos aún son lo que parecen.

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