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España

Los barones del PP cierran filas ante la trifulca de Arenas y Cospedal

María Dolores de Cospedal, entre Juan Ignacio Zoido (izda.) y Javier Arenas, la semana pasada

Rajoy sembró de bálsamo las agitadas aguas del partido a su regreso de Doñana. En los micrófonos de RNE repartió elogios tanto al Gobierno como a su formación. Tranquilizó algunos espíritus al señalar que no habría cambios de relevancia, si acaso, 'algunos retoques'. Y conminó a sus huestes a centrarse en las cosas que de verdad le importa a la gente.

Los barones reclaman mano dura y firmeza ante los navajeos internos de los últimos días. La guerra entre Cospedal y Arenas ha desbordado los límites de lo hasta ahora conocido. El batacazo andaluz ha sido el arma arrojadiza. Cospedal no eligió al candidato y Arenas le reprocha la inacción del partido. Un duelo a mandoblazos. De una crudeza sin precedentes. Todo aliñado con filtraciones sobre el posible cese de la secretaria general, con la sombra de Sáenz de Santamaría como telón de fondo.

Las palabras de Rajoy se han recibido como una señal de triunfo desde el bando de Cospedal. "Ahora, a callar y a obedecer", dijo Agustín Conde, uno de sus más activos peones. La guerra sigue. Las tensiones entre Cospedal y Arenas vienen de antaño. Pero ahora evitan los disimulos y la sordina. La única novedad de estos últimos roces es que han olvidado manejarse con prudencia. Han optado por la disputa "a gritos, como en el patio de vecinos", comentaba un veterano dirigente.

La única novedad de estos últimos roces es que han olvidado manejarse con prudencia

Hay sensación de desánimo en el PP. Por las encuestas adversas y por las tensiones internas. Un panorama nada edificante frente una cita crucial con las urnas. Núñez Feijóo, Monago, Rudi, son algunos de los barones que se han manifestado en las últimas horas en pro de la paz interna. Se percibe un imprescindible espíritu de 'prietas las filas' ante el espectáculo que se está ofreciendo de cara al exterior. "No es serio que mientras luchas por conseguir un voto, los dirigentes de Madrid estén a puñetazos", según la fuente antes comentada.

Mensajes discretos y filtraciones

Desde su regreso de vacaciones, Rajoy ha intentado apaciguar las aguas. También ha enviado mensajes discretos a alguno de los personajes enzarzados en la polémica. Ahora toca potenciar la imagen de unidad, ofrecer una sensación de partido unido. El griterío interno, las portadas de algún medio inspiradas desde el interior, los ecos en la organización, han competido con las buenas noticias en el terreno del empleo conocidas este lunes. El presidente sigue empeñado en que la campaña electoral tendrá que basarse fundamentalmente en la economía, en contra de lo que defienden algunos dirigentes.

El Gobierno confía en tres meses de muy buenos datos económicos. Y el presidente no está dispuesto a que este rosario de buenas noticias se vea eclipsado por pulsos internos. Los barones también le han reclamado que se actúe en esta línea. No se puede hacer campaña o pedir el voto mientras los altos cargos se enfrascan en tensiones absurdas.

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